León Gaumont como Director del Comptoir Général de Photographie

León Gaumont como Director del Comptoir Général de Photographie, se enfocó en un inicio a la fabricación y venta de aparatos cinematográficos. Fue la demanda del mercado lo que llevó a Gaumont a convertirse en productor, designó a su secretaria Alice Guy-Blaché cómo directora del estudio. En una época donde las mujeres aún no podían votar, el hecho de contar con una mujer realizadora sin duda era romper un paradigma.

Alice Guy-Blaché salió de la zona de confort de los directores de esa época y filmó la primera película con narrativa en la historia del cine, llamada “La Fée aux choux (El hada de los repollos)”, por lo que es considerada cómo la primer directora en la historia de cine. Aún cuando la historia de la realizadora varía según la fuente, en los últimos años ha sido reconocida por diversos autores como “La madre del cine” debido a sus innovaciones en la industria. Desafortunadamente por ser mujer, muchos la señalaron solamente como la secretaria de Gaumont e inclusive hasta su amante.

En 1906, Alice Guy dejó la dirección artística de la empresa y en su lugar entró Louis Feuillade, quien consiguió que algunos de los filmes de la factoría se consolidaran en Estados Unidos de América. Películas como “Fantomas" (1913), "Los Vampiros" (1915) y "Judex" (1916) vuelven a Feuillade parte primordial de la productora al atreverse a realizar historias y escenarios más realistas acompañadas de actuaciones con mayor sobriedad. Otra ventaja de los cambios que impuso el director fue el adoptar algunas técnicas americanas que hasta ese momento habían sido menospreciadas por los europeos.

Los avances de la compañía cinematográfica no se limitaron al aspecto artístico o narrativo, también realizaron cambios y aportaciones técnicas. Ya en el siglo XX, Gaumont en desarrollaron artefactos como el cronomegáfono, el cual sincronizaba el cinematógrafo con el fonógrafo, esto permitía que las proyecciones contaran también con sonido.

Según Ariane Toscan du Plantier, directora de comunicación y patrimonio de Gaumont, el cronomegáfono que vemos en la exposición de la Cineteca Nacional, en su momento tenía que pasar por Estados Unidos por lo que abordaría el Titanic. Sin embargo el hermano de Charles Proust, había comprado dicho cronomegáfono para usarlo en México y debido a su premura determinó que se usaría un barco que pasaba por Cuba y llegaba directamente aquí. Gracias a romper el paradigma de que un país como el nuestro no disfrutaría de tal invento, es que una pieza fundamental de la historia del cine no terminó en el fondo del mar.

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