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Patios Productivos


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2011  •  4.740 Palabras (19 Páginas)  •  1.076 Visitas

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Secado de Semillas Forrajeras

Publicado el: 25/07/2008

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Autor: Ricardo Bartosik, Leandro Cardoso y Enzo Daniel Piñeiro - EEA INTA Balcarce. Argentina

En Argentina se utilizan anualmente unas 25.000 toneladas de especies de semillas forrajeras. De estas, aproximadamente 14.000 son producidas en el país, mientras que 11.000 son importadas (en su mayoría correspondiente a semillas de alfalfa). La producción de semillas nacionales certificadas es de aproximadamente 10.000 toneladas, mientras que las 4.000 toneladas restantes corresponden a semillas sin certificar. Las especies de mayor producción en Argentina son cebadilla criolla (3.600 t), alfalfa (1.500 t), ryegrass anual (1.350 t), ryegrass perenne (1.100 t) y festuca (1.100 t) (Dubois, 2006).

El contexto internacional coloca a Argentina como un posible productor y exportador de semillas, con lo cual se pueden generar importantes divisas y mano de obra para el país. Sin embargo, existen aun algunos aspectos técnicos de la producción, manejo y acondicionamiento de las semillas que deben ser ajustados para lograr una mayor eficiencia de producción de semillas de calidad.

Las semillas de las especies forrajeras no pueden almacenarse húmedas. Al igual que en los granos, el almacenamiento de semillas húmedas resulta en una alta actividad biológica, producto de la respiración de la propia semilla y de los hongos del almacenamiento. Los hongos del almacenaje encuentran condiciones favorables para su desarrollo cuando la humedad de la semilla es elevada, por encima de 13-14% (depende del tipo de semilla), respirando y consumiendo la materia seca de las semillas. Como resultado de su metabolismo liberan anhídrido carbónico, agua y calor. La liberación de calor resulta en el autocalentamiento de la semilla, con importantes pérdidas de calidad (disminución del poder germinativo). Por tales motivos, el correcto manejo en la postcosecha de las semillas de forrajeras se basa en la premisa de almacenarlas sanas, secas y limpias.

La práctica corriente en la producción de semillas forrajeras consiste en el corte e hilerado de las especies forrajeras previo a su cosecha y trilla. Esta actividad (corte e hilerado) se realiza cuando la semilla tiene humedades cercanas a 40-45%. Luego, el material cortado se deja secar en la andana hasta obtener humedades cercanas a 12-14%, para luego realizar la recolección y trilla mecánica de las semillas. La práctica de corte, hilerado y secado a campo está extensamente difundida a lo largo de toda la geografía del país. Sin embargo, la práctica de secado a campo frecuentemente resulta en pérdidas de calidad de la semilla (pérdida de poder germinativo), retraso en la liberación de los lotes, importantes pérdidas por desgrane al efectuar la recolección y problemas en la logística de las empresas semilleros. En definitiva, pérdidas económicas para el establecimiento.

Las condiciones climáticas en la etapa previa a la cosecha son determinantes para lograr un secado a campo rápido y sin pérdidas de calidad, lo cual se consigue con días de alta temperatura, baja humedad relativa y vientos de moderada intensidad. Si se dan este tipo de condiciones, las semillas podrán ser recolectadas y trilladas un par de días después de haber realizado el corte e hilerado, con relativamente pocas pérdidas de calidad. Sin embargo, si las condiciones climáticas luego del corte e hilerado son de baja temperatura y días húmedos, entonces el secado a campo puede tardar semanas, con la consiguiente pérdidas de semillas en el campo (desgrane) y pérdida de calidad de aquellas semillas que se pudieron cosechar (pérdida de poder germinativo). De esta manera queda determinado que algunas zonas productivas, por las condiciones climáticas en el momento de la cosecha, tienen buen potencial para implementar el sistema de secado a acampo, mientras que en otras zonas este sistema resulta demasiado riesgoso.

Una alternativa al secado a campo es el secado artificial de las semillas. El secado artificial de las semillas forrajeras permite que se coseche anticipadamente, reduciendo notablemente el desgrane de las semillas (más crítico en algunas especies que en otras) y eliminando el efecto de la variabilidad climática.

El secado artificial de semillas forrajeras se realiza con aire natural o baja temperatura (AN/BT). Una limitante de los sistemas de secado AN/BT es el relativamente largo tiempo de secado, motivo por el cual, si no es correctamente diseñado y operado, puede resultar en pérdidas de calidad de la semilla (pérdida significativa del poder germinativo). Para minimizar dichas pérdidas de calidad durante el secado es necesario relacionar el caudal de aire de secado y la humedad inicial de la semilla a las condiciones climáticas del lugar (ej.: en climas húmedos se debe contar con mayor caudal de aire y/o menor humedad inicial de la simiente que en climas secos). El objetivo final es lograr bajar la humedad de las simientes a valores seguros, permitiendo el almacenaje con bajo riesgo de pérdidas de calidad.

Cuando comienza el proceso de secado la semilla tiene una humedad uniforme en toda la profundidad del lecho de secado. Luego de algunas horas de funcionamiento de ventilador, la semilla de la base de la celda de secado alcanzó la humedad final deseada, mientras que las capas superiores se encuentran todavía a humedades por encima a las aconsejadas para el almacenamiento seguro. A medida que el ventilador sigue funcionando, el frente de secado avanza en el mismo sentido que la dirección del caudal de aire. De esta manera, la última semilla que se logrará secar es la semilla que esta ubicada en la parte superficial del lecho de secado, por lo que el caudal de aire debe dimensionarse de manera tal que el frente de secado arribe a la capa superior antes que se produzcan pérdidas de calidad en la semilla.

El proceso de secado se considera terminado cuando el frente de secado atraviesa toda la masa de granos. Una limitante de los sistemas de secado con aire natural es el relativamente largo tiempo de secado. Para secar semillas de 20 a 13% con un caudal de aire cercano a 1 m3min-1t-1 se requieren entre 400 y 1000 horas de ventilador, de acuerdo a las condiciones climáticas del lugar. Esto implica que las semillas de la capa superior de la celda van a permanecer húmedas (aproximadamente a la misma humedad a la que fueron cosechadas) durante un largo periodo de tiempo (400 a 1000 horas). Esto conforma una zona de riesgo, con posibles pérdidas de materia seca (MS) y calidad de la semilla (pérdida de PG). Esta situación puede ser aun más crítica en regiones de climas

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