La entrada a la academia ¿pérdida o ganancia?

La entrada a la academia ¿pérdida o ganancia?

I.V. Ortiz A.

Los seres humanos afrontan cambios para superar distintas etapas en la construcción de crecimiento personal, se ingresa a la universidad en donde es común ver un cambio abrupto en la manera de pensar y actuar de los estudiantes; llegan del colegio llenos de pensamientos y acciones que se rompen al interactuar con otras personas dentro del campus, muchas veces, el romperlos causan cambios que dificultan el avance en la carrera por parte del estudiante, pero ¿Qué cambios enfrentan los estudiantes? Y ¿cómo los afectan estos en su paso por la academia? La entrada a la academia por parte de un estudiante de secundaria, como todo cambio, afecta tanto física como socialmente, la salud mental de los mismos no se hace a un lado, esto se debe a la experiencia que han adquirido en su corta estadía en este mundo.

El cambio físico de un estudiante es comúnmente afectado por situaciones simples. Estas situaciones se resumen en tres: la primera, la variación en el peso, la mayoría de estudiantes tienden a aumentar su peso de forma indiscriminada, comen mal y en exceso, optan por consumir frituras (carnes rojas y blancas fritas, tubérculos fritos, entre otros), bebidas perjudiciales para la salud (gaseosas, jugos con colorantes y saborizantes artificiales, entre otros), dejando a un lado los vegetales y las frutas que aportan a una alimentación saludable; la segunda, el modo de vestir, en general, los estudiantes ingresan con atuendos y peinados “adecuados”: jeans, camisetas o blusas planchadas, tennis limpios, cabello bien recortado en el caso de los hombres y cabello peinado (trenzas, colas de caballo, coletas, entre otros) en el caso de las mujeres, pero pasa el tiempo y optan por la comodidad, utilizan vestimentas amplias y sin planchar, el cabello descuidado, en el caso de los hombres; largo, los estudiantes optan por la comodidad y se convierten en lo contrario a como entraron; la tercera, la marcación de las ojeras y pómulos, se pueden observar casos en los que los rostros se ven marcados por las ojeras y el cansancio, rostros taciturnos, sin vida. Esto es muy común en estudiantes que tienen afinidad con “el trasnocho”, se desvelan en la construcción de su conocimiento a pesar de que al otro día las clases son muy tempranas y el cansancio se ve reflejado al momento de interactuar con la clase; conforme pasan las horas, el tratar de responder preguntas sencillas, propuestas por el docente, se hace más duro, el sueño se hace protagonista del cuerpo ajeno.

Las interacciones sociales son otro elemento que contribuyen al cambio en los estudiantes. Se evidencian tres aspectos notorios: El primero, la ideología, como se mencionó anteriormente, los estudiantes entran con muchos prejuicios como, por ejemplo, la no aceptación de una persona de la comunidad LGBTBIQ sin llegar a la homofobia; al interactuar con ellos pueden cambiar su opinión y su forma negativa de verlos. Por otra parte, los estudiantes comprenden que no toda la información que muestran los medios es real, esto muestra que la academia promueve, de cierto modo, la reflexión. El segundo, el pensamiento crítico, en el colegio, se ha enseñado al estudiante a pensar de manera cuadriculada, repetir como un loro mojado “2+2=4” dejando a un lado el aprendizaje crítico, mientras que, en la academia, exigen analizar minuciosamente una situación y sacar partido de la misma por medio del argumento crítico, los docentes te enseñan a no quedarte con lo que te dan, sino crear algo más elaborado que te identifique y sea coherente. El tercero, el conocimiento de la diversidad cultural, la entrada a la academia es un choque de culturas, pensamientos y aprendizaje múltiple e infinito, existen espacios en los que se intercambian estos saberes contribuyendo a un cambio existente ya sea este cultural, ambiental, social, académico, etc. Los estudiantes se abren a toda esta diversidad ampliando su manera de interpretar la vida.

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