ABRIR LAS CIENCIAS SOCIALES

Por: José Aldemar Cañón.

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ABRIR LAS CIENCIAS SOCIALES.

A través de la historia se le atribuye a la especie humana la facultad propia de cambiar y transformar el entorno como única facultad propia de su especie, que lo ha llevado a la cima de una evolución que va más allá del genotipo que le brinda las herramientas suficientes para hacerlo, sino que las ha tomado las ha mejorado muchas veces en pro y otras en contra de sí mismo en lo que podría decirse es una contradicción teniendo en cuenta lo fines de destrucción de sí mismo como resultado en muchas épocas de la historia reciente y antigua. En efecto no son pocos los que se cuestionan si los desarrollos tecnológicos que son uno de los estandartes del hombre a través del tiempo volverán en contra de sí mismos como a veces se muestra en libros o películas en los que el hombre es víctima de su propio invento sin importar sus eventuales consecuencias políticas o sociales dependiendo el contexto, pero que realidad o ficción ponen sobre el tapete de manera invisible el motor que ha movido la historia del hombre paralela a la de la naturaleza y ese motor es el conocimiento.

Sin límites en su velocidad de avance el conocimiento ha sido blanco de divisiones que lo han convertido en epistemes de cada ciencia según el contexto espacial, social y en los últimos años político y económico aunque esto a veces sea discutible: se dice que cuando Pitágoras descubrió su famosos teorema sacrifico 100 bueyes para celebrarlo lo cual nos hace prever que algunos de los pensadores más celebres de la historia no eran personas muy pobres, pero si bien el aspecto económico y su relación con el conocimiento es el factor determinante que ha creado supremacías de un país a otro con relación a la investigación en todos los campos, aunque el debate hay sido más importante respeto a la forma de ordenarlo y clasificarlo sistemáticamente en épocas anteriores, cabe resaltar que la controversia respecto a una epistemología de la epistemología sigue en boga, y que aún hay debates respecto a lo que la ciencia y el conocimiento deben delimitar como pertinentes a la hora de su aplicación.

Las ciencias sociales son un claro y vigente ejemplo en la búsqueda de esa pertinencia, y por obvias razones no solo de pertinencia sino q a través de los años, estas ciencias han contado con un sinnúmero de clasificaciones, diferenciaciones, y reestructuraciones dando como resultado un proceso complejo si lo miramos con la lupa de complejidad por ejemplo de Edgar Morín : “La complejidad comienza a aparecer cuando uno se plantea la pregunta por el sentido de la historia y se da cuenta de que el único sentido de la historia es el que se va construyendo conforme hacemos historia.” Por lo cual a veces pude pensarse en un proceso con tintes de infinidad como la misma historia, tintes por la no certeza de su infinidad.

El proceso que las ciencias sociales ha tomado ha sido descrito de manera muy clara por Immanuel Wallestein cuando nos habla de los giros epistemológicos de estas ciencias por ejemplo desde el siglo XVIII hasta 1945, y también desde 1945 hasta el presente en donde paradójicamente los paradigmas que han trazado el camino de la investigación y de la forma de pensar en las ciencias sociales han estado enmarcados por ciencias como la física en un antes y un después; ¿de qué? En este caso antes del modelo Newtoniano y después de el en donde la certeza de los fenómenos desencantaban al mundo de explicaciones especulativas de la vieja señora del conocimiento como la filosofía y que paradójicamente valga la redundancia está tomando giros en la actualidad que buscan otra vez ese encantamiento de mundo ya desprovisto en su mayoría de preceptos teológicos y a la luz de la no certeza que nos dejó como interrogante la relatividad en el espacio y el tiempo como la revolución científica

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