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SITUACIÓN ECONOMICA EN EL PRIMER GOBIERNO DE ALAN GARCIA


Enviado por   •  8 de Abril de 2014  •  Ensayos  •  1.347 Palabras (6 Páginas)  •  490 Visitas

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SITUACIÓN ECONOMICA EN EL PRIMER GOBIERNO DE ALAN GARCIA

A lo largo de la historia de nuestro querido Perú hemos tenido muchos presidentes, unos buenos, unos malos, etc. Pero en 1985 el país tuvo a un nuevo presidente, uno que pensaba diferente y muy joven del partido del APRA su nombre era Alan García Pérez.

A los primeros días de gobierno, su ministro de economía en ese tiempo que era Luis Alva Castro anuncio que se cancelaria la deuda externa que ascendía a 14 000 millones de dólares sin sacrificar al pueblo y sin aceptarlas condiciones por el Fondo Internacional Monetario; en un comienzo estas medidas tomadas dieron resultados inesperados, sobretodo resultados positivos, en septiembre de1985 la inflación bajo a 3.5% comparado con el 12.5% que fue en abril del mismo año. Hacia el segundo trimestre de 1986, la economía dio señales de clara recuperación. Los sectores que dependían de la demanda interna (manufactura, construcción, agricultura) crecieron, no así los sectores dedicados a la exportación (minería, pesca). En 1986, la economía creció 10 %. Fue el mayor crecimiento desde los años 50, con ello García disfruto entonces de una popularidad récord en América Latina. Cuando la capacidad de gasto del estado fue agotada entonces comenzaron múltiples problemas.

El primer problema fue que a pesar de la reactivación económica, el Estado casi no percibía mayores ingresos, Otro problema consistía en que, después del gran crecimiento de 1986, la capacidad productiva de la modesta industria nacional estaba llegando a sus límites. Hacían falta inversiones para instalar nuevas capacidades y así continuar con la reactivación. Para ello, era necesario recurrir a inversiones y préstamos extranjeros.

La poca confianza del pueblo hacia el gobierno en cuestiones económicas condujo que a finales de 1986, mucha gente cambiara sus intis por dólares temiendo una gran devaluación de los intis. El paquete de medidas que fue adoptado por Alan García incluía el congelamiento del tipo de cambio inti-dólar.

Ya para 1987 el peligro de una crisis en la balanza de pagos y en las reservas internacionales era evidente. Sin embargo el estado peruano siguió confiando en su gobierno y su evolución económica hasta 1988, pero aceptando la devaluación del inti y la subida de precios.

En líneas generales, la política económica del Estado Peruano empezó a caer en contradicciones. Por un lado, el Gobierno buscaba el contacto directo con los empresarios importantes (llamados los doce apóstoles) con el fin de persuadirlos a invertir en el desarrollo de la capacidad productiva. Por otro lado y en su necesidad de aumentar los ingresos del Estado, supuestamente obligó, a comienzos de 1987, a las empresas a prestarle dinero al Estado.

En concreto, las empresas fueron forzadas a comprarle al Estado Peruano bonos obligatorios por un valor que llegaba hasta el 30% de las utilidades brutas que las empresas habían obtenido en 1986 (69). Con esta medida, el Gobierno provocó airadas reacciones en el sector empresarial. Al poco tiempo, algunas empresas fueron exoneradas del pago obligatorio y finalmente el programa fue cancelado.

Este tipo de marchas y contramarchas, de reacciones sobre hechos ya consumados, de pasividad frente a los peligros venideros contribuyeron a la percepción de que la política económica del Gobierno estaba siendo improvisada y, sobre todo, perdiendo el control. La situación se agudizó con la renuncia, en junio de 1987, del Ministro de Economía Luis Alva Castro.

El punto de ruptura de su Gobierno fue la intención de estatizar la banca como una forma de controlar la inflación que, a esas alturas (28 de julio de 1987), ya resultaba agobiante. En efecto, los indicadores económicos señalan que el Perú, durante su mandato, llegó a sufrir una hiperinflación de 1 722,3% en 1988 y 2 775% en 1989.

Al finalizar el año 1987, la crisis ya era evidente: La inflación empezó a galopar (114,5 % en diciembre del 1987), la producción - y, por consiguiente, la reactivación económica - se había estancado y la balanza de pagos tuvo, en 1987, un saldo negativo de 521 millones de dólares, el hueco más grande desde 1981. Consecuentemente, las reservas internacionales siguieron decayendo. A falta de dólares, el Banco Central se vio atado de manos en el control de la tasa de cambio (una demanda creciente de dólares se puede contrarrestar poniendo en circulación

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