Ensayo: Herácles
Enviado por Juan Martínez García • 31 de Marzo de 2016 • Ensayo • 1.176 Palabras (5 Páginas) • 126 Visitas
DIOS
Juan Manuel Martínez García
Hace mucho tiempo que la idea de Dios no se limitó a un icono hecho a imagen y semejanza del hombre, sino, antes bien, como objeto de profundo estudio filosófico.
Empezaremos con el padre de la filosofía moderna, Descartes, y su frase «Cogito ergo sum» `pienso, luego existo´. Descartes habla acerca de su propia experiencia, por lo que para poderlo entender se necesita hablar en primera persona del singular, siendo yo el sujeto que experimenta.
Yo he recibido por verdades muchas opiniones falsas, he aceptado como verdadero lo que termina siendo falso. Desde esta idea, yo, tengo que hacer algo para llegar a un conocimiento que no pueda ser falso, para esto, crearé una duda metódica, con la cual dudaré del conocimiento que no sea seguro del todo. De lo primero que dudo es de la fuente de información más grande que tengo: la sensibilidad, y hay dos criterios que me hacen dudar de su validez: una es que los sentidos me han engañado anteriormente y no es preferible fiarse de ellos; y la otra es que no puedo diferenciar la vigilia del sueño, podría estar soñando y considerar que lo que experimento es verdadero, cuando es falso. Mas, la matemática no es un objeto tan «dudable» como la sensibilidad, pero Descartes afirma que podría existir un genio maligno que me hace dudar e hiciera creer que es cierto lo que, en realidad, es falso. Yo veo como cierta la matemática, empero puede que sea falsa. No obstante, si empiezo a dudar, pensar, entonces me doy cuenta de una realidad evidente, puesto que no puedo pensar sin existir, gracias a mi pensamiento me doy cuenta de mi existencia. Sin embargo, yo solo sé que existo y que soy una cosa que piensa, no obstante al poseer una idea que no pudo surgir de mí, entonces puedo suponer que alguien más existe, quien puso en mí estas ideas, y yo, y yo tengo las ideas de: perfección, eternidad e infinitud, mas yo no soy perfecto, ni eterno […], por lo cual yo no pude crear estas ideas, por ende Descartes considera que esto prueba la existencia de Dios, entonces ya no solo es mi existencia, sino también la de Dios, pero tengo que demostrar que Dios no engaña, ya que existiendo y engañándome; podría ser el genio maligno. Dios es todopoderoso con lo cual podría engañarme, sin embargo Dios es perfecto y, el engañar no es propio de un ser perfecto, por lo tanto Dios no me engaña, esto prueba o afirma que, entonces, la matemática es verdadera y también el conocimiento empírico, pues Dios no engaña de ninguna manera. Lo que me lleva a considerar un conocimiento falso como verdadero es la precipitación, yo al no tener pruebas suficientes me precipito a afirmar algo como verdadero. Descartes al probar la existencia de Dios crea tres tipo de ideas: las adventicias, facticias e innatas. Las ideas adventicias son elementos que hemos experimentado y, por lo tanto, los conocemos, las ideas facticias son la combinación de otras ideas (sirena), no las hemos experimentado, empero son fruto de la imaginación, y las innatas son ideas que no existen en el mundo sensible y no la pudimos haber creado nosotros, son ideas que tenemos simplemente por existir: la idea de perfección, una idea que no hemos experimentado y no la hemos podido crear, ya que no somos perfectos, aun así la tenemos, es una idea que Dios, al ser perfecto, ha puesto en nosotros. Él nos da estas ideas al momento de existir.
Después llega otro filósofo, empirista, llamado: John Locke, quien postuló que cualquier idea que no se conecte con hechos experimentados es una idea falsa, por consiguiente la idea de Dios es una falsedad, porque nadie lo ha conocido. Aun así, le llevó años concluir que: no hay ideas innatas, sino que nuestra mente es una página en blanco que adquiere a las ideas por medio de la experiencia. Como decía Aristóteles: «No hay nada en la consciencia que no haya estado antes en los sentidos».
Las ideas de Locke eran aceptadas hasta que llegó Immanuel Kant, uno de los filósofos más difíciles, con una síntesis del pensamiento de Locke. Para Kant, el humano es un pizarrón el cual no solo acepta la «realidad» que conlleva las ideas, sino, también, que crea conceptos propios. La teoría del conocimiento de Kant se basa en el sujeto, en oposición al platonismo, siendo el sujeto el que construye la realidad; lo importante es cómo conoce el sujeto y no cómo es el objeto. El sujeto al situar al objeto en un tiempo y espacio -características propias del sujeto-, y conocerlo por medio de las categorías del entendimiento (cantidad, cualidad, relación…), las cuales no son propias del objeto, sino la forma de conocer del sujeto. Siendo la realidad que crea el sujeto, denominada: fenómeno, mientras que la cosa en sí, la realidad como tal, noúmeno. Esto coincide con las ideas de un empirista -George Berkeley-, donde el sujeto solo conoce la relación de los sentidos con el objeto, no lo que es en sí, por lo cual podemos aceptar como verdaderas las representaciones mentales. Analizando a Kant, la existencia de Dios se hace necesaria, puesto que; no hay nada que percibir, sin nadie que lo perciba. Nosotros (sujeto) podemos percibir el fenómeno, pero no el noúmeno, el cual, si existe, también existe el ser que lo construyó. No obstante, esta existencia no puede ser material, porque así Dios al ser perfecto y a la vez existiendo, depende de un precursor, por lo tanto Dios no podría existir, ya que es perfecto, con esto me remonto a Parménides y al pensamiento de Dios no como existencia, sino como esencia; Dios no existe, Dios es -lo difícil de hablar de esto es la antonimia, tanto que se puede afirmar algo, se puede negar- , empero también cabe la posibilidad de la perfección; Dios al ser perfecto, no se puede dar el lujo de no existir, la perfección es una existencia, su esencia implica su existencia. La imposibilidad de comprobar la existencia de Dios es tan grande como la de comprobar la no existencia de él. Kant concluye afirmando la existencia de Dios como incongruente, debido al hecho que: algo no pudo salir de la nada, a la vez no pudo haber existido algo por siempre sin tener un principio. Para Kant, el papel de Dios -si existe- se reduciría a la creación de la materia, que una vez que ha sido creada adopta autonomía, desarrollándose a partir de leyes que hacen posible el proceso evolutivo.
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