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Colombia Politica


Enviado por   •  22 de Agosto de 2013  •  3.627 Palabras (15 Páginas)  •  365 Visitas

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1. ¿CÓMO SON LAS RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO?

El Estado es la felicidad temporal del hombre, y su consiguiente propósito la preservación del orden jurídico externo y la provisión de una abundancia razonable de los medios del desarrollo humano en cuanto a los intereses de sus ciudadanos y su prosperidad.

La Iglesia es, por tanto, la felicidad sobrenatural perfecta del hombre; su consiguiente objetivo, salvaguardar el orden moral interno del bien y del mal; y sus manifestaciones externas, ocuparse por la adoración divina y proveer al hombre los medios sobrenaturales de la gracia.

El Estado, entonces, existe para ayudar al hombre en su felicidad temporal, la Iglesia, para hacerlo en la eterna

“De acuerdo a lo leido consideramos que el estado y la iglesia siempre han estado relacionados buscando un bien común para el hombre, entre las dos buscan que se respeten los derechos y libertades, el estado lo hace bajo un orden jurídico y la iglesia por medio de un orden moral”.

2. DESCRIBA LOS SISTEMAS DE RELACIONES QUE SE HAN DADO ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO.

HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ACERCA DE LAS RELACIONES ESTADO - IGLESIA

A.- EL MONISMO PRECRISTIANO

El cristianismo supuso una revolución en la manera de entender las relaciones entre el poder temporal y el poder espiritual. Esta revolución consistió en la superación del monismo, característico del mundo antiguo.

En el sistema monista, el poder político absorvía cualquier aspecto del fenómeno religioso, incluidas las funciones sacerdotales y la propia organización de culto.

Frente a esta concepción monista, los primeros cristianos consideran a la comunidad de creyentes como una sociedad independiente del poder civil, organizada según unos principios y una jerarquía específicos, dedicada a promover la predicación de la fe y a la celebración del culto.

Para defender esta concepción, los cristianos se fundamentaban en la enseñanza del evangelio, que dice: “Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.

Frente al monismo del mundo antiguo, el Cristianismo propugna un Dualismo, al afirmar que el gobierno de los hombres no está confiado a un solo poder sino a dos poderes diferenciados:

- El poder de la jerarquía de la Iglesia, al que compete regular la esfera espiritual del individuo (asunto de índole religiosa).

- El poder de los gobernantes de la ciudad terrena (poder civil), al que compete el gobierno de la esfera terrenal.

B.- DE LAS PERSECUCIONES AL CESAROPAPISMO

La forma política religiosa que existía en Roma a la llegada del Cristianismo colisionó frontalmente con el monoteísmo cristiano. Esto es, el Imperio Romano conservando su politeísmo tradicional, consideraba al emperador no solo pontífice máximo, sino como una de las divinidades que reclamaban adoración.

Los primeros cristianos, siguiendo las enseñanzas del evangelio, habían aprendido a obedecer al poder civil del Imperio pero no podían adorar al emperador, ni reconocer al poder político para gobernar el ámbito de sus comunidades de culto.

Así pues los cristianos fueron considerados ateos y la Iglesia considerada como secta ilícita.

La Iglesia fue sometida a una persecución brutal por parte de la autoridades romanas, hasta el extremo de que los cristianos eran condenados a muerte por no aceptar los cultos oficiados del Imperio.

C.- EL DUALISMO GELASIANO

Como reacción al Cesaropapismo, el romano Pontífice Gelasiano I, formula la primera exposición doctrinal del dualismo cristiano, la cual entendía que existían dos poderes diferenciados:

- Poder de la Iglesia: Cuyo ámbito competencial estaba circunscrito a la materia eclesiástica y cuyo ámbito personal abarcaba no solamente a los individuos como miembros de la Iglesia sino a los Principes temporales en cuanto a creyentes.

- Poder Civil: Cuyo ámbito competencial comprendía los asuntos civiles (temporales) y cuyo ámbito personal abarcaba a los individuos en cuanto miembros de la Sociedad Civil y en cuanto a los dignatarios eclesiásticos, sujetos que tenían la obligación de respetar las normas de orden público.

Los persupuestos de delimitación de los poderes propuestos por Gelasiano I, fueron los siguientes:

- Reconocimiento de la Iglesia como una sociedad Jerárquica.

- Poder de los que gobiernan la Iglesia, el cual es reconocido por quienes ostentan el poder temporal y a la inversa, es decir, el poder civil (temporal) es reconocido por personas que ostentan el poder eclesiástico.

- Radical incompetencia de cada uno de ellos en asuntos del Estado.

D.- EL HIEROCRATISMO MEDIEVAL

En la sociedad alto medieval, la jerarquía eclesiática ocupó un papel preponderante debido a que la Iglesia se encargó de llenar el vacío de poder y de cultura que se produjo en Europa tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 bajo la denominación de los pueblos germanos.

Este importante papel de la jerarquía eclesiástica se tradujo en la práctica en el otorgamiento a las autoridades eclesiásticas de responsabilidades propias de los señores feudales.

Ante esta situación los dignatarios eclesiásticos (al ser al mismo tiempo Señores Feudales), se encontraban sometidos al Emperador por vínculos de fidelidad propios de su función temporal.

Esta circunstancia acarreó serios inconvenientes para la Iglesia:

- Se produjo una seria disminución de la independencia de la Iglesia a favor del poder civil.

- La Iglesia empezó a acumular vicios propios del poder civil.

Ante esta situación, los Papas reivindicaron la independencia del Papado, liberándolo de la tutela de los emperadores; surgiendo con fuerza por otra parte la necesidad de acometer una importante reforma en la Iglesia. Esta reforma la llevó a cabo principalmente el Papa Gregorio VII y fue conocida como la “Reforma Gregoriana”.

Esta reforma de la Iglesia supuso el refuerzo de la consideración del Papa como cabeza de la cristiandad sobre la base de la superioridad del poder espiritual sobre el poder temporal.

Una parte a destacar en el programa reformista de Gregorio VII, fue la reivindicación por parte del Papado de la potestad para nombrar dignatarios eclesiásticos frente a las injerencias del poder civil.

Esta reivindicación dio lugar a la famosa “Querella de las Investiduras”, la cual dificultó extraordinariamente las relaciones entre el Papado y el poder civil.

Finalizando esta Querella con el Concordato de Worms de 1122, a través del cual el Emperador renuncia a su potestad para nombrar cargos eclesiásticos a favor de la autoridad eclesiástica.

El hundimiento del Imperio Romano de

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