Traduccion Al Gallego ''el Camaleón Que No Sabia De Que Color Ponerse''
Enviado por EvaRS97 • 28 de Mayo de 2014 • 815 Palabras (4 Páginas) • 236 Visitas
TEXTO ORIXINAL
EL CAMALEÓN QUE NO SABÍA DE QUE COLOR PONERSE
[Fábula. Texto completo.]
Augusto Monterroso
En un país muy remoto, en plena Selva, se presentó hace muchos años un tiempo malo en
el que el Camaleón, a quien le había dado por la política, entró en un estado de total
desconcierto, pues los otros animales, asesorados por la Zorra, se habían enterado de sus
artimañas y empezaron a contrarrestarlas llevando día y noche en los bolsillos juegos de
diversos vidrios de colores para combatir su ambigüedad e hipocresía, de manera que
cuando él estaba morado y por cualquier circunstancia del momento necesitaba volverse,
digamos, azul, sacaban rápidamente un cristal rojo a través del cual lo veían, y para ellos
continuaba siendo el mismo Camaleón morado, aunque se condujera como Camaleón azul;
y cuando estaba rojo y por motivaciones especiales se volvía anaranjado, usaban el cristal
correspondiente y lo seguían viendo tal cual.
Esto sólo en cuanto a los colores primarios, pues el método se generalizó tanto que con el
tiempo no había ya quien no llevara consigo un equipo completo de cristales para aquellos
casos en que el mañoso se tornaba simplemente grisáceo, o verdiazul, o de cualquier color
más o menos indefinido, para dar el cual eran necesarias tres, cuatro o cinco
superposiciones de cristales.
Pero lo bueno fue que el Camaleón, considerando que todos eran de su condición, adoptó
también el sistema.
Entonces era cosa de verlos a todos en las calles sacando y alternando cristales a medida
que cambiaban de colores, según el clima político o las opiniones políticas prevalecientes
ese día de la semana o a esa hora del día o de la noche.
Como es fácil comprender, esto se convirtió en una especie de peligrosa confusión de las
lenguas; pero pronto los más listos se dieron cuenta de que aquello sería la ruina general si
no se reglamentaba de alguna manera, a menos de que todos estuvieran dispuestos a ser
cegados y perdidos definitivamente por los dioses, y restablecieron el orden.
Además de lo estatuido por el Reglamento que se redactó con ese fin, el derecho
consuetudinario fijó por su parte reglas de refinada urbanidad, según las cuales, si alguno
carecía de un vidrio de determinado color urgente para disfrazarse o para descubrir el
verdadero color de alguien, podía recurrir inclusive a sus propios enemigos para que se lo
prestaran, de acuerdo con su necesidad del momento, como sucedía entre las naciones
más civilizadas.
Sólo el León que por entonces era el Presidente de la Selva se reía de unos y de otros,
aunque a veces socarronamente jugaba también un poco a lo suyo, por divertirse.
De esa época viene el dicho de que
todo Camaleón
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