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Caso Clinico


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  2.251 Palabras (10 Páginas)  •  209 Visitas

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“Envejecer es como escalar una gran montaña, mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.”

Anónimo

La balada de Narayama relata cómo era la forma de vivir y morir de los habitantes de una comunidad del antiguo Japón, que habitaban en una montaña, en dicha colonia los habitantes se adaptaban a todas las condiciones de la vida para sobrevivir, era una sociedad campesina, agrícola y rudimentaria del Japón de hace uno o dos siglos, que a pesar de contar con todas las bendiciones de la naturaleza también sufrían de las inclemencias del clima, cuando una persona de la tercera edad cumplía 70 años, un varón de su familia tenía que cargarlo en su espalda y llevarlo al cementerio de la montaña de

Narayama, en lo más alto del monte sagrado, donde debía dejarlo para morir

Es desde esta perspectiva que nos da la película que podemos hablar de diversas formas de concepción de la vejez y la muerte dentro de una cultura. El hombre no solo habita en la materia, sino que es material; no solo crea y tiene culturas, sino que vive enculturizado.

“El envejecimiento es un proceso psicológico en el momento mismo de la concepción y se hace más evidente después de la madurez. En él se producen cambios cuya resultante es la disminución de la adaptabilidad del organismo a su entorno”, pero también es la disminución de actividades personales y sociales.

El concepto de vejez abarca en el ser humano una pluralidad de facetas que sobrepasan el ámbito de los aspectos biológicos para adentrarse en los psicológicos, los sociales y los filosóficos. Además, el significado de la vejez y el envejecimiento pueden ser considerados desde muy diversos ángulos, según se considere, por ejemplo, desde la percepción de las personas que han alcanzado una edad muy avanzada, o se tome como referencia la significación que adquiere en otros grupos de personas de edades y condiciones psicosociales dispares

La edad en la que comienza la vejez no es algo que esté delimitado, ni biológica ni psicológicamente, sino que se trata de una convención social aceptada por las distintas culturas.

El ser una persona en la etapa de vejez, nos involucra a distancia con el nacimiento de un descendiente biológico dando lugar al extraordinario sentimiento de haber sufrido una trasformación, no por un acto propio, sino por el acto de un hijo.

Tratar de conceptualizar la muerte es intentar abarcar un mundo casi infinito de posibilidades debido a la complejidad de la misma, además de las diversas perspectivas que existen para abordarla.

Si recurrimos al diccionario, la muerte es una palabra proveniente del latín (mors, mortis) y se le otorga el significado de “cesación o término de la vida”. Sin embargo, si nos adentramos en su uso como construcción social, podríamos decir que su concepción varía según la cultura y el momento histórico, así como de las características y circunstancias propias de cada persona.

Así, tras las dificultades de aprehender este término en su totalidad, por su carácter complejo, ambiguo y desconocido, podemos decir que existen tantas maneras de conceptualizar la muerte como individuos hay.

La muerte es universal; todo lo que vive está destinado a perecer o a desaparecer. Pero es también única ya que la muerte constituye para cada uno de nosotros un acontecimiento sin precedentes y que no se ha de volver a repetir.

Hay quienes mencionan que la muerte se identifica como el hecho más trascendente y negativo de la existencia humana al ser un misterio, por lo que se cree que los sujetos se enfrentan a ésta según su modo de vivir. Así vemos que en las culturas antiguas la muerte estaba firmemente aceptada. Los muertos compartían con los vivos el suelo urbano y el espacio sagrado de los templos. La muerte se mostraba cercana debido a la menor esperanza de vida y por la precariedad de la existencia.

También la muerte suponía el más importante ritual biológico, ya que el individuo pasaba de la realidad de los vivos a una realidad desconocida, extraña: el mundo de los muertos. Era necesaria toda una serie de símbolos y ritos complejos para, por una parte facilitar al anciano el paso a la muerte, así como para salvaguardar a los vivos, puesto que se creía que si el tránsito al más allá no se realizaba de acuerdo a la tradición, esto podría traer un peligro para los vivos. El no llevar a cabo los ritos, suponía para el anciano la imposibilidad de llegar al mundo de los muertos al no estar purificado, pero al mismo tiempo tampoco podía volver al de los vivos, y así, atrapados entre dos mundos, se creía tomaban una actitud de venganza contra los vivos.

La construcción que se tenga de la vejez va a estar muy relacionada con la historia de vida de las personas, pero más aun, con la forma en que la sociedad caracteriza al viejo. Así, algunos individuos no podían determinan aspectos positivos en relación a la adultez mayor. Consideraban que es una época “donde se estrecha cada vez más el panorama”, marcada sobre todo por pérdidas, donde los roles atribuidos cada vez son menos, perdiendo identidad social y así, llegando a la segregación de este grupo etario. Otra pérdida se refleja en la falta de cohesión y unión familiar, muy añorada por ellos, dilucidando también la falta de integración entre su núcleo familiar y la sociedad en la que se desenvuelven.

Así, nos encontramos que a pesar del paso del tiempo y de que la sociedad ha evolucionado, aún existe dentro de las diferentes culturas una falta de proyecto de vida, considerándolo algo difícil de establecer, debido principalmente a la edad y a la proximidad de la muerte. Podría inferirse que ser viejo es sinónimo de un futuro cancelado.

Estas ideas, son propias de una sociedad donde se valora la productividad a niveles económicos y el consumo, por lo que la importancia está puesta en los jóvenes y adultos que pertenecen a esta rueda productiva. La ancianidad termina por quedar fuera del circuito, debido a los valores predominantes así como de los mitos y prejuicios que se manejan en los discursos dominantes.

Sin recursos, sin apoyo de la sociedad en general ni de su entorno inmediato, los ancianos terminan por percibirse a sí mismos en estos términos, a modo de una profecía autocumplida. De allí proviene el conformismo y la resignación, viviendo una etapa de la vida restringiendo sus posibilidades, anhelos y desarrollo personal.

Que el adulto mayor sea pasivo, inactivo, enfermo, busque la soledad y la espera pasiva del final son ideas erróneas, ya que decir actividad no tiene como único significado el trabajo remunerado y juventud. Actividad también significa realización de

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