Analfabetismo

Es analfabeta la persona que no puede comprender ni producir un texto breve referido a su vida cotidiana

(UNESCO- Conferencia Mundial de Educación de Adultos, Montreal, Canadá, 1960)

Debe considerarse como funcionalmente analfabeta a la persona que no puede emprender aquellas actividades en las que la alfabetización es necesaria par la actuación eficaz de un grupo y comunidad y que le permitan asimismo seguir valiéndose de la lectura, la escritura y la aritmética al servicio de su propio desarrollo y del desarrollo de la comunidad

(Recomendación de la UNESCO, 1978)

“…la humanidad ingresa al siglo XXI con unos mil millones de analfabetos (…) mientras que en 1980 eran ochocientos millones

“Los países pobres no han superado el analfabetismo; los ricos han descubierto el iletrismo”

“El iletrismo es el nuevo nombre de una realidad muy simple: la escolaridad básica universal no asegura ni la práctica cotidiana de la lectura, ni el gusto por leer, ni mucho menos el placer por la lectura. O sea, hay países que tienen analfabetos (porque no aseguran un mínimo de escolaridad básica a todos sus habitantes) y países que tienen iletrados (porque, a pesar de haber asegurado ese mínimo de escolaridad básica, no han producido lectores en sentido pleno”

(Ferreiro, Emilia (2001). Pasado y presente de los verbos leer y escribir, Bs. As., Fondo de Cultura Económica)

“Para Gramsci, la alfabetización era un argumento de doble filo: se la podía esgrimir tanto con el propósito de lograr la habilitación individual y social como para perpetuar las relaciones de opresión y de dominación. (…) En los Estados Unidos, el discurso de la alfabetización está casi exclusivamente asociado a formas populares del discurso liberal de derecha, que la reduce o bien a una perspectiva funcional limitada a estrechos intereses económicos o a una ideología destinada a iniciar a los pobres, los no privilegiados y las minorías en la lógica de la tradición cultural unitaria y dominante. En el primer caso, se declama acerca de la crisis de alfabetización en función de la necesidad de capacitar a más trabajadores para aquellos puestos de trabajo que exigen la capacidad funcional de leer y escribir. Los intereses políticos de tipo conservador que estructuran esta postura se evidencian en la influencia que ejercen las corporaciones y otros grupos en el desarrollo de planes curriculares que se adapten al mercado laboral, planes que, por ende, están fuertemente orientados a los diferentes oficios, con lo cual a su vez permiten reducir la capacitación adicional que tendrían que brindar las corporaciones. En el segundo caso, la alfabetización se convierte en el vehículo ideológico a través del cual se legitima la escuela como sitio adecuado para el desarrollo del carácter, con lo cual la alfabetización se asocia a

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