Evaluación Diagnóstica Lenguaje y Comunicación Séptimo Básico.
Enviado por Laddy Ale • 17 de Abril de 2016 • Apuntes • 2.797 Palabras (12 Páginas) • 476 Visitas
Evaluación Diagnóstica Lenguaje y Comunicación Séptimo Básico
Nombre: ____________________________________Curso: 7°__
Fecha:
Eje 1: ________ / 10 Porcentaje: ___________ Concepto: ________
Eje 2: ________ / 7 Porcentaje: ___________ Concepto: ________
Eje 3: ________ / 13 Porcentaje: ___________ Concepto: ________
Logro: / 30 Nota:
Instrucciones:
- Lea atentamente cada enunciado de la prueba
- Responda con lápiz pasta (azul o negro)
- Una vez marcada la alternativa NO ESTÁ PERMITIDO ENMENDAR
Objetivos de Aprendizaje: Eje 1: Comprender textos aplicando estrategias de comprensión lectora; (1 – 10) Eje 2: Analizar aspectos relevantes de diversos poemas para profundizar su comprensión: (11 – 17) Eje 3: Evaluar críticamente la información presente en textos de diversa procedencia: (18 – 30) |
EL ÁRBOL QUE NO SABÍA QUIEN ERA
Había una vez en un lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un jardín esplendoroso con árboles de todo tipo: manzanos, perales, naranjos, grandes rosales,... Todo era alegría en el jardín y todos estaban muy satisfechos y felices. Excepto un árbol que se sentía profundamente triste. Tenía un problema: no daba frutos.
-No sé quién soy... -se lamentaba-.
-Te falta concentración... -le decía el manzano- Si realmente lo intentas podrás dar unas manzanas buenísimas... ¿Ves qué fácil es? Mira mis ramas...
-No le escuches. -exigía el rosal- Es más fácil dar rosas. ¡¡Mira qué bonitas son!!
Desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no conseguía ser como los demás, cada vez se sentía más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín un búho, la más sabia de las aves. Al ver la desesperación del árbol exclamó:
-No te preocupes. Tu problema no es tan grave... Tu problema es el mismo que el de muchísimos seres sobre la Tierra. No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo. Conócete a ti mismo tal como eres. Para conseguir esto, escucha tu voz interior...
¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... -se preguntaba el árbol angustiado y desesperado-. Después de un tiempo de desconcierto y confusión se puso a meditar sobre estos conceptos.
Finalmente un día llego a comprender. Cerró los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior susurrándole:
Tú nunca en la vida darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Tú eres un roble. Tu destino es crecer grande y majestuoso, dar nido a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje. Esto es quien eres. ¡Sé quien eres!, ¡sé quién eres!..."
Poco a poco el árbol se fue sintiendo cada vez más fuerte y seguro de sí mismo. Se dispuso a ser lo que en el fondo era. Pronto ocupó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Solo entonces el jardín fue completamente feliz. Cada cual celebrándose a sí mismo.
Fuente: http://www.terapiapsico-corporal.com/2013/04/cuentos-breves-orientales-sabiduria-terapia-sufis-zen.html
- ¿Cuál es la finalidad del texto leído?
- Expresar sentimiento
- Narrar una historia
- Informar sobre un hecho
- Argumentar sobre un hecho
- ¿Qué conflicto tenía el árbol?
- No sabía dónde estaba
- Los otros árboles se burlaban de él
- No daba frutas
- Daba rosas en vez de manzanas
- ¿Qué enseñanza nos deja el texto?
- No ser como los demás quieres que seas
- Compararse con el resto de las especies
- No es bueno dar frutos
- Ninguna de las anteriores
- ¿Cómo se da cuenta el árbol de quién era realmente?
- Preguntándole a otras especies
- Preguntándole al sabio búho
- Escuchando su voz interior
- Preguntándole a la rosa
- ¿Por qué otro término podemos reemplazar la palabra FRUSTRADO sin cambiar el sentido del texto?
- Fracasado
- Triunfador
- Ganador
- Vencedor
El Pillán
Leyenda mapuche narrada por Eduardo Ide. (Adaptación)
Cuando aún no habían llegado hasta estas tierras los hombre blancos, vivían en la región del Lago Llanquihue varias tribus de indígenas que se dedicaban más a la embriaguez que al trabajo. Un genio maléfico, el Pillán, había repartido sus secuaces entre esos indígenas para hacerles toda clase de males. En las noches esas comarcas presentaban un aspecto pavoroso: grandes llamaradas que salían de los cráteres iluminaban el cielo con fulgores de fuego. Las montañas vecinas parecía que ardían y las inmensas quebradas que circundaban el Osorno y el Calbuco aparecían como bocas del mismo infierno. Cuando los pobres indios, inspirados por los buenos genios dedicaban al trabajo y labraban la tierra, el gran Pillán hacía estallar los volcanes y temblar la tierra. El Pillán odiaba el trabajo y la virtud y por esto se enfurecía cuando los indios abandonaban los vicios. Se decía que para vencer al Pillán había que arrojar al cráter del Osorno una hoja de canelo y que entonces empezaría a caer del cielo tanta nieve que concluiría por cerrar el cráter, dejando prisionero al Pillán. Pero los indios no podían llegar al cráter, porque se lo impedían las inmensas quebradas que rodean los volcanes. Un día en que los desesperados indios estaban celebrando un gran machitún, apareció entre ellos un indio viejo, que nadie supo quién era y que pidiendo permiso para hablar dijo: Para llegar al cráter es necesario que sacrifiquéis a la virgen más hermosa de la tribu. Debéis arrancarle el corazón y colocarlo en la punta del Pichi Juan, tapado con una rama de canelo. Veréis entonces que vendrá un pájaro del cielo, se comerá el corazón y después llevará la rama de canelo y elevando el vuelo la dejará caer en el cráter del Osorno. Una asamblea compuesta de los indios más viejos de la tribu resolvió que la más virtuosa de las vírgenes era Licarayén, la hija menor del cacique, hermosa joven que unía a una belleza extraordinaria un alma más blanca que los pétalos de la flor de la quilineja. Temblando llevó el mismo cacique la noticia del próximo sacrificio a su hija. No llores -le respondió ella- muero contenta, sabiendo que mi muerte aliviará las amarguras y dolores de nuestra valerosa tribu. Sólo pido un favor: que para matarme no usen vuestras hachas ni lanzas. Quiero que me maten con perfumes de las flores que han sido el único encanto de mi vida, y que sea el toqui Quiltrapique quien me arranque el corazón. Y así se hizo. Al día siguiente, cuando el sol empezaba a aparecer, un gran cortejo acompañó a Licarayén al fondo de una quebrada, donde el toqui tenía preparado un lecho con las más perfumadas flores que había encontrado en los prados y bosques. Llegó Licarayén y sin queja ni protesta alguna se tendió sobre aquel lecho de olores que había de transportar su alma a la eternidad. Cuando la tarde tendió su manto gris sobre la llanura y enmudeció el último pajarillo, la virgen exhaló el postrer suspiro. Se adelantó el toqui y más pálido que la misma muerte se arrodilló a su lado y con mano temblorosa rasgó el núbil pecho de la virgen, arrancó el corazón, y siempre silencioso, con paso vacilante, fue a depositarlo en manos de cacique. Volvió después el toqui adonde se encontraba la virgen y sin proferir una queja se atravesó el pecho con su lanza. El más fornido de los mancebos fue encargado de llevar el corazón y la rama de canelo a la cima del cerro Pichi Juan, que eleva su cono agudo donde termina el llano. Y he aquí que apenas el mancebo había colocado el corazón y la rama de canelo en la roca más alta del Pichi Juan, apareció en el cielo un enorme cóndor, que bajando en raudo vuelo, de un bocado se engulló el corazón y arrancando la rama de canelo emprendió el vuelo hacia el cráter del Osorno, que en esos momentos arrojaba enormes haces de fuego. Dio el cóndor, en vuelo espiral, tres vueltas por la cumbre del volcán y después de una súbita bajada, dejó caer dentro del cráter la rama sagrada. En el mismo momento aparecieron en el cielo negras nubes y empezó a caer sobre los volcanes una lluvia de plumillas de nieves que a los rojos fulgores de las llamas del cráter parecía lluvia de oro. Y llovió nieve; días, semanas, años enteros. Así se formaron los lagos Llanquihue, Todos los Santos y Chapo. Por más esfuerzos que hizo el Pillán, no pudo librarse de quedar prisionero dentro del Osorno, de donde ahora no puede salir para volver a sus malandanzas; pero no por eso deja de estar trabajando por recobrar su libertad, el día en que los habitantes del lago abandonen sus virtudes para entregarse a los vicios. Ese día, la nieve que mantiene prisionero al Pillán se derretirá y temblará la tierra, y el fuego y la ceniza destruirán todo el trabajo de los hombres.
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