Cronica De Mi Llano

Crónica de mi Llano

Luisa ni nieta de once años, bajó de la ruta que la trae todos los días del colegio, la tomé de la mano y volvimos de camino a casa. Durante el recorrido me comentó que su profesor de sociales les había contado sobre el proceso de paz que se llevaba a cabo en La Habana, Cuba. Su profesor estaba seguro que esta vez sí se firmaría la paz y con una mirada de inmensa ingenuidad me dijo: Abuela, ya podrás regresar a tu tierra y nunca más tendrás que esconderte para llorar para que nosotros no nos demos cuenta de tu tristeza. Ojalá, le contesté; porque tú eres aún muy niña para entender que hace más de sesenta años, mis padres fueron asesinados por no ser del mismo partido político de los gobernantes de la época y mis hermanos y yo tuvimos que salir de nuestra tierra, hacia la ciudad, donde pasamos hambre, necesidades y enfermedades y como nosotros nuestros vecinos y amigos también. La paz, Luisita ha sido esquiva, se ha hablado de procesos que fallaron en diferentes años 1982-1985,1999 – 2002, que según cuentan empezaron con mucha energía y pensando que llegarían a feliz término; fracasaron, porque esta guerra que es de todos también beneficia a algunos y siempre las conversaciones se rompían a la mitad del camino, ahora dicen que ya firmaron dos acuerdo de los cinco pactados, que los unos piden una cosa y los otros otra, que esto se hace más por conveniencia política que social, Quien sabrá... la verdad, yo no podría contestarte. Yo no entiendo mucho de esto, creo que el proceso de la Habana se ha llevado con inteligencia por parte de ambas partes; para que me entiendas: los guerrilleros y el Gobierno, pero las intenciones de la verdadera paz está en los corazones de tantos Colombianos que como yo hemos sido víctimas de una guerra infame y cruel, tendremos que perdonar pero nunca olvidaremos, porque el dolor de un niño se grava en su memoria y en su corazón para siempre; es por eso Luisita, que de vez en cuando notas en mis viejos ojos que las lágrimas se asoman; han pasado muchos años Ustedes son ahora mi familia y mi compañía pero algún día quiero volver a mi tierra, observar las garzas blancas en el estero, el atardecer de mi llano, y escuchar a lo lejos el canto alegre del llanero arriando el ganado hacia el corral. Mañana cuando tengas nuevamente tu clase de sociales cuéntale al profesor, que me imagino es un hombre joven, que tu abuela se esconde a llorar para que sus nietos no descubran en sus lágrimas el amargo dolor que le dejo la guerra, Luisa bajo los ojos y sin decirme nada apretó mi mano con profundo amor

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