Cataclismo, agita a la comunidad mexicana sin quebrantar su solidaridad

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco [pic 1]

Cataclismo, agita a la comunidad mexicana sin quebrantar su solidaridad.

Brenda Ayala

Crónica I. Primeras horas después del incidente.

El día 19 de septiembre de 2017, a 32 años de uno de los sismos que más ha azotado a la cuidad e México, a las 13: 14 se registró un sismo con magnitud de 7.1. De un saldo final de 369 muertos en todo el país; En Ciudad de México se contabilizó un total de 228 fallecidos, entre mujeres, hombres y menores.

Todas las personas nos encontrábamos realizando las actividades cotidianas, sin el más mínimo presagio de que experimentaríamos tal suceso que nos tomó por sorpresa, combinándose con repentina desesperación e incluso temor.

Los minutos e incluso horas siguientes del terremoto estuvieron llenas de preocupación y desesperación, la tensión podía sentirse en el aire.  Por las calles se podían ver la desolación, postes de luz desprendidos del pavimento, partes de edificaciones colapsadas y otras por colapsar, desmoronándose o por desplomarse, entre nubes de polvo, transporte público o privado en alto total, avenidas inaccesibles y madres agobiadas y desesperadas yendo a las escuelas en busca de sus hijos.  Dentro de las escuelas se suspendieron inmediatamente las actividades al igual que en centros de trabajo que se vieron afectados en su estructura.

En medio de todo ese caos se pudo establecer el orden de forma parcial, afortunadamente la población mexicana respondió de manera positiva; gente cumpliendo la función de los semáforos movilizando así la circulación.  Otras tantas proporcionando su teléfono a desconocidos para realizar llamadas, su Wifi como medio para comunicarse mediante las redes sociales y hasta sus casas. Inesperadamente, unas horas después de los derrumbes ya se encontraban civiles moviendo cascajo haciendo todo lo que estaba a su alcance para encontrar a personas bajo los escombros con vida, demostrando que el pueblo mexicano sabe brindar su apoyo en situaciones delicadas, digno de admiración. En contraste se puedo observar una minoría que aprovechó la tragedia para cometer actos ilícitos e impúdicos, principalmente robos a las personas estancadas en el tráfico vehicular. Favorablemente, fueron más las personas que brindaron su apoyo.

Crónica II: Solidaridad y apoyo.

 Ante el temblor ocurrido lo más sorprenderte y reconfortante para mí como mexicana fue la respuesta positiva y la capacidad de reacción tan simétrica que mostro la población mexicana, principalmente por jóvenes universitarios quienes fueron los primeros en dar una resolución meticulosa para ayudar, desde levantar, mover e incluso acarrear piezas de escombro, dejando de un lado toda diferencia social, económica, racial, religiosa entre otras por ayudar en lo que fuera posible.

Dentro de la ciudad de México, se tomó como mayor punto de reunión para los voluntarios Ciudad Universitaria, de donde partían a diversos sectores de la ciudad sobre todo hacia los más afectados.

En cuanto entraron las autoridades y comisionados especializados en temblores, se comenzó un proceso más metódico en el cual la participación de los civiles era nula o limitada, por lo tanto, los brigadistas comenzaron la recolección de víveres para los damnificados.

Esto permitió a los voluntarios elaborar la estructuración de centros de acopio desde grupos de personas pidiendo suvenires en las calles hasta instituciones gubernamentales y escuelas a los que llegaban grandes cantidades de víveres, donde los voluntarios también estuvieron presentes, formando cadenas humanas para trasportar el agua, comida enlatada, papel, medicamento, cobijas, aceite, productos de higiene personal, productos de canasta básica, etcétera. Dichos víveres eran para la cuidad de México, pero la magnitud de la ayuda dada fue tan grande que no solamente alcanzó para la ciudad de México, sino también, se pudo destinar para los estados de Morelos, Estado de México, Oaxaca, Chiapas, Puebla y Guerrero, especialmente.

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