ARTE POSMODERNO COMO REPRESENTACIÓN DE LAS REALIDADES FEMINISTAS.
Enviado por Laura Arosa • 1 de Mayo de 2017 • Ensayo • 3.384 Palabras (14 Páginas) • 267 Visitas
Laura Alejandra Arosa Escobar
Ensayo 2
Iniciación a estudios feministas y de género
Natalia Julieth Giraldo Castro
Rosa Ines Curial Pichardo
ARTE POSMODERNO COMO REPRESENTACIÓN DE LAS REALIDADES FEMINISTAS
Una universalidad que no consideraba los contextos históricos, ni las experiencias individuales y colectivas de muchas mujeres que si bien eran víctimas del sexismo, eran también atacadas por los efectos de otros sistemas de dominación como el racismo, el clasismo, el heterosexismo.
Ochy Curiel
El posmodernismo como movimiento cuyo principal legado es la oposición frente el proyecto moderno y el modernismo mismo, fue y es convertido como un espacio propicio para la resolución, visibilidad y acción política del feminismo, por medio de la negación y crítica sobre los paradigmas del poder y el discurso de la hegemonía del hombre moderno, europeo, blanco, heterosexual y católico, un hombre que pensó en el progreso y desarrollo pero solo para su hemisferio, un progresismo eurocéntrico y por ello totalmente excluyente, que delimitó la periferia y se bautizó como primer mundo, la agresividad de su avance y posicionamiento, sometió a la otra mitad del mundo, permitiéndole conocerla como “otra” y no como propia; precisamente en este sentido de ubicación centro/periferia, se basó su control, pero con el surgimiento de la era posmoderna estas ideologías empiezan a cambiar, siendo la antítesis como tal del proyecto moderno, el tema principal a tratar es la multiculturalidad, la eliminación de límites preponderantes y más específicamente la presencia de este fenómeno en el arte.
El hombre moderno se basó en la supuesta Razón como justificación a toda la opresión dirigida a aquellos que consideraría como “otros” partiendo de consideraciones físicas, La “raza”, igual que la clase y el sexo ha sido concebida como categoría social de poder basada sobre la ideología de la diferencia fenotípica (Brah, 2004), todo con pretextos de naturalización e ideas de la normalidad (normalidad que ellos ordenaron como suya y como únicos sujetos) y que reforzaban caracteres de imposiciones de marca tal como lo describe Wittig(2006) en el texto el pensamiento heterosexual “antes de que sean vistas de esa manera, ellas tuvieron que ser hechas de esa manera”, estas opresiones que fueron perfectamente legítimas en la edad moderna y más que legales mucho antes de ella, se encuentran en una época de transición y oposición , de una época de crítica, donde movimientos sociales se dieron lugar para la conformación de múltiples ideas y organización de grupos alternativos en contra de estas imposiciones sociales androcéntricas y eurocéntricas, por supuesto uno de los movimientos más importantes fue el feminismo.
En la década de los 70’s muchas cuestiones y luchas se dieron a cabo, el feminismo atravesaba por su segunda ola y cualquier forma de lucha y visibilidad que respaldara el legado de “lo personal es político” era bienvenido, acogido e impulsado, el arte posmoderno que fue buen representante durante ésta época de las peticiones y confrontaciones feministas, tenía un carácter aún más amplio y que acogía perfectamente otras luchas alternas que partían desde el mismo feminismo pero que buscaban ir un paso más allá y personificar a todas y cada una de las mujeres del mundo. El concepto del mundo ya no se resumía entonces a un continente europeo, sino que la transculturalidad se dio paso para demostrar que el mundo poseía otros continentes que no solo eran terreno de explotación, sino que en él habían personas, con otras miradas, cosmologías y vidas, que tenían grandes mentes y proyectos que compartir, como un lema que profesar “aquí estamos”, y el mundo es más que el que ha contado la historia desde la colonización, una colonización vista según Lugones(2011) como un proceso de reducción activa de las personas, la deshumanización que los hace aptos para la clasificación, el proceso de sujetificación, el intento de convertir a los colonizados en menos que seres humanos, y a los colonizadores como únicos “sujetos/agentes”.
Pero dentro del mismo movimiento feminista existían actitudes que permeaban desde afuera las concepciones de lucha, que se resumían en un etnocentrismo visto como racismo y en una subestimación y homogenización de las mujeres que no hicieran parte de su territorio europeo que reproducía las secuelas del colonialismo Chandra(2008) agrega los feminismos occidentales por sí solos se convierten en los verdaderos “sujetos” de esta contra-historia. Las mujeres del tercer mundo, en cambio, nunca se colocan más allá de la generalidad debilitante de su estatus de “objeto.” y que con la marca de subdesarrolladas o en desarrollo como se bautizó de igual forma a los países tercermundistas, y que según esto Europa progresó y se desarrolló, América Latina, África y algunos países del Oriente no han logrado hacerlo, es por ello su carácter inferior y por eso su invisibilidad “también nos representan como mujeres políticamente inmaduras que necesitan ser educadas y formadas en el carácter distintivo del feminismo occidental”(Chandra.2008) sobre estos supuestos se crea entonces desde el eurocentrismo (como desde la colonia) un imaginario de una mujer tercermundista promedio, que comparte exactamente las mismas experiencias que el resto de mujeres en su territorio, ignorando así la heterogeneidad y espicificidad de las relaciones de categorías cruzadas entre sí: raza, clase y sexo, lo que ocasiona obviedades homogéneas que lo único que hacen es hacer inútil la presencia de estas mujeres y de igual forma inútil los estudios feministas, dejándolos teorizados y que difícilmente puedan generar una propuesta de práctica.
Sobre esta crítica surge la importancia de mostrar las realidades singulares de cada espacio y territorio en Latino América, África y el Oriente, y de cada mujer inmiscuida en situaciones diferentes; en esta parte es importante recalcar que este carácter de diversidad se encuentra muy bien representado y podría incluso reconocerse como un aspecto en común debido a la variabilidad de la paleta de colores utilizadas en la mayoría de obras, también características propias del arte posmoderno como la mirada más figurativa sin dejar totalmente de lado ciertos rasgos abstractos, quizá por ello el arte moderno finalizó, se tenía una concepción única de un sujeto europeo que se desenredó y desarrollo a su mínima o máxima expresión: la abstracción absoluta y la resolución del arte en un lienzo blanco como resultado del desarrollo modernista, esa homogeneidad que proclamaba fue representada de esta manera, pero que con el posmodernismo resurge el arte rescatando no solo lo que ya había conseguido su progreso sino los espacios, movimientos, personas y vidas que seguían encontrando su identidad.
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