Colombia del alma

COLOMBIA

El corazón de la tierra late al escuchar el retumbar de los pies de los llaneros bailando el joropo, de los negros y mestizos bailando cumbia y mapalé, de los campesinos bailando guabinas y del sanjuanero y el bunde que resuenan desde el Tolima grande, llegan a mi rostro los aromas de las flores de Medellín y de los mares que bañan mi patria. Retumba en mis oídos la furia del rio magdalena que arrastra las memorias de tiempos lejanos, tiempos de paz y tiempos de guerra, de cuando grandes buques navegaban sus aguas de extremo a extremo, de cuando mitos, leyendas y romances se tejían en sus aguas.

En mis manos está la sensación ancestral de los indígenas recogiendo el maíz para la chicha entre cantos y danzas; en mi boca esta el sabor de la changua y de las “onces” de cuando mi bisabuelo frecuentaba a sus amigos y los saludaba con un alegre “ Ala chinito querido, te ves chirirriadísimo” mientras contemplaban a la loca Margarita, en la plaza de Bolívar  gritando “Arriba los liberales, abajo los godos” mientras que al otro lado de la calle un bobo corría detrás del tranvía para cuidar a su hermana que iba a trabajar. En mis ojos están las lagrimas de la guerra que empezó después de que el tranvía pasó y aquel caudillo murió, esa guerra que continuó por 50 años y no respeto ni viejos ni niños, ni madres ni abuelas, esa guerra que no discrimino la montaña del llano y no se enteró que el tiempo pasó y que se encontró con sonrisas y abrazos de la gente más feliz del mundo y con las cumbias, guabinas, bundes, mapalés y joropos de la gente de mi patria, mi Colombia del alma.

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