Corrientes Vanguardistas
Enviado por syuretic • 29 de Marzo de 2012 • 2.292 Palabras (10 Páginas) • 891 Visitas
Los hombres se sirven de diversos métodos para exteriorizar lo que absorben de los sucesos que acaecen en el mundo. Desde tiempos atávicos han marcado diferentes acontecimientos de gran relevancia a la humanidad provocando reacciones particulares que identifican a cada ser humano para posteriormente unirse y manifestar en conjunto el pensamiento que lidera a una nueva corriente naciente.
En el período de la Primera Guerra Mundial, donde primó el desorden y la destrucción, se produjo un quiebre de la realidad que fue motivo suficiente para el surgimiento masivo de diversos movimientos revolucionarios que, a través de expresiones artísticas, gritaron a voces la protesta que los había incitado a rebelarse. Estas obras contemplaban la comprensión del contexto en el que vivían percibido por un autor, en ocasiones, desorientado y, en otras, revelador, es decir, deseaban abrir las puertas de la mente a un público febril y dar la bienvenida a la realidad de la cual la humanidad debe gozar.
Sin embargo, las manifestaciones artísticas, ya sea un cuadro, un poema o un libro, son principalmente subjetivas; provienen del interior del sujeto que las creó y por ello no pueden ser percibidas y vistas de la misma forma que el espectador. Tanto el emisor que intenta enviar un mensaje a la sociedad con una finalidad única, el receptor lo recibe concibiéndolo bajo otro punto de vista y que, además, varía entre los mismos destinatarios, puesto que todos somos distintos, por ende, la comprensión de la realidad es diferente para todos. En suma, el arte no puede ofrecer una visión universal que envuelva a todas las personas, aunque es un eficaz medio de llegada a hombres atestados, pero también dúctiles que desean amoldar y expandir sus límites de conocimientos explorando nuevas ideologías en las corrientes nacientes.
Por tanto, entendiendo que los movimientos vanguardistas de la época comprendida entre inicios del siglo XX y mediados del mismo, extraen del mundo las bases que fundan sus ideologías enfocándolas hacia la comprensión de una realidad mejor, me propongo trabajar en el análisis de tres corrientes muy trascendentales que aportaron significativas obras a la sociedad las cuales podemos valorar hoy en día en reconocidos museos como el Museo de Arte Moderno de Manhattan.
En primer lugar, el análisis parte del Surrealismo, corriente que contiene sus bases desde el dadaísmo. De ahí se despliegan gran parte de las ideas que lo fundamentan, aunque discrepan en ciertos cánones que el dadá ha establecido y los surrealistas han adaptado a su doctrina. André Breton da comienzo a este movimiento en 1924 con la publicación del primer “Manifiesto Surrealista”, ya que él consideraba que la situación posguerra solicitaba de un nuevo arte que indagara en comprender la totalidad del ser humano. Se quería buscar una salida en el entorno imperante para encontrar la verdadera vida, por eso, las influencias del psicoanálisis de Freud formaron parte relevante en las características cruciales del surrealismo. No obstante, este es un movimiento con argumentos débiles y precarios, porque no se puede concebir la realidad del mundo asentando sus teorías en el estudio del sueño e inconsciente.
El surrealismo busca construir al hombre conociéndolo en profundidad mediante la utilización del sueño y del inconsciente de los cuales emergen los pensamientos más ilógicos y absurdos, pero que revelan la naturaleza intrínseca y real del ser humano. Por ende, el movimiento es una actitud del espíritu que trata del ejercicio de la libertad.
Breton, muy interesado en el análisis de los sueños como también del automatismo del pensamiento, investigó los trabajos de Sigmund Freud (el psicoanálisis y la teoría de los sueños) concluyendo que gracias a estos el surrealismo empieza a perfilarse como una corriente de opinión, donde el explorador no posee límites pudiendo ir más allá de la realidad. Se piensa que será la época del renacimiento de la imaginación. Octavio Paz señala que: “el hombre es un ser que imagina y su razón misma no es sino una de las formas de ese mismo imaginar. En su esencia, imaginar es ir más allá de sí mismo, proyectarse, continuo trascenderse. Ser que imagina porque desea, el hombre es el ser capaz de transformar el universo entero en imagen de su deseo. Y por esto es un ser amoroso, sediento de una presencia que es la viva imagen, la encarnación de su sueño”.
La investigación de los sueños realizado por Freud es más relevante de lo que se considera, aunque se le ha despojado de trascendencia, porque se ve mitigado por la memoria que nos causa lagunas del sueño fragmentando la realidad de este. El espíritu se restringe a un estado relativo provocado por el período de vigilia que interfiere en la continuidad del sueño. Aún así, el alma se guía por la tendencia de una idea subjetiva que lo liga con el sueño.
Existe una razón suprema a la lógica que le otorga naturalidad al sueño. Los surrealistas creen en la armonización del sueño y la realidad que han denominado como realidad absoluta o surrealidad. El sueño deja de ser parte de la imaginación cuando cada uno vive dentro de él y lo percibe como real.
Como ejemplo de lo anterior, Salvador Dalí es un maestro surrealista que plasma a la perfección los postulados del movimiento a través de sus fulgurantes pinturas que todo espectador puede apreciar como parte de una ideología que incorpora la surrealidad en su temática principal. La obra titulada “Persistence of memory” es un revelador cuadro que muestra un escenario al aire libre, se puede observar al fondo las montañas y el mar, pero lo que más trata de resaltar son los relojes derritiéndose. A primera vista, la pintura carece de coherencia ¿Qué hacen unos relojes sobre una mesa y una de rama de árbol en medio de las montañas y el mar? Una de las técnicas que empleaban los surrealistas en la creación de sus obras era sustraer a un objeto de su realidad para insertarla en otra. Todo esto con el fin de abolir la realidad impuesta por la sociedad. Octavio anuncia que “en algún momento privilegiado, la realidad escondida se levanta de su tumba de lugares comunes y coincide con el hombre. En ese momento paradisíaco, por primera y única vez, un instante y para siempre, somos de verdad. Ella y nosotros. Arrasado por el humor y recreado por la imaginación, el mundo ya no se presenta como un sino como un campo magnético. (…) Espacio y tiempo vuelven a ser lo que fueron para los primitivos: una realidad viviente, dotada de poderes nefastos o benéficos, algo, en suma, concreto y cualitativo, no una simple extensión mensurable”. Por conclusión, Dalí y muchos otros insertaron la verdadera realidad
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