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Cuentos Orientales RESUMEN


Enviado por   •  8 de Abril de 2013  •  1.883 Palabras (8 Páginas)  •  3.301 Visitas

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'Cuentos orientales', Marguerite Yourcenar.-

De seudónimo Yourcenar, Marguerite de Crayencour nació en Bruselas (Bélgica) el 8 de Junio de 1903. Su madre murió poco después del parto y su padre será para ella un apoyo en su vocación y una fuerte influencia que provocará su interés por la cultura clásica antigua, los viajes y la afición por la lectura.

Con 16 años publicará su primer libro, un poemario titulado “El jardín de las quimeras”. Además de poesía y narrativa escribirá teatro, ensayo y traducciones. Entre estas últimas está su traducción de “Las olas” de Virginia Woolf y “Lo que Maisie sabía” de Henry James. En 1922 publicó su segundo libro de poemas “Los dioses no han muerto”, cuyo título es representativo de su visión del mundo y de sus temas más recurrentes.

En 1929 publicó su primera novela “Alexis o el tratado del inútil combate”, en forma de cartas que el protagonista escribe a su mujer revelándola su preferencia sexual por los hombres. Un libro que defiende la libertad sexual. Curiosamente en años posteriores ella vivirá la misma situación de un amor imposible por un hombre homosexual. Basada en esta experiencia surge su libro “Fuegos” de poesía en prosa.

En esa década viaja por Alemania, Grecia, Italia y Estados Unidos donde dará clases de literatura. Producto de esos viajes es “El denario del sueño” de 1934 donde habla de la diferencia entre sueño y realidad. En ese mismo año conoce a Grace Frick con la que tendrá una profunda relación de amistad y amor. En estos años publicó también “La nueva Eurídice”, “El tiro de gracia” de atmósfera inquietante y trágica que habla de la muerte y del amor desesperado, y “Cuentos orientales” obra de la que se ocupa este artículo.

“A beneficio de inventario” es un conjunto de ensayos críticos. Pero es una novela la que le dará prestigio internacional. Se trata de la famosa "Memorias de Adriano" de 1951, una autobiografía novelada del emperador romano, donde una vez más adoptará la forma de cartas teñidas de una luminosa vitalidad envuelta en melancolía, con aspiraciones filosóficas y una perpetua búsqueda de sentido. Posteriormente destacan “Opus nigrum” de 1968 que habla de la vida de un médico del siglo XVI, alquimista (de ahí el título de la novela) y filántropo perseguido. Tres años después publicó su obra teatral agrupada en dos volúmenes. Y su obra inacabada autobiográfica “El laberinto del mundo”. Por último destaca una serie de entrevistas, sobre su vida y obra, bajo el título de “Los ojos abiertos”.

Murió en Estados Unidos en 1987, donde residía desde muchos atrás. Fue poco después de que muriera de sida el americano de treinta años que la acompañaba. Curiosamente ella había comentado que “sólo se muere de pena”. Antes fue la primera mujer que ingresó en la academia francesa.

Algunas de sus frases: “Sólo se está bien en otra parte”, que recuerda a lo que dijo el poeta Rimbaud:“En cualquier parte, fuera del mundo”. Dos citas de "Memorias de Adriano": “Yo era dios sencillamente porque era humano” y “La dicha es una obra de arte: el menor error la quebranta, el menor titubeo la altera, la menor pesadez la desluce, la menor tontería la embrutece”. De “Alexis...”: “Se habla de sufrimiento como se habla del placer, pero se habla de ellos cuando ya nos dominan”. Otra que habla de su extranjería: “Soledad. No creo como ellos. No vivo como ellos. No amo como ellos y moriré como ellos”. Y dos últimas: “Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón” y “Nuestro gran error es tratar de obtener de cada uno en particular las virtudes que no tiene y desdeñar el cultivo de las que posee”.

En una primera mirada podría decirse que abundan en su obra los recreamientos históricos, pero en realidad lo que invoca son hechos interiores de naturaleza más o menos legendaria o mítica, pero siempre desbordantes de una arrasadora intimidad, sin espacio ni tiempo, o mejor dicho más allá de ellos. En su obra no existe el sentimentalismo sino la pasión, lo que la envuelve en una gran profundidad.

Cuentos orientales

Personajes fronterizos, ese tipo de personas extremas o singulares donde la vida expone, desafiante e impúdicamente, el misterio de su esencia y del motor que la mueve. Visionarios, poseídos por lo absoluto, marcados por el encuentro con lo imposible o lo irreversible. Y lo mismo podría decirse de las situaciones que plantea. Es en ellas, y no en las circunstancias más generalizadas, donde el enigma apunta con un dedo invisible, riéndose de las apariencias usuales que, así, pasan a ser un respiro para los humanos, una base aparentemente firme donde acomodarse para no enloquecer y no ser desbordados por lo desconocido. Lo desconocido, la mayor parte de la vida, como la materia oscura en el universo físico que es invisible pero decisiva.

Red de tristeza, vientos mágicos, amor sublime, violencia misteriosa. Paz que integra, inapelablemente, a la libertad. Paz del universo que acoge por igual a humanos, ninfas, seres de difusa naturaleza o espíritus sin nombre. Cabezas cortadas, nereidas, soñadores que transforman la realidad material, nombres tatuados, polvo de siglos sobre pueblos perdidos... Un Oriente en el que caben desde los chinos hasta los griegos y que es materializador como el arte, sugerente y terrible, misterioso y antiguo, poderoso y sencillo pero nada simple. Por el contrario es también un Oriente complicado como un laberinto, contundente y veloz como una golondrina, guardián de secretos y fusiones insólitas. Extraordinario...

En una sola de sus frases, de imágenes poderosas y repletas,

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