Carta Al Equipo Dominicano Del Mundial De Beísbol
Enviado por Amoline • 27 de Febrero de 2013 • 1.760 Palabras (8 Páginas) • 423 Visitas
Carta pública a Moisés Alou, Tony Peña y al equipo dominicano del III Clásico Mundial de Béisbol
Felicitamos y deseamos la mejor suerte al equipo que representará a la República Dominicana en el III Clásico Mundial de Béisbol que tendrá lugar el próximo mes de marzo del año en curso.
Sepan nuestros queridos jugadores que la responsabilidad que tienen trasciende los resultados de la competencia, teniendo que ver en gran medida con la buena imagen que logren proyectar frente a nuestro país y al mundo a lo largo de todo el evento. Tienen ustedes una importante cuota de responsabilidad en la construcción de una República Dominicana mejor, ya que sus comportamientos serán referencias en los procesos de socialización de miles de niños, niñas y jóvenes del país al convertirse en ejemplo y aspiración sentida mientras dure el evento. Estas actividades tienen un alto impacto puntual en términos de educación social y formación ciudadana debido a la intensidad con que se asumen y la importancia que les confiere la audiencia.
Salir airosos no es lo más significativo para la formación de las nuevas generaciones del país y para la necesaria reconstrucción y mejoramiento de la imagen de nuestra sociedad en el mundo; más lo es evidenciar un comportamiento respetuoso, organizado, disciplinado, serio y amistoso.
Lo sucedido en los pasados clásicos
La mediocre participación del equipo nacional en los dos mundiales de béisbol, sobre todo en el último, dejó mucha frustración y un mal sabor en el país. El momento máximo de malestar fue la descalificación luego de dos derrotas frente a Holanda, algo inimaginable al ser éste un país con muy bajo renombre y tradición en el deporte.
Pero lo peor de ambos clásicos no fue la temprana descalificación, sino las continuas manifestaciones y actitudes de arrogancia, reafirmación egoica y celebración grosera de parte de nuestros jugadores cuando los hechos discurrían a favor; así como el gran malestar, la negatividad y la contrariedad cuando sucedía lo opuesto. Mostramos al mundo una imagen deplorable caracterizada por una serie de "bultos" innecesarios y groseros. Fuimos el país con mayor cantidad de jugadores en el terreno cuando no debía haberlo y quienes discutimos más strikes cantados y jugadas de forma airada. Fue también desagradable contemplar la exhibición continua y excesiva de banderas en manos de los jugadores, entre otras cosas.
Todos esos comportamientos cierran en lugar de abrir, excluyen en lugar de incluir y sólo atraen a una parte fanatizada de los parciales, produciendo rechazo y separación en quienes son de otros equipos y nacionalidades. Las actitudes de alteración cuando se está perdiendo o se es derrotado reflejan frustración personal, poca altura y en muchos casos un sentido de inferioridad individual y nacional. Además, muestran debilidad y fragilidad interior al evidenciar que los estados personales dependen excesivamente de lo que sucede en la dimensión externa de quienes somos.
El ejemplo de los asiáticos
Como contraste a la actitud y al comportamiento de nuestros jugadores, hemos tenido los de las selecciones orientales, que han ganado el campeonato mundial en las dos ocasiones. Japón en ambas, mientras Corea del Sur obtuvo el tercer lugar en el 2006 y el segundo en el 2009. Pero lo más interesante es que esos dos equipos han dado un gran ejemplo por el comportamiento disciplinado y sereno de sus jugadores, la gran entrega y seriedad, los entrenamientos tempranos, el nivel de respeto a los árbitros, a los otros jugadores y al público en general, la humildad en las victorias y la buena onda en la derrota, así como por su formidable juego en equipo. Esas actitudes han demostrado ser humanamente superiores a las de nuestro equipo, pero además han comprobado tener mayor efectividad al permitirle triunfar en los juegos y torneos. Este es el espejo donde el equipo dominicano debería verse para compararse. Esas son las cualidades que deberíamos emular para elevar la calidad de nuestra participación en esos clásicos.
Otra razón para un buen papel
Dependemos estructuralmente de una industria que se basa, no sólo en los recursos naturales y las peculiaridades culturales del país, sino también en el atractivo humano que proyectemos como pueblo. Esa industria prioritaria es el turismo, cuya actividad y expansión puede significar los ingresos principales que nos permitirían salir o mitigar la pobreza; es decir, más inversión en infraestructura y servicios públicos, más oportunidades de empleo directo e indirecto y menos inseguridad y violencia.
La expansión de esa importante fuente de ingresos dependerá mucho de una transformación cultural y social que revierta parte de los estigmas y estereotipos que se han venido construyendo en torno a que los dominicanos somos desorganizados, engreídos, bullosos, deshonestos y, lamentablemente, agresivos y violentos. Pero debido a la gran cobertura y la atención internacional que concentra el Clásico, una buena actitud de los representantes nacionales podría contribuir a mejorar la imagen de la República Dominicana en el mundo, lo que incidirá de alguna forma en más visitas y mayores ingresos por turismo para el país. Es conveniente utilizar este evento para dar un ejemplo al mundo y a nosotros mismos de que somos un pueblo en proceso evolutivo y no involutivo.
Qué esperamos de nuestros jugadores
Más que ganar el Clásico, el objetivo de nuestra selección debería ser el realizar un papel digno desde el punto de vista humano y deportivo. La corona sería un regalo que se recibiría con humildad y agradecimiento. Tendría muy poco sentido ganar la competencia mundial y al mismo tiempo obtener el rechazo y las malas energías de todo
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