Las prácticas artísticas

1) Si tenemos en cuenta que el paradigma moderno se caracteriza por la novedad de poder separar definitivamente al pensamiento lógico, la razón, de la sacralidad, lo religioso, la fé Esta oración es un condicional, debería seguir con la segunda parte del condicional “Si…entonces…”.  Las respuestas y el acceso al conocimiento quedará en manos del hombre, centrado en la propia capacidad a través de de utilizar la razón, según su propia perspectiva no, según la perspectiva universal que es la de todo sujeto racional, ubicándolo como centro ordenador del mundo y el universo.

Tal es así que la lupa con la cual será observada la realidad, los objetos en relación con los hechos, tendrá una percepción humana racional como única posibilidad de conocimiento. Bien. Por eso lo dicho antes -lo de la propia perspectiva- se contradice con esto.

Con esto damos cuenta de que el texto de Nietche que refiere a que al hombre le cuesta convencerse de que el pájaro o el insecto perciben un mundo distinto del nuestro, hace referencia a esta imposibilidad de comprender una capacidad perceptiva que no concuerde con esté paradigma, lo que esté por fuera de la racionalidad del ser humano no será categorizado como conocimiento verdadero, deja por fuera la posibilidad de que cobre sentido ya que no forma parte de su paradigma.

Nietzche habla de la idea de “correcta percepción” y la califica de absurdo contradictorio alegando la naturaleza disímil entre objeto y sujeto. Es decir, que querer adjudicar a un método de pensamiento la verdad absoluta para abordar un real conocimiento sobre el objeto que se estudie es al menos, contradictorio, ya que carece de una exactitud total y perfecta, porque siempre será interpretado por ese ente ser humano que posee las herramientas que le concede el lenguaje en determinado momento y contexto ojo, con esta expresión que ya suena posmoderna -el pensamiento moderno, racionalista, se desentiende de la influencia del contexto y la época- que le atraviesa, pero pretender que esta sea la única forma de explicar los objetos y eventos en el mundo sería un acto despótico, tirano, arbitrario, dictatorial.

Por ello no es casualidad que este momento de la historia donde nacen todas las ciencias modernas, aquellas que no se apeguen a dicho método serían descalificadas, llevadas a un plano de mentira, falsedad, o con suerte categorizadas como pseudociencias, al punto tal de ser estigmatizadas para la posteridad.

En tal caso, y basado en el concepto que desarrolla Pardo de que en la modernidad se deposita la confianza en el pensamiento racional de manera absoluta, es considerado este “insecto o el pájaro” que menciona Nietzsche como esa naturaleza, que en esta época moderna de la cual hablamos se ve supeditada a la transformación de la misma para beneficio y conveniencia del ser humano. No para entenderla como un modo de percepción distinta, sino como un objeto al servicio de la humanidad.

2) La frase citada en principio hace referencia al pensamiento moderno de el humano como fundamento del conocimiento de la certeza, a esta idea de que el universo es objeto de cálculo y que es posible manipularla. Suponiendo que sea posible una representación objetiva de lo real, de lo que está presente a través de la razón. se pretende infundir el sentimiento de poder, de creer que todo se puede explicar a través de la razón humana, y por eso queda el existir volcado enteramente a esta creencia.

Heidegger critica a esa idolatría de la razón moderna, ya que conduce a denigrar como irracional todo pensamiento que desestime el puesto privilegiado de la racionalidad científica.

Justamente aquí es donde nace el concepto de “huida ante el pensar” y “pensar calculador” en el cual la razón científica corre de una suerte a la siguiente, sin detenerse nunca, ni siquiera a meditar o reflexionar. Solo va a calcular posibilidades nuevas y adaptadas a una economía determinada, circunstancial, del momento. Es por ello que en este devenir constante de un lado hacia otro según conveniencia,  provoca la sensación de desarraigo, perdiendo así la humanidad todo contacto el vínculo con la tierra que habita, perdiendo la capacidad de lo más propio del hombre, es la capacidad de reflexión.

Para liberarnos de la opresión tecnológica, de esta tecnociencia como corriente única y predominante, Heidegger propone restablecer los lazos perdidos con la naturaleza. Él cree que la filosofía debe intentar traducir al lenguaje la llamada del ser.

Aquí nos habla de un estado de ánimo en particular, la serenidad como la capacidad de resistirse al pensamiento de la dominación técnica, liberándonos de la condición de servidumbre con los objetos técnicos. Por eso habla de “No podemos desechar al mundo técnico actual como obra del diablo, pero aún menos debemos dejarnos llevar por la opinion del mundo técnico que sea de tal manera que impida totalmente separarse de él mediante un salto del pensamiento”, es decir que no se niega a su utilización, pero advierte que tampoco debemos quedar subordinados a ello.

Por último, este “salto de pensamiento”, se define como tal entendiendo que desde la ciencia, hacia el pensar meditativo existe un abismo, no hay puente alguno, con lo cual el salto es inminente, ineludible. Este pensar meditativo, la filosofía, se abre a la reflexión y genera la apertura al misterio. Ese misterio del ser, como lo describe Heidegger que  aparece pero a la vez se oculta, que no se encarna en un fundamento absoluto, sino que aparece y también desaparece, y el modo en cómo cada época histórica determina ese darse, como cada época comprende al ser o corresponde a ese acontecimiento fija ese tipo de relación de guarda con el ser.

...