12 DE OCTUBRE
Enviado por 19981997 • 16 de Octubre de 2014 • 10.757 Palabras (44 Páginas) • 524 Visitas
ERIK.- ¡Hola! Oigan ¿no vieron pasar por aquí una pelota de futbol? No la encuentro
por ninguna parte… Ni modo que me la haya robado la estatua. ¡Uy que pelotota! Sería
divertido jugar con ella un rato, es como de bronce, ninguno de mis amigos tiene una
igual. Ahorita que no hay nadie, podría tomarla prestada para jugar con ella un rato. Ha
de estar pesada. (SE CAE, EFECTOS DE CAIDA ESTREPITOSA, SE DESMAYA,
DESPUÉS DE UN RATO DESPIERTA) ¡Ay qué trancazo me di en la cabeza!
COLON.- Me he quedado trabado, no puedo moverme.
ERIK.- ¡Una estatua me está hablando!
COLON.- ¿Eso es todo lo que significo para ti, una estatua, un monumento nada más?
Soy más que una simple estatua: soy Cristóbal Colon.
COLON.- No me vayáis a decir que no os han hablado de mi en el Liceo.
ERIK.- ¿En el qué?
COLON.- Es decir, en la escuela.
ERIK.- Pues creo que en la escuela oí mencionar su nombre, ¡pero jamás me enseñaron que las estatuas hablaran.
COLON.- Y cómo no voy a hablar si me queréis robar.
ERIK.-Discúlpeme señor, solo me iba a llevar la pelota prestada por un rato y luego se
la iba a devolver. Le prometo que no lo volveré a hacer.
COLON.- No es una pelota, se trata nada menos que del mundo, he aquí la prueba de
que en cualquier época se topa uno con ignorantes. Ayúdame a bajar, dadme esa mano.
ERIK.- Apenas puedo creer que le esté ayudando a una estatua! Eso es imposible.
COLON.- ¡Imposible! Esa es la palabra que más detesto. Imposible es una palabra que
deberíamos de borrar de los diccionarios. Imposible decían todos cuando supieron de mi
gran aventura, una aventura que le contaré al primer interesado que me encuentre.
ERIK.- Por favor cuénteme su historia, a mí si me interesa y le prometo que voy a creer todo lo que me cuente.
COLON.- Esta bien, pero primero ayúdame a quitarme esta casaca que me resta
movilidad. Os contaré la historia de cómo le robaron un continente a Cristóbal Colón.
ERIK.- ¿Un continente?
COLON.- Sí, pero ya estoy cansado de tratar con incrédulos así que será necesario que presteis un juramento.
ERIK.- ¿Un juramento?
COLON.- ¿Estáis listo?
ERIK.- Listo señor.
COLON.- Descansad vuestra mano derecha en el mundo a la altura del Polo Norte.
(ERICK PONE SU MANO EN EL POLO SUR) ¡Polo Norte! ¡Esta reforma educativa! y ahora repetid: yo
ERIK.- Yo
COLON.- ¿Cuál es vuestro nombre?
ERIK.- ¿Cuál es vuestro nombre?
COLON.- Quiero decir: ¡cómo os llamáis!
ERIK.- Ah, me llamo Erik Amescua.
COLON.- Prometo seguir al Almirante de la mar océano Cristóbal Colón…
ERIK.- Prometo seguir al Almirante de la mar océano Cristóbal Colón…
COLON.- En la aventura que me contará.
ERIK.- En la aventura que me contará.
COLON.- Con la venia de la Santa María.
ERIK.- Con la venia de la Santa María.
COLON.- “Ini mini cai cai u mi chau chau pi huau huau”
ERIK.- ¡Qué!
COLON.- “Ini mini cai cai u mi chau chau pi huau huau” Es una frase de la suerte que aprendí de los indios arawakos
ERIK.- ¿Me lo podría repetir por favor?
COLON.- “Ini mini cai cai u mi chau chau pi huau huau”
ERIK.- ¿Ini mini cai cai u mi chau chau pi huau huau?
COLON.- ¡Excelente! Veo que aprendéis con facilidad, una vez dicho el juramento os
contaré la extraordinaria historia que ocurrió el 12 de octubre de 1492, es decir hace
quinientos dieciocho años. Para contar esta historia necesitaré… un mar océano, tres
carabelas, un rey, una reina, marineros…
ERIK.- ¿Y dónde conseguiremos todo eso? Sobre todo conseguir un mar es imposible.
COLON.- ¡Imposible! Os ruego que no pronunciéis la palabra imposible, ya que lo del
mar ya lo tengo muy bien resuelto. (AL PUBLICO) ¡Ola niños y niñas! ¡Ola señoras
y señores! (DANDO UNA ORDEN) He dicho Ola ¡No, no, no! No he dicho hola de
hola cómo están, sino que he dicho ola de ola del mar, porque para la historia que voy
a contar necesitaré un mar, no digo un mar, un océano, así que he decidido que vosotros
seréis una ola de dicho mar. ¿De acuerdo? ¡Mucha atención mis olas del mar! Cuando el
mar esté enojado, envuelto en una terrible tormenta entonces deberán sacudir sus brazos
con gran violencia. Y cuando el mar esté en calma, que en lenguaje marinero se conoce
como la calma chicha, entonces las olas no se deberán mover para nada. Vamos a hacer
un ensayo. (SE ESCUCHA GRABACIÓN DE TORMENTA) ¡Se acerca la tormenta!
¡Echen anclas! ¡Leven mástil! Pendientes marineros en la proa, desalojen la popa, ¡a estribor!
(ENTRA TRACK LAS OLAS)
ERIK.- Un momento. Ya tenemos al mar con sus olas, pero usted dijo que también
necesitaríamos un rey, una reina, unos marineros y unos barcos.
COLON.- Unas carabelas
ERIK,- ¿y qué son carabelas?
COLON.- Unos barcos
ERIK.- Bueno sí, ¿de dónde vamos a sacar todo eso?
COLON.- Muy buena pregunta muchacho, muy buena pregunta. ¿Alguno de vosotros tiene unas carabelas en renta?
ERIK.- ¡Eso es algo imposible!
COLON.- ¡Os prohíbo que volváis a menciona esa horripilante, espantosa e intolerable
palabra! Sabed de una vez que para CISTÓBAL Colón no hay imposibles. Ya se me
ocurrirá algo. (CAMINAN EN CIRCULOS)
ERIK.- Ya me mareé de tanto estar dándole vueltas.
COLON.- Eso es muchacho, marearse, dar vueltas ¡ya lo tengo! Lo único que tenemos
que hacer es regresarnos en el tiempo 518 años, y así tendremos a nuestra disposición
todo lo que necesitamos: al rey Fernando el Católico, a la reina Isabel la Católica, a los
marineros católicos y a las carabelas católicas.
ERIK.-
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