Contenidos y culturas

El contenido a enseñar existe porque en medio de la complejidad de la enseñanza, es necesario tener objetivos identificados, por medio de clasificaciones como por ejemplo: conocimientos, actitudes, habilidades, o procedimientos y agrupamiento, ya que los contenidos a enseñar comprenden todos los saberes que los alumnos deben alcanzar en cada etapa escolar, no solo de información, sino que también técnicas, actitudes, hábitos, habilidades, sentimientos por lo que la construcción de los contenidos es el proceso de producción de los objetos que la escuela debe transmitir, ya que se cree que la escuela debe promover la formación integral de los alumnos, algunos autores sostienen que hay contenidos ocultos cosas que se enseñan o se aprenden y que no han sido explicados como contenidos a enseñar. La escuela propicia los contenidos básicos por la necesidad de introducir a los niños y jóvenes en cuerpos de conocimientos, actitudes y capacidades técnicas, contenidos según sean conceptuales, procedimentales o actitudinales. La importancia de los diferentes tipos de contenidos sirve para describir  las diferencias entre los diversos niveles de la enseñanza. También es un medio que permite entender la propia posición y la de nuestros compañeros y compañeras en relación con la importancia que atribuimos a cada uno de los contenidos, de tal forma que no es posible interpretar con más fidelidad las diferencias personales respecto a la concepción que cada uno tiene del papel que debe desempeñar la enseñanza.

Los contenidos y la importancia que se les atribuye en las diferentes propuestas educativas nos permiten conocer aquello en lo que se trabaja o aquello que se pretende trabajar. Un modo de determinar los objetivos o finalidades de la educación consiste en hacerlo en relación con las capacidades que se pretende desarrollar en los alumnos.

Los enseñantes pueden desarrollar la actividad profesional sin plantear el sentido profundo de las experiencias y poder dejarse llevar por la inercia o la tradición. O bien poder intentar comprender la influencia que estas experiencias tienen e intervenir para que sean lo más beneficiosas posible para el desarrollo y la maduración de los alumnos. Pero se debe tener un conocimiento riguroso de la tarea ya que implica saber identificar los factores que inciden en el crecimiento de los alumnos.

No es posible enseñar nada sin partir de una idea de cómo se producen los aprendizajes. No se presta atención a las aportaciones de las teorías sobre cómo se aprende, pero en cambio se utiliza una concepción determinada. Cuando se explica de cierta manera, se exige un estudio concreto, cuando se propone una serie de contenidos, se piden unos ejercicios concretos, se ordenan las actividades de cierta manera. Lo más extraordinario de todo es la inconsciencia o el desconocimiento del hecho de que cuando no se utiliza un modelo teórico explícito también se actúa bajo un marco teórico. En cierto modo, sucede lo mismo al referirnos a la función social de la enseñanza. Detrás de cualquier práctica educativa siempre hay una respuesta a "por qué enseñamos" y "cómo se aprende".

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