El país que elegí es la República Centroafricana

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CONFLICTOS MUNDIALES:

1. Elegir un país que presente un conflicto en la actualidad.
2. ¿Qué tipo de problemática se presenta en este país?
3. ¿Qué consecuencias políticas, sociales y económicas se producen en el país elegido?
4. ¿En qué área geográfica se desarrolla este país?
5. Realizar el mapa del país.

1. El país que elegí es la República Centroafricana.

1. El origen del conflicto de la República Centroafricana se remota a septiembre de 2012 cuando se formó una alianza de partidos políticos y fuerzas rebeldes musulmanes denominada Seleka, con el único objetivo de derrocar al entonces presidente, François Bozizé, que es cristiano. La declaración fundacional de Seleka exigía el cumplimiento de los términos del acuerdo de paz suscrito para poner fin a un conflicto anterior entre la UFDR (Unión de Fuerzas Democráticas por la Unidad, fundada en 2006 por Djotodia tras regresar de su exilio en Benín) y el Ejército. La rebelión tuvo éxito y el 11 de marzo de 2013 conquistaron la ciudad de Bangassou para luego el 24 de marzo de ese mismo año derrocar a François Bozizé, dejando a Djotodia como gobernador del país. Ahora, el primer objetivo de la coalición era establecer un gobierno completamente musulmán, en un país en el que el 80 % de la población es cristiana. En agosto de 2013, el rechazo de la población de Bohong a los abusos de la Seleka conducen a violentar represalias que entrañan decenas de muertos, violaciones y pillajes, especialmente contra la población cristiana. En reacción a la brutalidad de las milicias de Seleka surgieron a finales de 2013 como organizaciones de autodefensa (aunque tienen su raíz a principios de la década de 1990) algunas milicias cristianas conocidas como Anti-Balaka o “antimachete”, cuando ante la ausencia de cualquier tipo de seguridad pública, se crearon unidades de voluntarios para proteger las localidades del noroeste del país ante los ataques de los bandidos. Sin embargo, en el nuevo escenario han sido responsables de masacres de musulmanes, a los que acusaban de apoyar a Seleka. A menudo se simplifica asignándoles una filiación cristiana, pero los propios milicianos exhiben símbolos más relacionados con las religiones animistas. [pic 4]

Con los líderes militares manipulando a una población en la que sólo la mitad sabe leer y escribir, la situación no es de guerra civil, sino algo peor: de guerra de religión. En aquel momento, el riesgo de genocidio provocó la rápida acción de Naciones Unidas. Aunque el 14 de septiembre de 2013 Djotodia anunció la disolución de Seleka, pero lo único que logró es que las milicias pasaran a llamarse exSeleka, no se desarmaron y empezaron a estar a las órdenes de Joseph Zoundeko, cometiendo actos de violencia sobre la población civil, por lo que en 2014 se enfrentaron a las fuerzas francesas de la operación Sangaris, nombre de la operación militar francesa que se desarrolló en este país entre 2013 y 2016, la cual respaldaba la operación Minusca, autorizada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el 5 de diciembre de 2013

Desde la aparición de la Seleka se han formado varias facciones, divididas entre alianzas y conflictos, como la Union Pour la Paix en Centrafrique (UPC), dirigida por Ali Darras, el Mouvement Patriotique pour le Centrafrique (MPC) dirigido por Al-Kathim y el Front populaire pour la renaissance de la Centrafrique (FPRC), formación mayoritaria dirigida por Nourredine Adam.[pic 5]

En poco tiempo, el poder militar y la buena estrategia de las fuerzas occidentales en el terreno derivaron en un acuerdo pacífico firmado finalmente en julio de 2014. Desde entonces, no obstante, la situación allí ha empeorado. Tras unos meses pacíficos que siguieron a la elección del actual presidente, Faustin-Archange Touadéra, en marzo de 2016, la violencia ha vuelto a aumentar. Muchos criticaron la retirada de tropas francesas, en referencia a la situación de la seguridad en el país. La situación ha empeorado aún más desde principios del año pasado, con nuevos enfrentamientos entre los anti-Bakala y los exSeleka.

Según datos de Amnistía Internacional nuevos ataques fueron perpetrados hace pocos días. La violencia comenzó con la explosión de un artefacto ayer por la noche en otro barrio vecino al musulmán PK5, que es considerado un importante núcleo comercial de la capital.

Cada metro de ese barrio, cuyo corazón es un mercado callejero, se disputa a sangre y fuego. En el centro, la gran mezquita de Bangui, llena de enterramientos improvisados en su jardín. En los accesos, vehículos blindados de Naciones Unidas intentan aparentar cierto control e impedir a otros señores de la guerra acceder al barrio para atacar a la población musulmana. El problema es que estos mismos milicianos a veces entran y salen con toda libertad. En abril de este año, atacaron una parroquia cercana en el barrio de Fátima.

Esta crisis humanitaria desatada en la República Centroafricana no se debe únicamente al conflicto armado, sino también a la inestabilidad política de los últimos años. A esto se añade la catástrofe sanitaria por la que atraviesa el país. En definitiva, la situación actual de los centroafricanos es caótica y se enfrentan al olvido. Varias organizaciones internacionales se encuentran presentes para socorrer a las víctimas del conflicto, además de proteger los derechos de las personas.

1. CONSECUENCIAS SOCIALES:

En Bangui hubo decenas de ejecuciones a sangre fría en las aceras, torturas y violaciones a plena luz del día. Sus habitantes, hartos de estar hartos, se refugiaron en la pista del aeropuerto, el lugar más seguro de la ciudad, defendido por 400 gendarmes franceses. Los barrios fueron arrasados y saqueados. Bangui ardió de odio y la venganza se extendió por todo el país. Tiraron a los muertos a los pozos para contaminar el agua, violaron a miles de mujeres y asesinaron a los niños para que no pudieran vengarse de los adultos. Los habitantes del tercer distrito acabaron en un cementerio de aviones junto al aeropuerto, un limbo de mugre, infecciones y aguas fecales llamado M’Poko. Como no querían salir de allí por miedo, enterraron a sus muertos junto a los hangares. Había cristianos encerrados en mezquitas y musulmanes escondidos en iglesias por todo el país.

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