Alcoholismo Adolescente

Planteamiento del problema:

La adolescencia ha representado un periodo crítico en el inicio y experimentación del consumo de sustancias ilícitas, lo cual motiva a los científicos a investigar en más profundidad sus graves efectos por el alto riesgo que significa depender de este tipo de sustancias a edad temprana, esta fluctúa desde los 12 a los 18 años principalmente si el entorno propicia un factor vulnerable (Espada, Méndez, Griffin y Botvin, 2003). Según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2008) los problemas derivados de esta problemática constituyen efectos negativos para el desarrollo tanto físico, biológicos y psicológicos en los adolecente que consumen he inhibe el desarrollo adecuado para una socialización del individuo acorde con el entorno que lo rodea.

En Chile, el consumo nocivo de alcohol es un hecho preocupante que afecta a la juventud chilena y daña a la sociedad en su conjunto. Es urgente enfrentarlo en todas sus dimensiones, Como precisa el doctor Flores en el año 2007. El Séptimo Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile, mostró que el “consumo actual” de alcohol (haberlo consumido en el último mes) alcanzaba a 38% de los alumnos entre 8º Básico y 4º Medio, un porcentaje alto, pero que al menos representó una baja respecto del año 2005, cuando dicha prevalencia alcanzó un 44%. Sin embargo, el uso intensivo de alcohol (haber tomado 10 o más días en el último mes) subió de 8% a 9%, lo mismo que el consumo en sábado por la noche, de 50% a 53% (CONACE, 2011).

Así mismo resulta sorprendente que el alcoholismo es uno de los vicios más difundidos en el mundo ya sea por un fin económico en donde el despliegue publicitario y cultural ejercen un rol principal en su difusión a destajo en la que injustamente ha sido catalogada como una droga blanda dentro de las demás drogas que circulan en la sociedad. En el contexto social se ve reflejado en los accidentes de tránsitos provocados por sujetos en estado de ebriedad, que constituyen la cuarta causa de muerte a nivel mundial, todo esto sin dejar de lado que existen otras motivaciones para el consumo de esta sustancia toxica que produce grandes daños y peor aún gastos de corte económico que invierte el país no tanto en su prevención sino en la rehabilitación.

Dentro de las influencias que ejercen las facilidades para el desarrollo del consumo se pueden catalogar varios rangos partiendo por la herencia genética el ambiente cultural y la precariedad económica y a su vez el estrés provocado por el agobiante ritmo de la sociedad. También problemas asociados a nivel social, familiar y económico provocando así alteraciones en relación con periodos críticos de desarrollo y comportamiento de los adolescentes.

El tipo de consecuencias que trae este ascendente problema no es solamente una problemática a nivel personal, sino también a nivel macro social hasta el punto de que el consumo de esta sustancia se ha convertido en uno de los riesgos sociales más alarmante en la población, por ejemplo los cotidianos accidentes de tránsito que se producen a causa de la ingesta de alcohol como causa de muerte como también problemas de aprendizaje a nivel escolar, trastornos a nivel familiar causando muchas veces el desapego del núcleo.

Los patrones de consumo de alcohol varían considerablemente según el contexto de vida, aunque en la mayoría de los países el mayor consumo de alcohol se concentra en porcentajes relativamente bajos de la población (cerca del 20%), la mayoría o casi la totalidad tienden a ser hombre donde el primer consumo se ubica en las edades entre los 11 y los 13 años de edad en nivel pre adolecente. Obviamente, si un adolescente ha vivido donde observa como “normal” que sus padres, hermanos y amigos beban, entenderá que al llegar a la adolescencia, pueda hacerlo como algo normativo (Comas, 2007).

La edad inicio en Latino América, se inicia entre los 13 y 14 años de edad, similar a la edad de inicio en Europa (Elzo, 2010; Hernández, 2009), el 64% de los adolescentes cree que beber es normal considerando que beber cinco tragos en una reunión es algo que la sociedad no rechaza y por ende no es alarmante para el entorno en el que se desarrolla tal ingesta. Además, se ha mostrado indiscutiblemente, que la edad cronología no está ligada con los niveles de ingesta en la población general, de adolecentes como en población escolar, que este inicio temprano es un factor de riesgo importante para incluirse en el consumo de otras drogas como por ejemplo la marihuana o cocaína como drogas más cotidianas entre los jóvenes, tanto así en el sistema familia principalmente padres, se ha constatado que juega un papel fundamental en el consumo de alcohol en los hijos, ya que muchas veces la ingesta se hace por imitación a los padres como también de forma patológica. Las pautas de interacción familiar, la cohesión y adaptabilidad de los miembros y el consumo de los propios padres son netamente factores que heredan muchas veces sin intención los padres a los hijos ocasionándole así problemas de riesgos a éstos (Butters, 2002; Gilvarry, 2002; Natera-Rey, Borges, Medina-Mora, Solís y Tiburcio, 2001; Musitu y Pons, 2010).

Otro factor de riesgo en el escenario familiar que influye en el consumo de alcohol entre los adolescentes, es el modelado parental de consumo, en el sentido de que hay una mayor probabilidad de consumo

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