EL CÓDIGO DE ÉTICA PERIODÍSTICA

EL CÓDIGO DE ÉTICA Y EL EJERCICIO DEL PERIODISMO EN ECUADOR

INTRODUCCIÓN

Quienes por vocación y compromiso periodístico estudiamos o ejercemos la noble función de Comunicador Social, debemos estar plenamente conscientes de la trascendencia que tiene para nuestro país y para el mundo la práctica ética de la profesión de periodista con el fin de garantizar uno de los derechos fundamentales de los seres humanos que es la libertad de expresión e información, consagrado en el Art. 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU: “...Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión…”; y en la Constitución de la República del Ecuador se ratifica este derecho en los Art. 16 numerales 1,2,3,4, y 5; Art. 17, numerales 1 y 2; Art. 19, 20, 66, 313. La Constitución de la República del Ecuador también establece límites a la libertad de expresión y al derecho de información en los Art 18, 19, 20, y Art. 66 numeral 7.

Por ésta consideraciones, ha sido de imperiosa la necesidad de formular un Código de Ética Periodística, como una herramienta para orientar a los integrantes del gremio hacia un comportamiento ético que, la colectividad requiere de forma progresiva, y urgente.

DESARROLLO

Siendo un derecho inalienable el de la la libre expresión e información, en nuestro país está limitada su aplicación práctica, y en ocasiones ha sido imposible satisfacer el anhelo comunitario de una información oportuna, veraz y objetiva, que pueda contribuir a una correcta interpretación y orientación de los problemas del país, como establece el código de ética periodística.

Este derecho ha sido vulnerado en Ecuador en forma continua y sistemática, los principales organismos internacionales de Derechos Humanos, las organizaciones internacionales de periodismo, han expresado su preocupación sobre el caso ecuatoriano, de violaciones claras, flagrantes, probadas de los derechos de expresión y sus derivaciones: para elegir y obtener información y a transmitir información a través de medios de comunicación, a tal punto que periodistas que por cumplir su trabajo apegados al código de ética han sido amenazados, perseguidos, y atacados por el gobierno de Correa, podemos citar a los siguientes periodistas que han sido víctimas de la agresión y terrorismo por parte del estado: Emilio Palacio, Carlos Vera, Jorge Ortiz, Juan Carlos Calderón, Revista Vanguardia, Diario El Universo, Carlos Proaño de Radio Visión, Ana María Cañizares, Janeth Hinostroza de Teleamazonas,  etc, etc,  

Las libertades de información, expresión y pensamiento son consustanciales al ser humano y consagradas en las leyes y tratados internacionales, pero desgraciadamente a pesar de estar en pleno siglo XXI no se ejercen completamente porque complican al poder, sea, estatal, económico o religioso.

Actualmente hay una atmósfera muy perceptible de enfrentamiento ente prensa y gobiernos, en especial los latinoamericanos. Nuestro país es un claro ejemplo donde el mandatario que se autocalifica de izquierda, sostiene la idea de que la prensa es un poder que afecta sus intereses y está manejada por grupos económicos de poder.

Algunas afirmaciones sobre algunos medios pueden ser verdaderas, pero pensar que los usuarios de información son fácilmente manejables, es mentira. Creer que las personas no tienen poder de decisión y que son fácilmente influenciables es una explicación que sustentan los jerarcas del poder, que ven a las personas como una masa moldeable y maniobrable. 

En nuestro país Rafael Correa ha promovido una campaña agresiva en contra de la prensa privada. Creó medios públicos, usurpó medios privados, al punto que constituyó una Ley de Comunicación que obstaculiza irracionalmente el derecho a informar, considerando que los ecuatorianos constituyen una masa moldeable al antojo de quien quiere ejercer influencia a través de los medios, ya que para el gobernante los ecuatorianos no tienen capacidad para pensar, y él es el iluminado que debe decidir por el bien de los ecuatorianos; en éste contexto aun cuando el Código de ética ha sido promovido cómo un compromiso de conducta moral, el periodista está limitado para proporcionar una información veraz y oportuna, ya que aun cuando debe lealtad a las aspiraciones y a los valores fundamentales de su comunidad, está sujetado a los filtros impuestos por la Ley de Comunicación, y a las sanciones de la Superintendencia de comunicación, lo que contradice el Código de ética, pues para ejercer sin presiones su función el Comunicador social debe parcializarse obligatoriamente con las tesis gubernamentales, y no con el Código de ética del periodista ecuatoriano, o atenerse a las consecuencias.

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