¡Reauda Tu Oro!
Enviado por melissa21d • 1 de Julio de 2015 • 651 Palabras (3 Páginas) • 195 Visitas
A.- Planeación o pre-escritura
Así como en el proceso de investigación el planteamiento de un problema resulta de revisar
cuidadosamente de las fuentes de información, el proceso de redacción comienza por la
lectura de aquellos materiales que nos han de brindar los datos, ideas y pensamientos que
deseamos plasmar en nuestros escritos. Si entendemos la lectura como un acto de diálogo
con los autores de los textos, podemos expresar nuestra respuesta de dos maneras:
preguntando al autor y a nosotros mismos si entendemos el contenido propuesto; y
cuestionando si estamos o no de acuerdo con el enfoque o la postura metodológica que
adopta el autor frente al tema-objeto del escrito que él nos propone. La forma material de
nuestra respuesta será el subrayado de lo que nos llama la atención, es decir, de aquello
que a nuestro juicio nutre el tema que nos proponemos estudiar y exponer por escrito: por
nutrición entendemos -se esté o no de acuerdo con el enfoque o la postura del autor- todas
las ideas que a partir de la lectura decidimos incorporar a nuestro pensamiento y, por tanto,
a nuestro discurso. Nuestra decisión se expresa, pues, primero en el subrayado y enseguida
en la elaboración de fichas de trabajo -textuales, de comentario o mixtas- en las cuales
vamos acumulando el saber que hemos encontrado por medio de la lectura de las fuentes
documentales.
De una primera evaluación de esas fichas de trabajo resultará lo que nosotros
proponemos como un primer paso en el proceso de planeación o pre-escritura: una lluvia
de ideas o lista del mandado que vamos elaborando en el orden en que aparecen a medida
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que consultamos las fichas. La llamamos lista del mandado por analogía con la tarjeta que
todos fijamos -con un imán- en la puerta del refrigerador en nuestras casas, en la cual
vamos registrando y acumulando todos aquellos productos que necesitamos adquirir en el
supermercado; al final de la semana, esa lista incluirá -a manera de ejemplo- unos 25 o 30
productos, y con ella nos vamos a comprar nuestra despensa. A la entrada de la tienda o
supermercado tomaremos un carrito de autoservicio... y aquí surge la pregunta
metodológica que aplicaremos al planteamiento de un problema de investigación y a la
planeación de nuestro escrito: una vez adentro de la tienda ¿daremos 25 o 30 vueltas para
localizar cada uno de los productos? ¡No, profesor! contestan nuestros estudiantes;
ordenaremos y clasificaremos los productos de la lista por grupos, de acuerdo con los
departamentos que hay en la tienda. ¡Vaya! Ordenar y clasificar -dos operaciones del
sentido común- se constituyen ahora en la base de nuestros propósitos de investigación o de
escritura.
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