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Crisis Y Desiguladad Social


Enviado por   •  7 de Julio de 2014  •  2.041 Palabras (9 Páginas)  •  237 Visitas

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CRISIS, DESIGUALDAD

Y POBREZA

Aprendizajes desde el mundo en desarrollo ante los recortes

sociales en España

Las respuestas a las crisis son opciones políticas. Las que no

priorizan la justicia social generan más desigualdad y más pobreza. Es

el aprendizaje que Intermón Oxfam extrae de tres décadas de

experiencia de crisis en América Latina y el Este Asiático. España se

encuentra en el punto en el que rectifica o pierde tres generaciones de

bienestar, derechos sociales y democracia, para convertirse en una

sociedad dual de ricos y pobres.

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RESUMEN

“Nosotros ya hemos vivido esto. El Fondo Monetario Internacional nos impuso un

proceso que llamaron de ajuste, ahora lo llaman austeridad. Había que cortar

todos los gastos, los corrientes y los de inversión. Aseguraban que así llegaríamos

a un alto grado de eficiencia, los salarios bajarían y se adecuarían los impuestos.

Ese modelo llevó a la quiebra de casi toda Latinoamérica en los años ochenta.”

Dilma Rousseff, Presidenta de Brasil1

Con las medidas de austeridad y la especulación sobre la deuda, España

–como otros países sacudidos por la codicia de los mercados financieroscae

en una espiral de más crisis, más pobreza y más desigualdad muy

peligrosa, similar a la que vivieron América Latina y el Este Asiático en las

últimas décadas del siglo XX a consecuencia del ajuste estructural.

Aunque las situaciones de partida de España respecto a los países de

América Latina y el Este Asiático cuando enfrentaron sus respectivas

crisis son distintas (tanto en nivel de riqueza como en fortaleza

institucional), las recetas que se aplicaron entonces fueron en esencia

similares a las que se imponen ante esta crisis y sus previsibles impactos

van en la misma dirección. La gestión de aquellas crisis muestra que el

modelo de austeridad centrado en la reducción del déficit y el

saneamiento de la banca, mediante la inyección de fondos públicos

financiados a costa de una deuda desorbitada, no genera crecimiento.

Las subidas de impuestos y la reducción del gasto en políticas públicas y

en prestaciones sociales para financiar esa deuda, tienen unos costes

terribles para la sociedad, especialmente dramáticos para los sectores

más vulnerables, que se traducen en el aumento del desempleo, la

pobreza y la desigualdad.

Los países de América Latina y el Este Asiático tardaron entre 15 y 25

años en recuperar los niveles de pobreza que había antes de la crisis. Su

experiencia permite concluir que, si no se cambian las políticas que se

están aplicando, puede llevar entre dos y tres décadas recuperar el nivel

de bienestar que había en España justo antes de la crisis, en 2008.

Entretanto, la pobreza y la exclusión social podrían incrementarse de

manera drástica: dentro de una década en España -en 2022- el número

de personas pobres alcanzaría los 18 millones (un 38% de la población) y

el 20% de las personas más ricas en España podrían llegar a ingresar de

media 15 veces más que el 20% de las personas más pobres.

La economía española creció enormemente durante la década previa a la

crisis (conocida como la “década dorada”), sin embargo, durante el mismo

periodo la riqueza se acumuló sobre todo en manos de las personas más

ricas, aumentando así la desigualdad, y –lo que es peor- no se redujeron

los niveles de pobreza: ni se consolidó la protección social, ni se aumentó

la proporción del gasto social del PIB. Toda esa bonanza desembocó en

una burbuja insostenible y en un elevadísimo nivel de deuda privada,

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fundamentalmente de los bancos ligados a actividades inmobiliarias.

A diferencia de Islandia, en España, ni se corrigen los abusos del sistema

financiero, ni se exigen responsabilidades a quienes decapitaron los

ahorros y las proyecciones de vida de miles de familias. Así, España va

por el peor camino. Las decisiones políticas tomadas en el convulso

contexto de la crisis económica y social nos están llevando a cambios

estructurales que culminarán con la redefinición de un nuevo “contrato

social” entre los poderes y la ciudadanía. En el nuevo equilibrio de

fuerzas, la participación ciudadana en las políticas públicas se restringe

aceleradamente y el poder del Estado cede espacio frente a los

mercados. Las políticas sociales son las primeras en sufrir las

consecuencias de este fundamentalismo de la estabilidad fiscal a través

de los ajustes presupuestarios.

En la actualidad, en España, la deuda pública es de un 90% del PIB, y

uno de cada tres euros de gasto previstos en el Presupuesto del Estado

para 2013 irá destinado a pagar los intereses de la deuda.2 Uno de cada

cuatro españoles se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social,3

1,7 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro4 y se

producen más de 500 desahucios diarios5. Ante este panorama, la única

receta que se ha decidido aplicar es la de los recortes en los servicios

públicos, el aumento de los impuestos a las clases medias y bajas, y el

rescate al sector bancario a costa de más deuda pública. Esta asignación

de los recursos y el reparto de los esfuerzos reflejan las prioridades de un

gobierno y el modelo social que defiende.

Con el rumbo que están tomando las medidas contra la crisis, España va

camino de convertirse en un país más pobre, más desigual, con menos

derechos sociales y con una democracia mermada. Será así en la

medida en que los argumentos financieros sigan imperando sobre los

sociales y políticos, permitiendo que la riqueza siga acumulándose lejos

del alcance de las clases medias, mientras éstas pierden sus puestos de

trabajo o su capacidad adquisitiva, más personas pasan a engrosar las

listas de la vulnerabilidad y la pobreza, y son precisamente los más

pobres los que quedan abandonados a su suerte.

De las experiencias de las crisis y la recuperación en América Latina y del

Este Asiático, se extraen cuatro lecciones fundamentales: se puede salir

de una crisis como ésta protegiendo a los más vulnerables, la

desigualdad es un lastre para el desarrollo incluso cuando se recupera el

crecimiento económico, el compromiso

...

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