REFLEXIÓN SOBRE LA PRÁCTICA.

REFLEXIÓN SOBRE LA PRÁCTICA

En primera instancia es importante mencionar que a la fecha no he sido asignado como idóneo a ninguna telesecundaria, por lo tanto lo que a continuación menciono está fundamentado en mi experiencia laboral a nivel primario en CONAFE como instructor, y  en los niveles de secundaria, preparatoria y universidad dentro del sector privado. Lo que  a su vez me permite mencionar que evidencias actuales no las tengo, pedí permiso para entrar a observar a algunas telesecundarias de la región pero me fue negado el acceso. En fin, como parte de la lectura de Perrenoud, donde dice que con lo que se cuente de recursos y espacios, es menester del educador aprovechar al máximo lo que se tiene con actitud favorable y propositiva de tal manera que se logren los objetivos de aprendizaje.

Reflexionar sobre la práctica educativa de cada uno de nosotros es una necesidad en la actualidad, es importante pensar y preguntarnos si lo que hacemos en el salón de clases es lo correcto. No se trata de esperarnos hasta que termina un ciclo escolar, sino reflexionarlo durante cada actividad, al término de una sesión, secuencia o bloque, de tal manera que podamos realizar algún ajuste cuando el aprendizaje esperado no se está logrando. Cuántas veces por la noche no reflexionamos sobre algunas experiencias personales que tuvimos durante el día y entonces nos damos cuenta que tal vez  no actuamos de manera correcta, pues eso mismo deberíamos de hacer día tras día al terminar la jornada diaria en el salón de clases, para que  a la hora de planear las actividades podamos pensar y buscar estrategias, técnicas, materiales, etc, que nos permitan lograr los objetivos planteados.

Dentro de la misma lectura se menciona a Bourdieu con su término estelar “La ilusión de la improvisación”, pero considero que es un término no muy adecuado, no se trata de improvisar en las aulas, sino de adecuar las actividades a las necesidades  e intereses de los estudiantes, además es importante que esto no debería ser una constante en la práctica docente, porque si esto se llegara a repetir quiere decir que no estamos realizando una planeación adecuada.  Bien lo dice la lectura: “Lo que uno hace es la expresión de lo que es” y si siempre estamos improvisando en las clases somos docentes improvisados, personas que no planean ni siquiera sus actividades personales.

Como lo mencioné anteriormente, cada día debemos de evaluar nuestro trabajo, identificando los resultados positivos y también aquellas áreas de oportunidad que tenemos en nuestra función docente; si hoy nos damos cuenta que alguna actividad no salió como nosotros queríamos entonces es necesario aprender de esa experiencia y buscar aquellos factores que afectaron para que la actividad no saliera como estaba planeada. Sí logramos convertir esto en un hábito, entonces estaremos  a partir de  nuestras propias experiencias evitando o disminuyendo  las dudas y errores que estamos cometiendo.

Para lograr una práctica reflexiva es necesario dialogar con nuestra inconsciencia, pero hacerlo de manera autónoma es complicado, por lo tanto también es necesario tener una apertura a los comentarios de nuestros compañeros y nuestros superiores e incluso de los comentarios de nuestros alumnos; cuando juntos trabajamos en la mejora de cada uno de nosotros entonces disfrutaremos de lo que hacemos  y encontraremos al docente que vive en cada uno de nosotros, que trata de dar lo mejor de sí, que se esfuerza por ser mejor día con día, que se busca y que se encuentra a sí mismo.

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