Aprender A Ser Para Trascender Y Transformar La Acción Docente ¿Estamos Preparados Para Ello?

Producción Académica de la Línea de Investigación Sociedad, Educación y Comunidad

Responsable: Dra. María Arana

Ensayo: Aprender a ser para Trascender y transformar la acción docente ¿Estamos preparados para ello?

Autora: Dra. Rosa Frasquillo. PhD

Cel.: 0424-376-60-42

E-mail coachingparalatransformacion@gmail.com

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Al hablar del docente del siglo XXI, es determinante considerar al ser humano en primera instancia: su sentir, sus posturas o valores y su actuar. De ello se deriva la reflexión acerca de la importancia del rol o desempeño docente. Y es que no podemos anteponer el saber pedagógico y didáctico con la comprensión del docente como un ser en evolución y transformación permanente.

En este sentido, si bien es cierto que como apunta Delors (2002), para cumplir la misión inherente a la educación, deben considerarse cuatro pilares del conocimiento: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y, aprender a ser, no es menos cierto que nada de eso se logra si el docente no se adueña de estos cuatro pilares desde su propia condición humana; iniciándose ese proceso interno desde el aprender a ser a través del conocer para poder hacer y aprender a convivivir. Además, es conveniente la incorporación de un quinto pilar: “Trascender desde lo educativo; que significa ser un docente… transformador permanente de su realidad contextual y de su realidad interior” (Frasquillo, 2010 p. 181).

Comprensible la convergencia de estos cinco pilares para generar múltiples puntos de contacto, coincidencia e intercambio de saberes en su relación con la sociedad del conocimiento y con la responsabilidad ética e ineludible que los docentes tienen hoy, en el marco de la complejidad que nos envuelve.

Siguiendo el pensamiento de Morin (2005), este compromiso conlleva al docente a enseñar la condición humana que implica, considerar al ser humano desde lo físico, biológico, psicológico, sociocultural, histórico y espiritual. Este aprendizaje sería unificador de las comprensiones y realidades de cada uno, sobre la base de su mundo individual y complejo. Significaría, la consideración de la unicidad entre el yo y el nosotros y el absoluto respeto por la diversidad de todo lo que es humano.

El docente en su aprender a ser, debe además, implicarse en el aprendizaje de la comprensión mutua entre humanos, tanto próximos como extraños. Tal como aduce Morin (Ob. Cit.), la comprensión conlleva a las transacciones comunicacionales, y en adelante, es vital para que las relaciones humanas salgan de su “estado bárbaro de incomprensión”. Hay también que aprehender una nueva manera de comunicarnos para navegar juntos en el hacer docente, porque el ruido que parasita la transmisión de la información, crea el malentendido y la incomprensión, creando polisemia de una noción que, enunciada en un sentido, se entiende en otro porque no nos detenemos en la comprensión del discurso del otro.

El docente debe estar muy atento para darse cuenta cuando asume conductas de este tipo; en realidad, como refiere Morin, la incomprensión de sí mismo es una fuente muy importante de la incomprensión de los otros, porque se cubren las propias carencias y debilidades, lo que nos

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