Aislamiento Social: triste consecuencia del mal uso de las nuevas tecnologías
Enviado por fernandosavero • 23 de Marzo de 2023 • Ensayo • 1.169 Palabras (5 Páginas) • 89 Visitas
“Aislamiento Social: triste consecuencia del mal uso de las nuevas tecnologías”
Fernando Saver Oyarzún
Dic 2022, Viña del Mar, Chile
Actualmente los seres humanos están viviendo una era de innumerables avances tecnológicos, los cuales en su mayoría buscan facilitarles su quehacer diario, demandándoles eso sí, una interacción prolongada e incluso por momentos desmedida. El problema de esto último, es que gran parte de estas utilizan una dinámica impersonal, a lo que se suma el ya mencionado exceso de tiempo que consumen, lo que está disminuyendo el contacto real entre individuos. Lo anterior nos obliga a preguntarnos ¿son las relaciones personales víctimas de estos adelantos? Lamentablemente, la respuesta es sí y de ahí la importancia de tomar conciencia a nivel personal para prevenir la desconexión como sociedad. Este ensayo tiene por meta el demostrar cómo el uso desmedido de las nuevas tecnologías, principalmente aquellas relacionadas con internet y las redes sociales, fomentan el aislamiento social. Para ello, se utilizarán estadísticas, tanto mundiales como nacionales, centradas en el impacto de las redes sociales y la masificación del teleworking.
En el presente, las redes sociales en internet (RSI) nos permiten acceder a mensajería virtual, correo electrónico e incluso llamadas tanto telefónicas como por video, requiriendo tan solo de un dispositivo. Si bien, esto es algo que todos comprenden, es importante saber que son realmente las RSI. Según Fernández (2013) estas “son esquemas que permiten a los individuos atender un punto de interés común para compartir contenidos en diversos formatos de comunicación y establecer relaciones interpersonales” (p. 521). Así, podemos apreciar que la idea general que abarcan todos estos sistemas es generar una plataforma de “encuentro” que permita a las personas compartir virtualmente acerca de un tema en particular.
Entendiendo que la totalidad de usuarios de internet es un universo extenso, usaremos a Chile como referencia. Según el portal Branch (2022), el 92% de la población nacional tiene acceso a internet y de la cual 17.8 millones tienen cuentas activas en redes sociales. Si se piensa en la variedad que existen se puede estimar la cantidad de tiempo que se debe “invertir” para mantenerse “al día”. Ejemplo de lo anterior es que los chilenos destinan alrededor de 20 horas y 12 minutos semanalmente solo en Instagram (elmostrador, 2022). De esta manera, se puede estimar la gran cantidad de horas que demanda a un individuo el mantenerse actualizado en diversas RSI.
Si a lo anterior se añade una falta de autocontrol se puede generar un trastorno de conducta en la persona. De acuerdo a Echeberúa y de Corral (2010) toda actividad que se abusa, puede terminar ocasionando algún nivel de adicción, llegando a afectar gravemente a la persona. Es así que algo aparentemente inofensivo, como lo es navegar por internet o deslizar comentarios en alguna RSI, podría terminar afectando en distintos niveles a una persona, tanto en lo personal como en lo social, especialmente si esto es realizado sin ningún tipo de restricción autoimpuesta que limite su inmersión y se dé el tiempo además de interactuar personalmente con otros.
Por otra parte, la pandemia del coronavirus obligó también a los seres humanos a aislarse socialmente. Es así que, uno de los mayores cambios fue la masificación del “teleworking”. Si bien existen diversas definiciones, se utilizará la considerada por la Biblioteca del Congreso Nacional (2018), entendiéndose “como la forma de trabajo efectuada en un lugar alejado de la oficina central o del centro de producción y que implica una nueva tecnología que permite la separación y facilita la comunicación” (p. 2). De esta manera, la sola explicación del término nos da a entender la naturaleza de esta actividad, la cual aleja a la persona de su oficina.
El problema, es que de una u otra manera esta actividad llegó para quedarse y, en consecuencia, el espacio que por excelencia obligaba a compartir también ha sido afectado por la tecnología. Esta forma de trabajar puede generar en las personas una sensación de aislamiento, pero además la falta de interacción y distracción puede afectar su salud mental. Según Céspedes et al (2021) “el teletrabajo no aumenta la satisfacción laboral debido a la reducción de interacción social” (p. 3). Con esto se ve como los mismos individuos identifican que la separación física de sus pares no les genera dividendos positivos, por el contrario, les afecta. Y si bien la pandemia ha terminado, diversas empresas analizan mantener total o parcialmente esta modalidad, ya que según la consultora Randstand (2020), el 75% de 400 empresas chilenas plantean continuar en algún grado con este sistema de trabajo.
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