La moral es la ciencia que enseña, no cómo hemos de ser felices, sino cómo hemos de llegar a ser dignos de la felicidad

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“La moral es la ciencia que enseña, no cómo hemos de ser felices, sino cómo hemos de llegar a ser dignos de la felicidad”

Immanuel Kant.

Resulta muy oportuno iniciar este ensayo con esta cita de Immanuel Kant, donde alude que la moral corresponde al talante que debe poseer cada individuo que conforma la sociedad humana con el propósito de alcanzar la felicidad. Entenderemos el concepto “felicidad” como “un estado del ánimo que supone una satisfacción”.

Previo a ahondar sobre la moral del hombre, es necesario entender el concepto como tal, es por esto que definiremos a la moral como el modo de vivir, el carácter o la forma de ser, tanto de un individuo como de una sociedad.

Vale decir, que, al hablar de la moral del hombre inserto en una sociedad humana, resulta ineludible plantearnos la siguiente interrogante ¿En circunstancias extremas cualquier cosa vale?

Antes de referir cualquier tipo de reflexión es elemental entender el concepto de “circunstancias extremas”. Lo entenderemos como la eventualidad cuando podemos dilucidar que está en el punto último al que se puede llegar.  

Sabemos que el ser humano se encuentra inmerso dentro de una sociedad, la que en circunstancias normales está políticamente constituida y organizada por distintos sistemas que se preocupan de mantener el orden en todo el territorio que constituye la República, con el fin de salvaguardar el bien común. En primera instancia, tomando conciencia del rol preponderante que ocupa el Estado como órgano regulador de la ciudadanía, resulta casi impensable imaginar una sociedad donde no existiera un ente que posea el poder, es decir, el monopolio de la violencia física.

En el caso de que no exista el Estado ni el ejercicio del Derecho dentro de un sistema social, siempre va a imperar “la ley del más fuerte” o también llamado “mecanismo de auto tutela”, y aquí es donde el hombre se ve enfrentado a una condición que llamaremos “libertad”. Al no poseer un ente que regule el actuar de los seres humanos, éstos pueden comportarse de la forma que estimen pertinente, en otras palabras, el comportamiento que prima resulta ser completamente impredecible. También podemos decir que estamos frente a un proceso de “animalización” del hombre, un ejemplo de ello es la situación observada en la película “La Carretera”, donde se aprecia una especie de fábula que nos instruye sobre la moral del ser humano, cuando el protagonista decide hacer cualquier cosa con tal de salvarse, pierde el discernimiento de lo que es moralmente correcto y de la desconfianza instalada en las relaciones humanas, donde todos nos sentimos perseguidos.

También vemos esta situación ejemplificada en la película “El día del juicio final”, donde nos encontramos frente a una historia que nos hace reflexionar acerca de la finalidad última de la sociedad humana, en otras palabras, el tema cuestionado es si el abuso del poder, la tortura, resulta ser un medio en si misma o un fin.

En ambos casos nos encontramos frente a un factor común, un comportamiento que siempre ha existido condicionando la existencia del hombre, llevándolo al límite para cumplir sus necesidades y requerimientos básicos, tiende a verse reflejado como un miedo o temor del hombre hacia la muerte, por lo que, los conflictos externos(sociedad) e internos(moral) empiezan a surgir y a chocar generando un ambiente poco propicio entre los integrantes de la sociedad. Con esto me quiero referir al instinto de supervivencia.

Es así, como al cuestionarme sobre el comportamiento imperante que adquiriría frente a situaciones extremas de supervivencia, donde el curso de mi vida y la de mis seres amados se ve tan frágil, que nuestros instintos naturales resultan ser inevitablemente inmorales. Un claro ejemplo de ello es la aberrante situación vivida en la película “El día del juicio final” donde los “buenos” se ven a la tarea de torturar despiadadamente al terrorista, con el fin de salvar la vida de un importante porcentaje de la población.

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