CO comunicación oral

Buenas tardes, estimada comunidad religiosa, profesores y compañeros presentes:

El día de hoy, 29 de noviembre del presente año, nos encontramos reunidos para finalizar una importante etapa en nuestras vidas, el final de la etapa escolar.

Pareciese ser una fantasía pensar que hace trece años entramos con nuestras mochilas cargadas de ilusiones a nuestro colegio, y hoy conmemoremos el final de un ciclo.

Éramos niños cuando corríamos por el patio de kínder, saltando sobre los refalines y juegos sin miedo a caer puesto a que la ilusión de ser felices por pequeños instantes era más grande que las heridas que pudiéramos tener en nuestras rodillas. Ahora, somos adolescentes que enfrentarán una nueva etapa en nuestras vidas, y los invito a arriesgarlo todo por cumplir sus sueños, sin importar cuantas veces se caigan para obtener lo que deseen. Porque estoy seguro que todos ustedes lograrán lo que se propongan.

¿Recuerdan aquellas semillas que plantábamos en segundo básico, aquellas por las cuales esperábamos ansiosos que algún día crecieran? El día de hoy esas pequeñas semillas que tenían un potencial enorme de crecer, son grandes árboles que por fruto del esfuerzo han crecido extendiendo sus ramas, compartiendo las raíces que forjamos durante estos trece años de convivencia. Trece inolvidables años en donde aprendí a conocer a cada uno, a conocer sus historias, sus familias, a reconocer cuando no tenían un buen día o cuando habían dormido poco. A cada uno de ustedes les doy las gracias por dejarme representarlos este año como presidente de curso, por permitirme escuchar sus opiniones a la hora de ir a UTP en busca de soluciones frente a nuestros problemas, o simplemente a situaciones cómo pararme en frente de la pizarra y realizar votaciones, en donde cada rayita era su opinión, la cual contribuyó a enriquecer el proceso escolar. Pero aún más importante, les agradezco enormemente por dejarme entrar en sus vidas y conocerlos. 

A los treinta y cuatro estudiantes que el día de hoy se despiden del colegio que los vio crecer, a los treinta y cuatro compañeros con los que día a día compartí, a los a los treinta y cuatro amigos con los cuales viví experiencias inolvidables, les deseo la mayor felicidad en sus vidas y tengan presente que cada uno de ustedes ocupa un lugar importante en mi memoria y en mi corazón. 

Durante nuestra etapa escolar hemos luchado constantemente por mantenernos a bordo en esta travesía que años atrás parecía no tener fin, y ahora, estamos a puertas de finalizarla. Fueron largos años de sacrificio y un enorme esfuerzo por parte de cada uno de nosotros. Más de alguno se habrá quedado toda la noche estudiando, preparándose un café a las tres de la mañana para entregar todo el conocimiento que pudiéramos adquirir en la noche, mientras la única luz encendida en nuestra casa era la que ilumina nuestros cuadernos para rendir una prueba a la mañana siguiente. Quizás los resultados que obtuvimos en dichas evaluaciones no fueron los esperados, pero el esfuerzo siempre trae recompensas. Y el sacrifico que hemos hecho durante estos cuatro años de enseñanza media nos permitieron crecer como estudiantes, y más importante, como personas. 

Claramente, recorrer estos cuatro años llenos de sacrificios, risas, llantos, alegrías, tristezas y satisfacciones no hubieran sido posible sin la ayuda de nuestros profesores, quienes entregan día a día sus conocimientos para forjarnos como estudiantes y prepararnos para el futuro, aquel futuro que veíamos tan lejano hace unos años atrás, y ahora se encuentra a un paso de nosotros esperando a que vayamos por él.

En primer lugar, agradecemos a quienes debieron tomar nuevos rumbos y migrar del establecimiento antes de dar por finalizada nuestra etapa escolar. Damos las gracias a la profesora Marion Orellana por alegrarnos cada día y apoyarnos en nuestra formación y a la profesora Helia Murúa, por enseñarnos que los conocimientos no sólo se adquieren dando una prueba y respondiendo monótonamente.

Continuando con los agradecimientos, es importante retribuir a aquellos educadores que se encuentran en la presente ceremonia. Es por eso que agradecemos a la Profesora María Teresa Cáceres, por acogernos en primero medio, cuando enfrentábamos una nueva etapa que sería fundamental para concretar nuestro futuro. Al profesor Diego Márquez, por ayudarnos a forjar una opinión crítica frente al mundo. A la profesora Daniela Luque, por enseñarnos de la historia y entregarnos una sonrisa en cada clase. 

Al profesor Agustín Moreno, por acompañarnos día a día entregando su fundamental ayuda en actividades como el retiro de curso de este año, la actividad final del primer semestre y en el desarrollo del presente año escolar. Al profesor Juan Pablo Díaz, por alentarnos día a día a luchar por nuestros sueños y sacarnos una sonrisa. A la profesora Karen Fuentealba, por demostrarnos que la creatividad y el arte traspasan la frontera de las edades, enseñándonos que, a pesar de conllevar una agitada vida llena de evaluaciones, es necesario darse un tiempo para desarrollar la creatividad que llevamos dentro. A la profesora Carmen Moreno, por enseñarnos un idioma externo al nuestro, y brindarnos herramientas para enfrentar el futuro. Y personalmente, por entregarme sabios consejos, confiar en mí y por ser un apoyo fundamental en mis días dentro del colegio. 

Y finalmente, a la profesora Romina Vergara, quien este año nos recibió en sus brazos convirtiéndose más que en una profesora jefe, en un pilar fundamental para nuestra última etapa escolar. Nos brindó un apoyo incondicional, que sin importar las consecuencias estuvo dispuesta a apoyarnos y defendernos frente a las adversidades. Nos entregó inolvidables experiencias llenas de dedicación y paciencia, puesto a que nunca se rindió en entregarnos sus conocimientos con tal de que aprendiéramos su asignatura. Es por eso que personalmente le agradezco por la entrega que realizó a nuestro curso, por sus inolvidables risas y su inimaginable apoyo en todos los obstáculos que debimos enfrentar para llegar en donde estamos hoy. 

También agradecemos a educadores como la profesora Valeria Valbuena, la profesora Ximena Rojas, el profesor Daniel Chacón, la profesora Mariela Medina, la profesora Patricia León, la profesora Rita Aguilar y, por último, pero no menos importante, la profesora Karen Álvarez, por acompañarnos en nuestro proceso escolar y brindarnos el conocimiento necesario para emprender nuevos rumbos en nuestro futuro. 

Sin su ayuda, ninguno de nosotros se encontraría a puertas de salir del colegio en estos momentos, por lo que reitero los agradecimientos por el esforzado trabajo y dedicación que realizan día a día.

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