Día Internacional de la Mujer: ¿celebramos o actuamos?
Enviado por vichita91 • 16 de Noviembre de 2016 • Reseña • 1.490 Palabras (6 Páginas) • 194 Visitas
Día Internacional de la Mujer: ¿celebramos o actuamos?
En el marco del Día Internacional de la Mujer hay mucho por debatir pero más por hacer. Si bien este día se institucionalizó en 1977 para apoyar la lucha de las féminas por la igualdad con los hombres y en la sociedad en general, últimamente se ha disparado un fenómeno visible en redes sociales: celebrar a la mujer como si su sexo fuera algo extraordinario, e incluso hacerle obsequios dignos del día de San Valentín. Convertir un día con tanto significado como el que estamos por conmemorar en algo como eso no sólo suena ridículo, también podría considerarse un desprestigio.
Y es que, mientras escribo estas líneas, en México, 47 de cada 100 mujeres mayores de 15 años que viven con su pareja sufren violencia emocional, económica, física o sexual por parte de su compañero o cónyuge. Mientras usted lee Arquetipo, la violación como arma de guerra y perpetuación del poder en África se convierte en una epidemia (sólo en el Congo se registraron 3 mil violaciones en seis meses). Mientras la sociedad occidental vive su rutina normal, en oriente la influencia del yihadismo impide que las niñas vayan a la escuela. Por ello es que conmemoramos este día, para reafirmar la lucha, para concientizar al mundo en torno a todos estos problemas que aquejan a las féminas dentro y fuera de cada nación.
Con ello no se dice que esté mal felicitar a una mujer u ofrecerle un regalo (este día o el que sea), simplemente hay que aprender a ver lo que hay detrás de este día que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) eligió para mostrar al mundo que la equidad debe convertirse en una realidad. No hay que dejar de celebrar a las mujeres que trabajan todos los días para sostener una familia, a las que crían y cuidan a sus hijos, a las que estudian para aspirar a mejores oportunidades o a las que luchan por otras mujeres, para que vivan sin violencia y con la garantía de que sus derechos serán respetados. Sin embargo, ya que los cambios empiezan desde abajo, también hay que hacer algo por ellas: respetarlas, admirarlas y permitir que vivan libremente.
Thelma Dorantes: Mujer de acción
Termina la función, y los aplausos se oyen. El llanto se transforma en sonrisas y ella se limpia el maquillaje corrido del rostro, agradeciendo a su público. En seguida toma el micrófono y luego de dirigirles unas palabras, permite que los ahí presentes convivan con ella.
No pasa mucho tiempo antes de que la carpa se vacíe. Mientras los tramoyistas despejan el escenario, la agotada mujer se dirige a su camerino, donde se respira intimidad. Mira el espejo y sonríe, como saludándose a sí misma. Ella sabe quién es, y está orgullosa de ello.
Su nombre es Thelma Dorantes, actriz y dramaturga nacida en la Ciudad de México, cuya carrera inició en 1972 y continúa vigente. Además de estar respaldada por sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Centro Universitario Teatrale (CUT) de Italia, ha aprendido de prestigiosos mentores tales como Manuel Bauche Alcalde, Beatrice Bracco y Silvia Lodi.
Además, cuenta con numerosas preseas, entre las que destacan La Dama de la Victoria de la Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro (ACPT), el Premio Nacional de la Mujer de la Cámara Nacional de la Mujer A. C. (2009), y el Premio Arlequín.
Aparte de su carrera teatral, ha incursionado en la locución, doblaje, radionovelas, televisión, y cine. Ha participado en 26 obras de teatro y en más de 47 telenovelas. Actualmente actúa a lado de Mario Ochoa en “Hombre tenía que ser”, obra que ella misma escribe y dirige, y que lleva más de diez años en escena.
Pareciera increíble que detrás de tal trayectoria hay una mujer enamorada de la vida, con tantas cosas por contar. Y sin embargo, ahí está, sonriendo después de cumplir con su cometido, dejándose ver como una persona fuerte, pero sensible.
¿Cómo es que Thelma llegó a ser actriz? Ella asegura que no es tan difícil averiguarlo. -Creo que podrás encontrar tu verdadera vocación si recuerdas a qué jugabas cuando niño, porque es cuando hacemos lo que realmente nos gusta. Recuerdo que cuando me tocaba lavar los trastes después de la comida, mi mamá se desesperaba porque empezaba a las cuatro de la tarde y terminaba a las nueve de la noche. Y es que los cubiertos se convertían en mis personajes, el cuchillo era el esposo, la cuchara era la esposa, el tenedor era la amante, el tenedor de pastel y la cucharita del café eran los hijitos, ¡y se armaban unos dramonones impresionantes! ¡Unas historias de aquéllas! Y ésto en lo que estaba dizque lavando los trastes, ¿no? Desde ese momento descubrí que para esto nací.-
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