Aguas Calientes Y Machu Picchu
Enviado por johncena • 10 de Octubre de 2011 • 1.993 Palabras (8 Páginas) • 829 Visitas
Aguas Calientes: El pueblo que no debería estar
29 septiembre, 2011
Machu Picchu
Flamante Palacio Municipal de Machu Picchu. Gracias al turismo, la Municipalidad Distrital de Machu Picchu tiene un presupuesto de 12 millones de soles anuales. Sus vecinos del distrito de Yucay, solo reciben 1.3 millones. Fotografía: Marco Sifuentes.
“Peligroso” fue la palabra más repetida por una docena de expertos y autoridades que INFOS entrevistó sobre la situación de Machu Picchu Pueblo, antes conocido como Aguas Calientes.
El peligro no son los asaltos o los robos (después de todo, el pueblo es tan próspero que su comisaría no reporta un caso así desde hace cinco años). No. El peligro es, sencillamente, existir.
EL PECADO ORIGINAL
—Los incas sabían. La gente de ahora, no —se lamenta el geólogo Patricio Valderrama, jefe de proyectos del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico.
La ciudadela inca de Machu Picchu queda 400 metros más arriba del pueblo contemporáneo por dos buenas razones: los huaycos y la inundaciones. Machu Picchu Pueblo se fundó, contra todo sentido común, precisamente en la intersección de dos ríos que cada cierto tiempo se desbordan como consecuencia de la lluvias.
En realidad, este pueblo nunca se fundó. En 1901 era el campamento Maquinachayoq, estancia temporal de los trabajadores que construían la línea férrea Cusco – Santa Ana.
Jamás nadie se propuso establecer una residencia permanente allí. Sin embargo, diez años después Hiram Bingham redescubrió Machu Picchu y, poco a poco, el campamento ferroviario fue mutando en la mini ciudad tugurizada que existe ahora.
Precisamente esa tugurización ha agravado la situación de peligro. Con cada nuevo hotel, restaurante o discoteca, la ciudad crecía y, así, desaparecía otra área de evacuación en caso de desastre. Ahora, lo único que queda es la plaza, en una zona muy expuesta a los deslizamientos.
La UNESCO constantemente advierte de los peligros de Machu Picchu Pueblo. Incluso enviaron una misión en 2007, que fotografió el pueblo, recomendó órdenes de demolición para varios edificios y sugirió que aplique el proyecto de rediseño del pueblo, elaborado en el año 2000 por el arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos.
Pero las cosas solo empeoraron.
Aguas muy calientes. Hotel al borde del río Vilcanota. Fotografía: UNESCO.
CEMENTO EN EL SANTUARIO
En los últimos tres años, el número de restaurantes del pueblo ha aumentado en un 50% y el número de hoteles se ha duplicado.
INFOS pudo comprobar que las construcciones no han cesado. Al contrario, las bolsas de cemento y los fierros de construcción son un paisaje común en las empinadas calles de Machu Picchu Pueblo.
—Mientras la ley en el Perú no diga que está prohibido dar licencias, el municipio no puede dejar de darlas —se defiende Oscar Valencia, alcalde de Machu Picchu.
Valencia tiene 9 meses en el cargo y no es reponsable del boom cementero de los últimos cinco años. Pero tampoco está muy dispuesto a detenerlo, y tiene sus razones:
—Si usted viene y me pide una licencia para un hotel y yo le prohibo, entonces usted va y me pone una acción de amparo y me denuncia por abuso de autoridad.
Sería una larga cola de juicios. De las 4 mil personas que viven en el pueblo, la mitad trabaja en los negocios de alojamiento y el 30% está empleada en los variopintos restaurantes de la zona. Los demás tienen negocios de lavanderías o cabinas de Internet, pero todos dependen íntegramente del negocio del turismo.
El problema es que ese negocio también se tugurizó. La oferta de hoteles y restaurantes ya excede la demanda de los 2500 que (teóricamente) llegan cada día a Machu Picchu.
Se calcula que sólo un 35% se aloja en el pueblo y, sin embargo, hasta el 2010 había un total de 2770 camas en los hoteles y hostales. Es decir, cada día, casi 2 mil camas se quedan vacías.
Lo mismo sucede con los restaurantes, que hasta el 2010 tenían capacidad para 3,924 comensales. Y cada vez se inauguran más, gracias a los migrantes que llegan atraidos por el sueño de Aguas Calientes. Esos migrantes necesitan casas y las casas se construyen en condiciones cada vez más peligrosas.
Casi no queda espacio para construir en el angosto pueblo de Machu Picchu. Sin embargo, los migrantes se las ingenian para levantar viviendas cada vez más precarias y que quizás no resistan la próxima temporada de lluvias. Fotografía: Marco Sifuentes.
Según Valencia, Machu Picchu necesita un régimen especial “como Galápagos; eso sería hermoso, tener los instrumentos de la ley para decirles no, señor, no se puede construir ahí”.
Pero Valencia olvida que Machu Picchu ya tiene un régimen especial.
EL ORO DEL INCAS
El distrito de Machu Picchu queda dentro de un Santuario Histórico, una zona protegida por las leyes peruanas y tratados internacionales. De hecho, ése es precisamente el problema de las 12 comunidades campesinas que rodean a Machu Picchu Pueblo: ellas sí pagan las consecuencias de las restricciones de construcción y transporte.
Debido a esas restricciones, el 82% de los pobladores de las comunidades son pobres o extremadamente pobres (altos índices de desnutrición infantil, analfabetismo, deserción escolar, desempleo).
—¿Y qué hace el Municipio con la plata que se les da del Monumento? —pregunta Ana María Hoylee, Directora de Sitios del Patrimonio de la Humanidad del Ministerio de Cultura—. ¿Y con la plata de los predios y los impuestos que tiene que pagar todo ese comercio? Es la municipalidad distrital más rica del Perú.
Efectivamente, el dinero no es un problema para la comuna de Machu Picchu. Por ley, la Municipalidad recibe el 10% de los ingresos del boleto de entrada a la Fortaleza Sagrada. Eso es poco más de 8 millones de soles.
Además la Municipalidad recibe:
• un millón por asignación regular del presupuesto estatal,
• un millón por el canon gasífero
• casi un millón por el cobro de tributos a los distintos negocios del pueblo
• un monto variable por su participación en la empresa de los buses que suben a la ciudadela
En promedio, un total de 12 millones de soles anuales.
Para tener una idea de la cantidad: sus vecinos del distrito de Yucay, solo reciben 1.3 millones
Y, sin embargo, todo ese dinero, según el alcalde, no alcanza para construir las mínimas defensas ribereñas que necesitan para que el distrito no desaparezca con el próximo alud.
La excusa es que el proyecto de defensa ribereña cuesta 60 millones de soles y no alcanzan los 12 millones anuales.
Lo que el alcalde no dice es que estos
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