Consecuencias de la corrupcion

La corrupción tiene una serie de consecuencias en diversas áreas como: la actividad económica, la sociedad y su cultura, y la política. En el ámbito económico, la corrupción, provoca la transferencia de capital nacional a la banca extranjera, lo que desalienta la inversión y genera mercados volátiles. Desde una perspectiva sociocultural, la corrupción tiene efectos perversos, porque construye relaciones basadas en un sistema de complicidad, en el que cada miembro de la sociedad considera la corrupción como una "cosa natural" y por tanto socialmente aceptable, incluso la considera un "valor maravilloso", que aspira a reproducir como medio de avance social. En el sistema político, la corrupción reduce el respeto por las instituciones públicas, reduce la confianza y la legitimidad de los gobiernos, crea democracias inestables, refuerza el autoritarismo y genera injusticia y desigualdad social, socava la educación y la formación de capital humano, y genera pobreza e incluso suicidio entre los más desfavorecidos. Las consecuencias de la corrupción en la vida política son nefastas. Cuando el sistema de partidos es corrupto, la organización del interés público se convierte en una organización social cutre, con el fin último del enriquecimiento entre ellos, actuando más como una mafia que como una mediación política. En actividades de corrupción generalizadas o sistemáticas no solo se viola el estado de derecho, la legitimidad de los líderes y la confianza de los ciudadanos, sino que también hay un aumento de la pobreza en la prestación de servicios públicos, un crecimiento de vulnerabilidad financiera, una desaceleración del crecimiento económico, que socava la confianza en las instituciones públicas, permite que prospere el crimen organizado, declina el crecimiento económico, restringe la distribución de la riqueza, restringe el comercio, distorsiona el gasto público y también los niveles de salud y educación pública se están deteriorando y surgen deficiencias del gobierno. La corrupción política también tiende a limitar la ciudadanía, ya que se puede lograr mediante la ley y el mérito, un sistema de gobierno basado en el mérito se logra a través de acuerdos entre individuos o grupos implícito. No obstante, la principal consecuencia de la corrupción es la degradación de la confianza pública, el desencanto de la sociedad frente a sus autoridades e instituciones, la adopción de valores fundados en el oportunismo, impunidad, y violación a la norma, así como el aumento de la desigualdad social. Sin dejar de lado, que la corrupción política favorece el desarrollo de otros fenómenos tales como el florecimiento del crimen organizado, la intimidación, el sometimiento de los sectores más vulnerables de la sociedad a conductas caprichosas, la arbitrariedad sobre las poblaciones más desfavorecidas, violación de los derechos humanos, el tráfico de órganos, la prostitución infantil, el turismo sexual, esclavismo doméstico, y la degradación de la dignidad humana. Las prácticas corruptas deben ser reprobadas y combatidas no sólo por los gobiernos, sino también por todos los actores que componen a la sociedad. La ética, el apego a los márgenes legales, la rendición de cuentas tanto de los candidatos como de los funcionarios en turno, la promoción de valores civiles, la educación de los derechos humanos, la responsabilidad de las élites políticas frente a la gestión de sus localidades, regiones y países son algunos de los componentes esenciales de la convivencia social y política de todo país que aspire a adoptar sistemas democráticos o regímenes políticos basados en valores de convivencia civil igualitarios. En este contexto, combatir a la corrupción política requiere de instituciones jurídicas, políticas y legislativas fuertes e independientes que puedan contrabalancear las capacidades y poderes de sus contrapartes, así como de políticas fiscales y tributarias transparentes, aumentar los niveles de educación tanto en el sentido de instrucción técnica como de concientización civil en materia de empoderamiento de los derechos humanos y civiles.

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