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Panchito y Dulce


Enviado por   •  3 de Julio de 2012  •  Resúmenes  •  727 Palabras (3 Páginas)  •  453 Visitas

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Panchito y Dulce

Cuando Dulce era pequeña le gustaba pasar mucho tiempo con su abuelo. Panchito, cómo ella lo llamaba, había trabajado en un gran fábrica de telas cuando era joven y Dulce lo admiraba mucho. Era un hombre alto, de piel blanca, y siempre tenía la respuesta a todas las preguntas, era muy fuerte y sabía lo que era mejor para ella. Dulce lo quería mucho porque todos los días él la llevaba a la escuela e iba por ella a la hora de salir. El regreso a casa era un viaje increíble lleno de diversión. No había aventura que ella quisiera vivir sin su abuelo.

La casa de los abuelos era muy grande y tenía un jardín enorme lleno de plantas y árboles frutales. Pero no había mejor lugar que la habitación del abuelo Panchito. Su closet estaba lleno de objetos muy bonitos y llamativos, todo lo que había ahí llamaba la atención de Dulce. Tenía lámparas y herramientas, frasquitos con tuercas y tornillo, con medicinas y dulces, libros apilados junto a calendarios y portalápices. Él era muy serio, pero cuando estaba con Dulce era un abuelo alegre y amoroso.

Un día que Dulce no tuvo clases se levantó más tarde que de costumbre, ayudó a su abuela Arcelia a dar maíz a los pollos y a preparar el desayuno. Durante el almuerzo, los abuelos platicaron de varias cosas, pero Dulce no decía algo y comía muy aprisa. Entonces Panchito le preguntó por qué comía tan rápido, y ella le dijo:

— Es que abuelito, quiero terminar rápido de almorzar para poder ir a jugar con mis muñecas.

El abuelo al escucharla le preguntó:

— Dulcecito, ¿por qué eres tan impaciente? Todo tiene su momento, disfruta tu desayuno. Debes aprender que no siempre podemos hacer lo que queramos tan rápido, hay que ser pacientes y esperar el momento para poder hacer cada cosa. Eso es más saludable para nosotros y así disfrutamos de todo lo que hacemos. La paciencia nos hace seres más sabios.

— ¿Y cómo podría volverme más sabia abuelito?

— Sólo tienes que aprender a observar, a escuchar y comprender mejor las cosas de la vida, y si lo logras nacerá en tu espíritu el fruto de la paciencia.

– La abuelita Arcelia escuchaba con atención lo que el abuelo Panchito le decía a Dulce, y acarició la cabecita de su nieta con mucha ternura.

— ¿Observar, escuchar y comprender? –le preguntó Dulce –. ¿Qué quieres decir todo eso?

La abuelita, al escucharla, sonrió y le respondió:

— Cuando tú aprendes a mirar las cosas con más cuidado y tranquilidad logras ver más de lo que puedes imaginar, al escuchar con atención podrás saber que hay sonidos que no siempre percibimos y podrás encontrar nuevos mensajes en las palabras de la

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