Amos De Casa
Enviado por martarol • 28 de Enero de 2014 • 1.019 Palabras (5 Páginas) • 290 Visitas
En todas las sociedades y en todos los tiempos, los adultos se han visto en la necesidad realizar tres actividades esenciales.
En primer lugar, el trabajo productivo, de carácter social, colectivo, mediante el que se producen los bienes que constituyen, en conjunto, la riqueza social. La forma en que este trabajo es organizado depende de las condiciones históricas de cada sociedad, lo que da lugar a los distintos modos de producción que se verificaron a lo largo de la historia.
En segundo lugar, el trabajo doméstico, de carácter individual, con el que se satisfacen las necesidades cotidianas como la alimentación, la higiene, la salud y el mantenimiento de la vivienda.
En tercer lugar, la crianza de los hijos por medio de la que se inculcan y transmiten los usos y costumbres propios de la comunidad.
En el texto, se presenta un estudio tratando la reacción y remodelación de las identidades públicas que alteran los papeles de la división sexual del trabajo.
Según Mead, por muy rica y compleja que sea la imagen que los individuos tienen de sí mismos en relación con el mundo físico y social que les rodea, algunos de los aspectos de esa idea son aportados por la pertenencia a ciertos grupos o categorías sociales (padres de casa, en este caso).
Parte del auto concepto de un individuo estaría conformado por su identidad social, es decir, el conocimiento que posee un individuo de que pertenece a dicho grupo social.
Pues bien, una de las bases de la identidad social masculina es el trabajo asalariado independientemente de la cantidad y el puesto que se desempeñe.
Esto genera, a los hombres que ven en peligro su puesto laboral, carencia de hombría.
Por tanto, Mead, trata de como el enfrentamiento hacia las personas que violan las normas o roles del grupo se convierte en autoafirmación, refiriéndose en este caso a la masculinidad de individuos que corresponden al rol de hombre asalariado, en este caso.
A través de las entrevistas podemos apreciar que desde todas las edades esta configuración social es concebida de esta manera pero sobretodo, jerárquicamente transmitida desde las generaciones mayores, a las más jóvenes, ya que desde pequeños han sido criados en un concepto de familia tradicional, patriarcal, donde el varón debía hacerse cargo del sostén económico de la familia, y la mujer hacer lo propio con las tareas domésticas.
La división sexual del trabajo ha consistido en la diferenciación sobre las actividades que deberían ejercer las mujeres y los hombres, adjudicando diferentes espacios en función del sexo, correspondiendo así, a las mujeres desarrollar la actividad en el ámbito doméstico considerado como reproductivo y a los hombres en el ámbito público considerando como productivo.
Por tanto al producirse un cambio de papeles en el ámbito laboral socialmente comprendido, afecta de manera importante a las relaciones entre individuos creando el sentimiento de soledad de los padres en casa.
Por un lado las relaciones con individuos de sexo femenino por la diferencia de sexo, con los individuos de sexo masculino con empleo por el distanciamiento que se produce al poner en cuestión su masculinidad.
Por otro lado con familiares o no de la tercera edad por la autenticidad de su trabajo.
Ese sentimiento de exclusión y dificultad de integración
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