Análisis película: El Veredicto
Enviado por Jmorgan26 • 13 de Diciembre de 2015 • Ensayo • 1.807 Palabras (8 Páginas) • 1.730 Visitas
Análisis película: El Veredicto
El Veredicto (The Verdict, 1982) es una película de Sidney Lumet que narra como un abogado, Frank Galvin, cambia su vida al aceptar un caso en el cuál representaba a los Doneghy, quienes demandaban a los médicos del hospital Santa Catalina por negligencia médica en contra de su hermana (Deborah Kaye), al haberla dejado en estado vegetal tras una operación. En dicho proceso jurídico, Galvin se enfrenta a un grupo de abogados defensores de gran prestigio y con una amplia cantidad de trucos poco profesionales, incluida la utilización de una mujer (Laura Fischer) para enamorar a Galvin y conseguir información del caso, a la arquidiócesis con el deseo de cuidar su prestigio y el de sus integrantes (médicos) a toda costa, a un sistema judicial empecinado en favorecer a los culpables, a los Doneghy que diferían de su percepción de solución ideal y a su “viejo yo” que estaba más interesado en conseguir sus honorarios que en buscar la resolución justa del caso. Al final, gracias a un cabo suelto del hospital, una enfermera exiliada cansada de cubrir la mentira de éstos, y a un jurado imparcial, Galvin logra ganar el caso.
Frank Galvin es un abogado que se encuentra sumergido en una crisis existencial desde que la firma de abogados para la que trabajaba lo inculpo para tapar actos ilegales (manipulación de jurado) y, por ello, su esposa lo dejo. A manera de duelo, Galvin se refugia en la bebida y “caza” clientes en funerales en búsqueda de casos y dinero fáciles. Cansado de verlo así, un antiguo asociado (Mickey Morrisey) le consigue el caso de negligencia médica antes comentado; Galvin, de forma escéptica, toma el caso y promete a sus empleadores una resolución rápida sin necesidad de un juicio; confirmando su nulo interés por sus clientes, Galvin visualiza la cantidad de dinero que obtendría al negociar un acuerdo con la arquidiócesis bostoniana en lugar de interesarse por la preocupación moral de la hermana de la afectada.
Pero, convencido de que el caso era una mala práctica médica, al ver el estado en que habían dejado a Kaye, Galvin tiene una revelación moral que le lleva a rechazar la oferta del obispo Brophy de $210,000.00 para olvidar lo ocurrido. Recuperando el respeto, propio y por su profesión, y en la búsqueda de una justicia tanto social como legal, Galvin asume su responsabilidad y refuta al obispo su decisión de tapar la verdad, olvidarse de Kaye y salvar la imagen de los doctores culpables. Al enterarse de esto, los Doneghy cuestionan su decisión, pues para ellos era un trato más que aceptable dados sus deseos: cubrir la cuota por cuidado perpetuo de su hermana y marcharse a vivir a Phoenix.
Es entonces cuando la decisión de Galvin se debate entre ser ética o egoísta, ya que él, en un impulso, ignora las necesidades de quiénes lo contrataron; que son, desde un punto de vista profesional, quiénes debían decidir si aceptar o no la oferta y, Galvin, debía acudir con su opinión profesional a ellos y asesorarlos para tomar una decisión final avalada por ellos. Pero por otro lado, no se puede ignorar que Galvin tomó una decisión éticamente correcta apegándose a la racionalidad deontológica, ya que él no concebía como se podía ver a Kaye como una mercancía que podía ser tazada y que los doctores, el hospital y la arquidiócesis libraran la situación sin ninguna pérdida más allá de la monetaria, que pasa a segundo término en comparación con la violación de los derechos humanos y la dignidad de la mujer en coma.
Por otro lado, la decisión del obispo puede “justificarse” desde dos racionalidades éticas, primeramente buscó darle una solución mediante la resolución dialógica, buscando llegar a un acuerdo sobre lo moralmente correcto en la reunión donde le ofreció el dinero a Galvin. Para llegar a la conclusión anterior, el obispo pudo emplear una racionalidad utilitarista, un poco torcida para cuidar su posición social, argumentando que de salir la iglesia de la situación sin ninguna mancha, la mayoría de la sociedad (católicos) se vería beneficiada.
Tras no llegar a un acuerdo, la arquidiócesis solicitó a los abogados defensores, encabezados por Ed Concannon, que ganaron el caso a como diera lugar. Ante esto, Concannon emprendió un conjunto de artimañas que le ayudaran a asegurar la inocencia de los médicos y cía., entre ellas campañas publicitarias para reforzar la imagen de la iglesia y el contratar a Fischer para meterse en la vida de Galvin y conseguirlo información sobre el caso; misma que ayudo, por ejemplo, a hacer que el Dr. Gruber, testigo experto que iba a declarar a favor del caso de Galvin, desistiera de expresar su opinión profesional y se “marchara de vacaciones”. Dicho esto, las decisiones de Concannon son éticamente incorrectas desde cualquier racionalidad, ya que nunca buscó llegar a acuerdos verbales en búsqueda del bien moral, sino que siempre planeó como desestabilizar a su contraparte para el beneficio propio; sin importarle la transgresión de los derechos humanos (la ética deontológica) de Galvin, como su privacidad, ni la correcta práctica de su profesión.
Uno de los defendidos por Concannon era el doctor Robert Towler, responsable de lo ocurrido a Kaye, quién era (irónicamente) experto en la materia de la anestesiología. Towler, sabiendo que la paciente había ingerido alimentos 1 hora antes del procedimiento quirúrgico y que el límite era de 9 horas como lo estipulaba él en su propio libro, ignoró el formato de entrada argumentando haber tenido un día demasiado ocupado. Después de cometer el error decidió ocultar la verdad y, poniéndose de acuerdo con los demás presente, modificar de 1 a 9 horas en el formato de entrada, en la cuestión antes mencionada. La decisión de Towler fue éticamente incorrecta ya que, desde la tradición kantiana, él no respeto a Kaye como ser humano y transgredió sus derechos hasta el grado de, prácticamente, quitarle la vida. Pero esto no sólo quedo ahí, tampoco tuvo el coraje de aceptar su error, sino que busco la manera de protegerse y continuar ejerciendo su profesión, tapando su negligencia médica y, simplemente, dejando a Kaye en estado vegetal.
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