¿Cómo podemos enseñar en la diversidad?
Enviado por angelina2103 • 29 de Agosto de 2022 • Monografía • 4.942 Palabras (20 Páginas) • 84 Visitas
Introducción
¿Cómo podemos enseñar en la diversidad? En este trabajo de investigación hablaremos de la enseñanza en la diversidad, partiendo de los capítulos de Delia Lerner “enseñar en la diversidad” y “leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario”, en las escuelas podemos encontrarnos con diferentes tipos de grupos de alumnos, ya sean diferentes nacionalidades, color de piel, lengua materna, etc. Para lograr una homogenización tenemos que integrar a todos por igual y no considerar diferente a alguien por no ser igual a uno pensar diferente, para esto tenemos que practicar principios de igualdad a lo que todos tenemos derechos y como docentes proponer y desarrollar estrategias de enseñanza y aprendizaje, que sea beneficioso para todos, lo podemos plantear como una educación inclusiva, donde cada alumno tiene una manera diferente de aprender o habilidades, las cuales tenemos que potenciar o estimular para alcanzar el potencial de cada alumno. Este artículo nos hace reflexionar sobre la diversidad cultural y lingüística y para dar respuesta a esto no hay que atender de manera especial a “los diferentes, sino modificar las actividades escolares para todos los alumnos. Tenemos que poder dar actividades que estén acorde con los alumnos, pero tanto el docente como el alumno tienen que poner de su parte para que el aprendizaje se produzca, teniendo en cuenta los conocimientos previos que el alumno tenga. Hay que abrir la cabeza de los niños dándole clases donde ellos puedan participar, dar su punto de vista y no se queden con lo que la “seño” le dice y tomen eso como lo que le enseño es así y no puede ser de otra manera porque desde ese lugar la relación con el conocimiento seria superficial.
Para hacer posible que todos los alumnos aprendan, tendrían que compartir el poder lingüístico, la responsabilidad del aprendizaje, incluir en la enseñanza todas las diversidades propias del objeto de conocimiento, etc.
El otro capítulo que trabajaremos de esta autora, hace referencia a leer y escribir en la escuela, que es lo real, lo posible y lo necesario, ella plantea que tanto leer como escribir es una función esencial escolar obligatoria y que el desafío esta en incorporar a todos los alumnos en la cultura de lo escrito, que esto es fundamental.
Lo necesario es hacer una comunidad de lectores y escritores que acudan a los textos buscando respuestas a los problemas, buscando así que produzcan sus propios textos en los cuales puedan expresar sus ideas, y lo real, es llevar a la práctica lo necesario, es difícil para la escuela admite la autora, pero la clave está en conocer las dificultades y construir alternativas para superarlas.
Lo posible esta en hacer el esfuerzo para conciliar las necesidades de la escuela con el propósito de formar lectores y escritores y para esto debemos generar condiciones que nos permitan contar con una versión descolar más cercana a las prácticas sociales de la lectura y la escritura.
Enseñar en la diversidad
Uno mismo puede estar del lado del poder o del otro lado y un claro ejemplo de Delia Lerner al contar su experiencia cuando cursaba 5to año de sus estudios y transitaba sus prácticas, hubo una situación que la marco para siempre: cuando termine mis practicas, la maestra (que era la regente del Departamento de Aplicación, y era considerada como la mejor maestra de la escuela) me dijo: “Mire, Lerner, usted es muy inteligente, pero no sirve para la educación.” Y me puso “deficiente”.
Me costó recuperarme, años después cuando comencé a leer bibliografía sobre el fracaso escolar, y conocí el debate entre la teoría del déficit y la teoría de la diferencia, repensé esta historia. Para la maestra yo era “otra”, en este caso porque pensaba diferente de cómo ella entendía la enseñanza, y como era diferente, era deficiente.
A cualquiera de nosotros nos puede tocar ser “otro” en ciertas circunstancias sociales. Ser “otro” implica ser diferente en algún sentido y toda diferencia puede ser considerada como déficit, depende de quien tenga el poder y de cómo lo use.
En la relación docente alumno, esta cuestión es crucial.
Si hay algo semejante en todas las aulas, es precisamente que en todas reinan las diferencias.
En escuelas de clase media, la enseñanza y el aprendizaje del sistema de numeración y del sistema de escritura muestran con claridad que en un primer grado coexisten habitualmente chicos que han hecho recorridos muy diferentes, que han dotado de sentidos diferentes a cada uno de esos objetos culturales, que encuentran en diferentes estados de conocimiento con respeto a ellos. Lo mismo ocurre en otros sectores sociales.
El sector social de origen no determina mecánicamente las posibilidades de aprendizaje de los chicos. Hay diversidad en todos los sectores sociales.
Algunas generaciones son productivas como punto de apoyo para prever la enseñanza: saber que los chicos del grupo que estamos trabajando han tenido menos contacto con lectores y escritores que chicos de otro sector social, es importante para intensificar la lectura en el aula, para brindar acceso a aquellos a los que puedan tener menos acceso fuera de la escuela. Es fundamental que estas generalizaciones no se transformen en perjuicios.
Cada uno de nuestros alumnos pertenece a una familia que ocupa una cierta posición social, pero esta posición social no determina mecánicamente ni las circunstancias específicas vividas por cada familia ni la forma en que cada sujeto interpreta esas circunstancias. Bernard Charlot, desarrolla desde hace mas de una década investigaciones vinculadas con la desigualdad social frente a la escuela, centradas en la relación de los alumnos con el saber y cuyos resultados ponen en evidencia la necesidad de tomar en cuenta al sujeto y trascender así las fronteras tradicionales entere la sociología y la psicología.
Por otra parte, Charlot considera fundamental el conocimiento o reconocimiento de otras culturas por parte de los alumnos. La cultura de los otros no es solo para los otros, es también para nosotros.
En consecuencia, es preciso que la escuela permita a los alumnos comprender que la vida es diferente “del lado de afuera”, en otras clases sociales y en otros lugares, que fue diferente en el pasado y que puede ser diferente en el futuro.
Le corresponde a la escuela abrir a los jóvenes las ventanas del espacio y del tiempo.
Es un gran desafío para la institución escolar. Aceptar que la diversidad en el aula es la regla y no la excepción, reconocer la singularidad de los sujetos en el interior de cada grupo social o cultural, apreciar el valor que para nosotros tiene la cultura de los otros.
El desafío es fuerte porque aceptar la heterogeneidad es difícil para la institución escolar, dada su concepción básicamente homogeneizadora.
Saber que para la escuela no es fácil trabajar con la diversidad obliga a preguntarse qué condiciones es necesario crear para que todas esas personas singulares puedan efectivamente aprender.
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