El Análisis de la alegoría de la Caverna.

Análisis de la alegoría de la Caverna

La alegoría de la caverna constituye la más célebre de todas las metáforas platónicas , y tal vez sea una de la más comentada  y discutida a lo largo de toda la historia del pensamiento occidental. La razón por la que ha sido transmitida aun hasta nuestros días se debe al hecho de haber expresado en forma mítica el drama de la existencia humana con relación al conocimiento y a su destino.

En la alegoría, la interpretación queda restringida en virtud de la equivalencia y proporción que rige entre los objetos y sus significados.

La importancia del mito de la caverna reside en haber sido el comienzo absoluto de la metáfora del conocimiento concebida como iluminación del ser y a su vez, fundamento epistemológico y grado cero del pensamiento occidental.

Claramente, aquellos hombres, absortos ante la visión de las sombras que ven desfilar ante ellos, viven sumidos en la mayor enajenación de m

• Los transportadores de objeto

En este momento de la escena, vemos aparecer a los otros protagonistas del mito; aquellos seres que residen en el exterior y cuya función consiste en trasportar sobre si los mas diversos objetos.

Y aunque desconocemos su procedencia y su destino, su tarea parece consistir en ser unos metros intermediarios de la ignorancia, y gracias a desconocer el sentido de sus funciones es que se asegura su cumplimiento.

Los portadores de objetos son al mismo tiempo los voceros inconscientes de este designio , y ya hablen o permanezcan en silencio, su función se cumple inexorablemente.

• La libertad de los prisioneros

Súbitamente ingresan en la escena unos nuevos personajes: los liberadores, aquellos que pondrán fin al cautiverio de los prisioneros y los ayudaran a emprender el escarpado camino hacia la salida, aplicando sobre ellos aquel proceso de educación que los lleve de mera apariencia realidad de los objetos.

Platón destaca aquí un componente estructural presente en todo proceso de educación y transmisión del saber; es decir, la resistencia. La tarea del educador no solo consiste en transmitir conocimientos, sino también en ser capaz de transmitir el amor a la sabiduría.

La resistencia al saber se origina en ese mismo punto donde lo nuevo vino a interrumpir la continuidad que había construido el sujeto por medio de esos fragmentos adulterados de la realidad.

Tal es como opera la resistencia del prisionero ante la irrupción de lo nuevo. Y si acaso lo nuevo es vivido como destructivo, no se debe a otra cosa que al carácter estructurante que poseen los significados para el sujeto.

Todo proceso de adquisición de conocimientos y de transmicion de saber implica una violencia ejercidas sobre las significaciones del sujeto, expresado en la forma de un descentramiento, cuya virulencia mayor provocara un monto determinado de resistencia.

El conocimiento aparece vinculado ahora a un proceso de ascensión y progreso que parte de la sombra hacia la luz. Debemos decir que este ascenso no es solo intelectual, sino que comporta también una dimensión ética, ya que responde a una constante necesidad de superación.

El conocimiento, como la luz, provoca ceguera y dolor, allí en el umbral mismo de su accenso y quien depone los dolores iniciales podrá acceder a sus bienes.

En el plano epistemológico, los cuatro grados del conocimiento. En efecto, si trazamos una línea desde el fondo de la caverna hacia la salida, aparecería una gradiente continua que se origina en la sombra y progresa hacia la luz representada en este caso  por el sol, que simboliza la idea del bien supremo.

Platón alude aquí a la felicidad y jubilo que se produce el conocimiento y muestra el  carácter ético de esta emoción, también puesta de manifiesto por Aristóteles en Ética a Nicómaco. En efecto una vez superada la resistencia al saber, sobreviene el júbilo del conocimiento y de todas las formas de la felicidad.

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