Consumo de Leña en Chile
Enviado por Francisca Ñanco • 25 de Septiembre de 2019 • Documentos de Investigación • 5.014 Palabras (21 Páginas) • 188 Visitas
Estado del arte (Expresión Pretenciosa)
Durante el transcurso del tiempo, el mundo ha reconocido la relevancia de la energía para el desarrollo socioeconómico. Según la agencia internacional de energía, el consumo de energía de la economía mundial se ha incrementado drásticamente alrededor de dos veces durante las cuatro décadas desde 1975 hasta 2015 . Lo anterior, se puede ver en el acceso a la electricidad y el desarrollo de fuentes de energías renovables, que han resultado en mejoras de las condiciones de salud y educación de la población, impactando positivamente en el desarrollo del capital humano . Sin embargo, este desarrollo socioeconómico también ha producido impactos negativos, ejemplo de esto es el aumento y densificación de las ciudades (Fig 1) (Elias, 2018), que ocasiona un uso intensivo de recursos naturales y vertido de desechos al ambiente .
La preocupación principal en los años 70 y 80 fue definir los criterios para clasificar un agente como contaminante. Los cambios importantes en la legislación regulatoria internacional ocurrieron a principios de la década de 1990, resultando en los primeros intentos para reducir los contaminantes de efecto invernadero (Koshland, 1996). Lo anterior llevó a que en la década actual, los esfuerzo se han centrado en reconocer el fenómeno del cambio climático acelerado por las acciones antropogénicas (Earis, 2018), que ocasiona el deterioro en el bienestar de las personas y de la biodiversidad (Stephenson, 2018; Valdés-Pineda et al., 2014). Por tanto, es necesario desarrollar e implementar políticas de mitigación con urgencia . En este contexto, los esfuerzos a nivel mundial corresponde a una reducción significativa de emisiones, en especial del CO2. Medidas que presentan una clara tendencia hacia la eficiencia de la tecnología para mejorar el uso de los recursos naturales (Zabaloy et al., 2019).
[pic 1]
Figura 1: Tendencias global en el porcentaje de las poblaciones rurales y urbanas, 1950–2050. (Elias, 2018)
En el año 2017, la demanda mundial de energía se logró satisfacer con un 85% de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) (). El porcentaje restante corresponde a fuentes renovables convencionales y no convencionales. En contraste, se tiene que alrededor del 75% de la población mundial depende de la biomasa (leña y carbón vegetal), como la principal fuente de energía para satisfacer la demanda de calefacción y cocina . En este sentido, la demanda global de energía depende de muchos factores. Se debe considerar las características de la población, el producto interno bruto (PIB), la intensidad energética asociada al PIB por parte de la población, ya que esta varía entre continentes y países en el mundo (Siirola, 2014).
Tabla 1: Volumen total de madera en rollo que se cosecha anualmente y su respectiva proporción de leña al año 2011 (Lindroos, 2011).
País | Volumen ([pic 2] | Leña % |
Suecia | 62,0 | 10 |
Finlandia | 51,6 | 9 |
Dinamarca | 2,0 | 20 |
Lituania | 6,7 | 27 |
Francia | 59,4 | 40 |
US | 89,1 | 23 |
Global | 3271,0 | 55 |
Al realizar una comparación entre el uso de la leña entre Noruega y África. Nos podemos encontrar que los noruegos tienen una larga tradición en el uso de la leña como combustible para calefacción, relacionado a su realidad climática. Sin embargo, en las últimas décadas, el uso de otras fuentes de energía ha aumentado, y la electricidad es ahora la principal fuente de calefacción (70% de los hogares) . En el caso de África, al ser una región pobre económicamente y con alta dependencia de la ayuda mundial . La población intensifica el uso de leña al ser un energético económico, por debajo del carbón (Langbein, 2017; Lea-Langton et al., 2018). Esto resulta que en el 90% de la demanda energética de los hogares, el 60% se satisface por el uso de la leña y el carbón vegetal .
En contraste a lo anterior, tenemos que China ha experimentado un crecimiento económico exponencial en los últimos 30 años . Recientemente han alcanzado el 100% en el acceso a la electricidad. Sin embargo, los combustibles sólidos tradicionales, como la leña y el carbón, aún se utilizan ampliamente tanto para cocinar como para calefaccionar los hogares en las zonas rurales (Liao, Chen, Tang, & Wu, 2019; Xing et al., 2018). El porcentaje de consumo de biomasa para esta finalidad en los hogares rurales, corresponde al 39,4% (Liao et al., 2019).
Si miramos la distribución de América Latina, el consumo de energía residencial está compuesta principalmente por fuentes de energías provenientes de: la electricidad (31%), la leña (32%), el gas licuado de petróleo (GLP) (20%) y el gas natural (14%) (Zabaloy et al., 2019). Si bien los datos corresponde a una distribución promedio, existe una gran diferencia de distribución entre países (Fig 2). Brasil que es el país más grande de la región, durante los últimos años a mejorado el acceso a combustibles limpios, y tecnologías eficientes para cocinar y calefaccionar. El aumento de este acceso, que es de un 23%, corresponde a la fuerte política de introducción del GLP como combustible de transición. No obstante, en la actualidad, el 49% de la demanda energética para los fines mencionados, son suplidos por el uso de la leña (Coelho, Sanches-Pereira, Tudeschini, & Goldemberg, 2018; Gioda, 2019; Zabaloy et al., 2019).
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