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Antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura.


Enviado por   •  8 de Febrero de 2016  •  Síntesis  •  1.793 Palabras (8 Páginas)  •  188 Visitas

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EL MALESTAR EN LA CULTURA

Antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura.

El sentimiento de culpa como problema más importante del desarrollo cultural.

I

En muchos seres humanos existe un sentimiento oceánico, y hay que reconducirlo a una fase temprana del sentimiento yoico. El papel del sentimiento oceánico aspiraría a restablecer el narcisismo irrestricto.

II

La vida, como nos es impuesta, resulta gravosa: nos trae harto dolores, desengaños. Para soportarla no podemos prescindir de calmantes. Los hay de 3 clases:

1-poderosas distracciones que nos hagan valuar en poco nuestra miseria.

2-satisfacciones sustitutivas, que la reduzcan.

3-sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ellas.

Los seres humanos, como fin y propósito de su vida, quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla. Esta aspiración tiene 2 costados, quieren la ausencia de dolor y de displacer; y vivencias intensos sentimientos de placer.

Es el principio de placer el que fija su fin en la vida.

Desde 3 lados amenaza el sufrimiento: el cuerpo propio, desde el mundo exterior, desde los vínculos con los otros seres humanos.

Una satisfacción irrestricta de todas las necesidades quiere ser admitida como la regla de vida más tentadora, pero ello significa anteponer el goce a la precaución, lo cual tras breve ejercicio recibe su castigo.

Otros métodos de evitación de displacer:

-Una soledad buscada, para evitar las penas que depare la sociedad.

-Los que procuran influir sobre el propio organismo, como

la intoxicación (sustancias extrañas que procuran sensaciones placenteras),

-Cuando uno se limita a proponerse el gobierno sobre la propia vida pulsional (gobiernan las instancias psíquicas elevadas sometidas al principio de realidad),

-Los desplazamientos libidinales (trasladar las metas pulsionales, la sublimación de las pulsiones presta su auxilio),

-Satisfacción con ilusiones (provienen de la vida de la fantasía),

-El eremista (que vuelva la espalda al mundo, pero pretende recrearlo),

-Cuando sitúa la satisfacción en procesos anímicos internos (sitúa el amor en el punto central)

-Refugio en la neurosis (le promete satisfacciones sustitutivas)

El programa que nos impone el principio de placer, el de ser felices, es irrealizable.

III

Gran parte de la culpa de nuestra miseria la tiene nuestra cultura, seriamos mucho más felices si la resignáramos y volviéramos a encontrarnos en condiciones primitivas.

Parece que no nos sentimos bien dentro de nuestra cultura actual, pero es difícil formarse un juicio acerca de épocas anteriores para saber si los seres humanos se sintieron más felices.

“Cultura” designa toda la suma de operaciones y normas que sirven a dos fines:

1. la protección del ser humano frente a la naturaleza.

2. la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres.

Reconocemos como culturales, todas las actividades y valores que son útiles para el ser humano.

1. También admitimos como cultural, que el cuidado de los seres humanos se dirija a cosas que en modo alguno son útiles, y hasta parecen inútiles. Lo inútil es la cultura de la belleza, además los signos de la limpieza y el orden.

Otros rasgos de la cultura, la estima y el cuidado dispensados a las actividades psíquicas superiores, las tareas intelectuales y artísticas, el papel rector atribuido a las ideas.

2. En cuanto al modo en que se regulan los vínculos recíprocos, son los vínculos sociales. La sustitución del poder del individuo por el de la comunidad es el paso cultural decisivo. El siguiente requisito cultural es la justicia. El resultado debe ser un derecho al que todos hayan contribuido con el sacrificio de las pulsiones.

El desarrollo cultural se caracteriza por las alteraciones que emprende con las disposiciones pulsionales de los seres humanos.

-Algunas de esas pulsiones son consumidas, en su reemplazo emerge una propiedad de carácter.

-Otras pulsiones son movidas a desplazar las condiciones de su satisfacción. La sublimación posibilita que actividades superiores desempeñen un papel sustantivo en la vida cultural.

-Otro caso, donde la cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional, en la no satisfacción mediante sofocación, represión.

IV

La cultura tiene la tendencia a limitar la vida sexual y a ampliar su círculo. Se ve precisada a sustraer de la sexualidad un gran monto de energía psíquica que ella misma gasta.

La cultura de nuestros días sólo permitirá las relaciones sexuales sobre la base de una ligazón definitiva e indisoluble entre un hombre y una mujer, que no quiere la sexualidad como fuente autónoma de placer y está dispuesta a tolerar solamente como la fuente para la reproducción.

Es este un cuadro extremo que ha demostrado ser irrealizable. La vida sexual del hombre culto ha recibido grave daño, ha experimentado un retroceso en cuanto su valor como fuente de sensaciones de felicidad.

V

La cultura exige otros sacrificios además de la satisfacción sexual.

En el ser humano es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad. Esa agresión cruel aguarda una provocación, o sirve a un propósito diverso cuya meta también habría podido alcanzarse con métodos más benignos.

Esta inclinación agresiva es el factor que perturba nuestros vínculos con el prójimo y que compele a la cultura a realizar su gasto de energía. A raíz de esta hostilidad, la sociedad culta se encuentra bajo una permanente amenaza de disolución.

Las pasiones que vienen de lo pulsional son más fuertes que unos intereses racionales. La cultura tiene que movilizarlo todo para poner límites a las pulsiones agresivas. De ahí el recurso de métodos  orientados hacia identificaciones y vínculos amorosos de meta inhibida, de ahí la limitación de la vida sexual y el mandamiento ideal de amar al prójimo como a sí mismo.

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