Analisis de pelicula Elle

Elle

Elle es la historia de una mujer peculiar, Michelle es el nombre de ella, un nombre que sin duda marca la historia de la película , al ser la feminización de un nombre masculino, y cobra vida en una elegante ejecutiva de mediana edad, lo que la convierte en el personaje ideal, o la carnada perfecta, para abordar el difícil tema de la violación femenina.

En la película se muestra  la agresión sexual que se da hacia Michelle  de igual forma ella a pesar de sufrir agresión sexual se muestra como una  mujer fuerte, independiente, exitosa, proveedora económica ante las personas que la rodean, lo curioso ahí que ella no se siente víctima en ningún momento lo que nos muestra su sadismo, en  Michelle se ve reflejada la negación esquizoparanoide, en el momento que su compañera de trabajo le dice que llame a la policía para que denuncie a su agresor y ella no lo quiere denunciar, otro mecanismo que ejemplifica ella es el del control omnipotente al momento que sabe que su agresor solo la va a tomar en una acto sexual, la va agredir pero que no la va a matar, de igual forma  el mecanismo de identificación se observa cuando ella está esperando a su agresor, ella sabe que va a ir e idealiza el momento en el que va a ir hacia ella .

Michelle es  capaz de tomar la venganza por sus propias manos, ella sabe quién es su agresor y a pesar de esto no lo denuncia ahí es donde aparece la envidia, desea tener a su agresor pero sabe que es un hombre casado es por ello que lo quiere matar, fantasía inconsciente de como matar a su agresor, es por ello que planea todo para que su hijo mate a su agresor.  

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Michelle, marcada por un padre psicópata y el acoso mediático, y nos advierte con su mirada fría que los años han pasado dejando huellas. Ella se aleja del objeto sexual o “sex simbol”, que representaron en su juventud sus antecesoras, para dar paso a una mujer entrada en años que ya no tiene ninguna historia de amor que relatar,  salvo su larga decepción en este ámbito sentimental. Protagoniza un thriller donde el deseo sexual nos muestra su lado más oscuro, pero nos permite transitar por los caminos de la fragilidad de la moral y de la familia actual, demostrando que los géneros puros son imposibles hoy, y ella como mujer tiene muchas caras que asumir.

Mientras que el retrato de los hombres alrededor de Michelle  es absolutamente patético: seres vulnerables, cobardes, inmaduros, que conforman una comparsa uniforme de secundarios, las mujeres en Elle toman la acción, sorprenden y siempre guardan una carta bajo la manga, como la madre dispuesta a casarse, en las postrimerías de su vida, con un  amante que bien puede ser su nieto. Así, Verhoeven compone una misoginia realista, de signo contrario, que más de una vez nos interroga sobre la realidad que nos rodea.

Sin embargo, no olvidamos como espectadores que desde el minuto cero hemos sido testigos de una violación, un delito punible sin discusión alguna, aunque lo contemplemos en el cobijo de nuestra butaca. Un horror que se reitera una y otra vez, manteniéndonos en una constante y desgastadora tensión. Mientras Michelle no denuncia, no se quiebra, no llora, no responde al “deber ser”; y se mantiene impávida en el silencio de la compostura, siempre segura de sí misma, siguiendo su propio instinto de supervivencia. Ella nos crea una desgastante contradicción emocional, un suspenso a contrapunto, y nos deja la más pura emoción de un thriller. Michelle transita en la imagen, dentro de la compleja cotidianidad de su vida, que a ratos se acerca a una comedia satírica, que también nos provoca risas, como un terapéutico escape ante el acecho inmediato, conjugándose dos antiguas máscaras teatrales en la Francia del siglo veintiuno, pero que ahora, como espectadores adultos, nos dejan solos ante nuestro juicio moral

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