Crónica de la pobreza

ES NECESARIO QUEMARSE LA ESPALDA, PARTIRSE EL LOMO EN LAS COMUNIDADES DE EXTREMA POBREZA.

8 DE SEPTIEMBRE

ANGÉLICA MARÍA HERNÁNDEZ

Los pies descalzos, vestimentas remendadas, salud precaria, entre otras cosas, son el reflejo de la pobreza extrema con la que viven en México 11.7 millones de personas.

El caso de la pobreza extrema podemos encontrarlo en las comunidades marginadas de nuestro país, ejemplo de ello, una comunidad del estado de Hidalgo, perteneciente al municipio de Huautla, llamada Chalingo.

En Chalingo los varones viven con la necesidad de exponerse al sol día con día durante largas jornadas de trabajo, dependiendo del único ingreso que tienen para subsistir que son las cosechas de su milpa; las mujeres se encargan de hacer de comer a la familia en los fogones que tienen adentro de su casa, acarrean agua al pozo de la comunidad y remiendan la ropa de la familia, cuando esta se rompe; los hijos que estudian se levantan desde temprano para poder ir a la escuela, preparan sus mochilas (los que tienen) o morrales y parten para la escuela, algunos con zapatos y otros descalzos; por la tarde los hijos ayudan a los papás en las actividades que puedan realizar.

Las condiciones no son las mismas que en las zonas urbanas, pues Chalingo no cuenta con transporte público seguro, sólo con camionetas de algunas personas para transportarlos a la ciudad; no tienen pavimentadas las calles, es pura terracería de tepetate; a pesar de que cuentan con la tubería para el agua, casi nunca cuentan con el servicio; en cuanto a la luz, no falla el servicio, pero consumen de él moderadamente debido al pago.

“Necesitamos quemarnos la espalda, partirnos el lomo pues”. Dijo uno de los campesinos de Chalingo.

Las pieles oscuras y manchas, son consecuencia del tiempo que los habitantes del pueblo pasan bajo los rayos del Sol, pero qué más pueden hacer, si necesitan trabajar para poder sobrevivir.

El idioma natal es el náhuatl, en este idioma podemos escuchar hablar en especial a las mujeres y niños, en cuanto a la mayoría de los varones, hablan en español.

Sus casas, algunas de lodo, otras de otates, una que otra, de material, son señales de que estamos pisando un terreno pobre, donde no se les ha dado las mismas oportunidades de progreso.

A la hora de la comida apreciamos sus mínimas porciones de comida, que con tanto esfuerzo obtuvieron para llevarla hasta la mesa de su hogar.

Con carencias es como se vive en esta comunidad del estado de Hidalgo, y la mejor herramienta para superar las adversidades con las que se enfrentan, sólo son ganas de salir adelante.

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