“Revolucionarios” y “Resolucionarios”: En Busca del Diálogo

“Revolucionarios” y “Resolucionarios”: En Busca del Diálogo^[1]

1. John Paul Lederach

        En una reciente, y más bien animada, discusión sobre la polaridad entre las enfoques de mediación y movimiento no-violento, un colega con inclinaciones de apoyo continuo habló más bien poéticamente.  “Mediación”, dijo levantando su cabeza y respirando despacio y profundo por su nariz, “es el aroma”.  En realidad, la mediación parece prestarse a sí misma a procesos olfativos.  Para algunos huele tan dulce como el rocío en la barba de Aarón.  Para otros el perfume es tan dulce que huele mal, y se usa para cubrir aires menos deseados bajo la superficie.  Pero la tensión entre estos círculos del hacer la paz existen y ocasionalmente nos  toma fuera de guardia.

        Activistas en círculos de defensa de la no violencia y los derechos critican la mediación como encubridora, casi siempre alrededor de soluciones de mediocridad.  Ellos creen que la mediación se basa en un entendimiento superficial de problemas estructurales, mejor entendido como una reducción de injusticias a “problemas de comunicación”.  Ellos cuestionan el ingenuo y benigno rostro de las buenas intenciones de los mediadores, pero poderosamente manipulativas, ideología de armonía que últimamente beneficia a los ricos, poderosos y conservadores.  Ellos,  a veces, son frustrados con la popularidad y toda una “suntuosidad” de resolución de conflictos  para la corriente principal de la paz de la iglesia y de la sociedad.  Al final, la pregunta está planteada: ¿hay integridad en no tomar un postura, en no ponerse al lado del oprimido y esclavizado?

        Los defensores de la resolución de los conflictos y la mediación critican la orientación de los Activistas por un entendimiento superficial de lo que la mediación es y cómo funciona.  Ellos cuestionan si los activistas están interesados en aprender los procesos, técnicas y disciplina del escuchar, comprometerse seriamente con todos los puntos de vista y reconciliar profundamente las relaciones rotas.  Ellos, a veces, se frustran con el sentido de rectitud con uno mismo que está implícito en el espíritu activista, el cuál sugiere para uno una profunda y más integral adherencia a la llamada de fe.

        Quizás mis descripciones de opiniones puedan impactarle.  En varias ocasiones recientes, la falta de contacto entre estas opiniones me han afectado y mostrado señales de un conflicto no constructivo que en parte he reflejado aquí.  Generalizaciones y estereotipos tienden a dominar.  Un modo de pensar prevalece.  Los activistas hablan con activistas sobre los mediadores.  Los mediadores hablan con mediadores sobre los activistas.  Raramente las dos comunidades se relacionan en un diálogo directo.  Las veces que he tenido la oportunidad de hacer esto último, lo he encontrado más productivo.  Como una contribución a favor del diálogo me gustaría ofrecer tres maneras de estructurar los asuntos que he encontrado útiles.

1.  Diferente pero no incompatible

        Como un primer punto de discusión, sugiero un regreso a una de las más recientes piezas conceptuales desarrolladas en la resolución del conflicto por el conciliador de cuáquero, Adam Curle.  Él sugiere que el movimiento de relaciones no pacíficas a pacíficas pueden ser representadas en una matriz comparando niveles de poder con niveles de prevención de los intereses conflictivos.  La matriz es útil para conspirar donde estamos en conflictos dados, pero también para sugerir los roles potenciales que escogemos, los cuales emergen la educación, confrontación activa o defensa y negociación.

Los roles emergen a medida seguimos un patrón típico de conflicto.  La educación, o concientización, se necesita cuando el conflicto está oculto y las personas no están prevenidas del poder y las injusticias.  Esta es la circunstancia superficial del llanto de falsos poetas, “Paz, Paz,” cuando no hay paz.  El incremento de prevención de problemas e intereses conlleva a demandas del cambio, las cuales raramente son alcanzadas inmediatamente y más que todo no son escuchadas, dado el no balance de poder.  El cambio y el balance de poder son entonces perseguidos por alguna forma de confrontación.  Si tiene éxito, la confrontación incrementará la prevención de interdependencia y balance de poder, legitimando en el proceso las demandas que el poder más bajo ha puesto esfuerzo.  La negociación ahora se convierte en posible y puede llevar al acuerdo para reestructurar las relación e incrementar la justicia.  En cualquier punto, el patrón puede retroceder.  El conflicto no siempre lleva a relaciones reestructuradas.

        NO PACIFICAS                                                                                PACIFICAS[pic 1]

                        Conciencia del conflicto

                [pic 2]

                        Baja                                                                Alta[pic 3]

                                        Conciencia del Conflicto

        Notamos muchos aspectos importantes, pero a veces descuidados, en el proceso típico del conflicto.  En primer lugar, la mediación y la defensa comparten el objetivo de cambiar y reestructurar relaciones no pacíficas, la búsqueda común de justicia.  Cuando la justicia cesa de ser el objetivo de ambas intervenciones, la estrategia debe ser cuestionada.  Donde cualquier acercamiento es usado como una táctica para co-optar o manipular a los menos poderosos y desaventajados, éste no debe ser perseguido.

1. Transformación de conflictos: una síntesis

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