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Basta De Historias


Enviado por   •  29 de Enero de 2012  •  8.206 Palabras (33 Páginas)  •  972 Visitas

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¡BASTA DE HISTORIAS!

La obsesión latinoamericana con el pasado y las

12 claves del futuro

Andrés Oppenheimer

Decía Gates, “a Latinoamérica le falta una dosis de humildad para darse cuenta cuál

es la verdadera posición de sus grandes universidades y centros de investigación en

el contexto mundial. Todos los países deben empezar con humildad. Lo que más

asusta de China es su nivel de humildad.

Los gobiernos latinoamericanos no solo alardean sobre sus logros en el campo

académico y científico, sino que la gente parece convencida de la competitividad de

sus universidades.

Las grandes universidades latinoamericanas están blindadas contra la rendición de

cuentas a sus sociedades gracias a la autonomía institucional de que gozan. Son las

vacas sagradas de América Latina. Las universidades no son tan buenas como

deberían ser, pero son mejores que hace 10 años”.

“La manera de despegar es sintiendo que estás quedándote atrás. El peligro es que,

si la gente está satisfecha, no existe la exigencia social de mejorar los estándares

educativos”.

En Latinoamérica las universidades están repletas de estudiantes que cursan

carreras humanísticas que están totalmente divorciadas de la economía del

conocimiento. Hay demasiados estudiantes en derecho, psicología, sociología,

filosofía e historia y pocos estudiando ciencias e ingeniería. Actualmente el 57% de

los estudiantes de la región cursan carreras de ciencias sociales, mientras que

apenas el 16% cursan carreras de ingeniería y tecnología.

En China todos los años ingresan en las universidades casi 1.242.000 estudiantes de

ingeniería contra 16.300 de historia y 1.520 de filosofía.

Mientras los asiáticos están guiados por el pragmatismo y obsesionados con el

futuro, los latinoamericanos estamos guiados por la ideología y obsesionados con el

pasado. La obsesión de los asiáticos está en cómo volverse más competitivos, ganar

posiciones en la economía mundial, reducir la pobreza y elevar el nivel de vida de

sus poblaciones. En América Latina está ocurriendo exactamente lo contrario, se

vive aun con la idea de que los vivos están guiados por los muertos.

Solo el 2% de la inversión mundial en investigación y desarrollo tiene lugar en los

países latinoamericanos y caribeños. Comparativamente, el 28% de la inversión

tiene lugar en los países asiáticos, 30% en Europa y 39% en Estados Unidos. De ese

2%, en Brasil se invierte el 62% de todo el gasto regional; En México 13%, Argentina

12% y Chile 4%.

Uno de los principales motivos del rezago latinoamericano es que la mayor parte de

la investigación se hace en el ámbito académico estatal, y está divorciada de las

necesidades del mercado.

El porcentaje del sector privado en la investigación en Corea del Sur es del 74%, en

Estados Unidos 64%, en la China comunista 60%. En Argentina es apenas el 26%,

en Brasil 41%, en Chile 29%, en México 30%, Colombia 47% y Venezuela 10%.

China invierte el equivalente al 1.4% de su PIB en investigación y desarrollo. No es

que falte pobreza pues todavía hay más de 800 millones de pobres. Sin embargo, ha

sacado de la pobreza a cientos de millones de personas.

El apoyo gubernamental y privado, la protección de la propiedad intelectual, el

capital de riesgo, etc. son importantes para que los países puedan incentivar la

innovación. “Pero la clave de todo es la educación, la calidad de la educación. De

otra manera ¿cómo se explica que Estados Unidos, con todas sus desventajas en

materia de altos costos de defensa, legales y de salud haya tenido tanto éxito? Se

debe a la educación secundaria y universitaria. Ése es el secreto”.

Joseph Stiglitz dijo: “El mundo se ha vuelto más competitivo, porque la torta (de la

economía mundial) se ha reducido, y los países se están disputando ferozmente sus

cuotas de mercado en el exterior… Hace 100 años pasamos de la agricultura a la

manufactura, y la Gran Depresión (de 1930) es vista como el punto de demarcación.

Ahora nos estamos moviendo de la manufactura a una economía de servicios. Y eso

significa que los países deben prepararse, tener los conocimientos y habilidades

para competir en un mercado global”.

Apenas 27% de los jóvenes en América Latina están en la universidad y otras

instituciones de educación terciaria, comparado con 69% en los países

industrializados. Solo el 20% de los jóvenes brasileños, 24% mexicanos, 25%

colombianos, 31% de los peruanos, 40% de los venezolanos, 42% de los chilenos y

60% de los argentinos se inscriben. ¿Porqué tan pocos llegan a la universidad? Por

la mala calidad de la educación primaria y secundaria. La economía del

conocimiento requiere que los países tengan poblaciones con por lo menos 12 años

de educación formal para darles las herramientas con que competir en la economía

global, en Latinoamérica el promedio de escolaridad es apenas de seis años. El 20%

de las escuelas latinoamericanas carecen de agua potable, el 33% no tienen baños

suficientes y el 63% no tiene sala de computación.

En los exámenes internacionales los latinoamericanos quedan en los últimos

puestos. En el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), un

test estandarizado que mide a los estudiantes de 15 años en matemáticas, lenguaje y

ciencias, los latinoamericanos tienen los promedios más bajos, de hecho muy pocos

países de Latinoamérica participan en estos test.

Mas horas de estudio. Los niños asiáticos estudian más porque tienen menos

vacaciones. En Japón el año escolar tiene 243 días, 220 en Corea del sur, 216 en

Israel, 200 en Holanda, 200 en Tailandia y 180 en Estados Unidos. En los países

latinoamericanos el año escolar suelen ser de 160 días. Aunque las escuelas

funcionen, el problema por el que los niños se están quedando es por insuficiente

tiempo de escolaridad. Además de estudiar más días por año, los asiáticos estudian

más horas por día. Millones de niños chinos están estudiando 12, 13 y hasta 14

horas. Muchos van a las tutorías adicionales porque quieren mejorar sus notas y así

poder aspirar a entrar a una mejor escuela secundaria o universidad. Generalmente

van a la escuela entre las 7:30 am y las 3:30

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