Cultura De La Legalidad
Enviado por anyelitaco • 15 de Julio de 2013 • 1.449 Palabras (6 Páginas) • 2.298 Visitas
El origen del concepto de la así llamada “cultura de la legalidad” no pertenece a una persona, ni a un país, ni a una cultura específica. Es una idea, o filosofía, que surgió de experiencias en varias partes del mundo donde la gente y sus gobernantes querían mejorar su calidad de vida. Lo que tenían en común era la preocupación con varios problemas sociales que tuvieron sus raíces en el poder de la delincuencia organizada y la corrupción. Los síntomas de los problemas sociales eran una falta de civismo al interior de la sociedad, un miedo sentido por la mayoría de la población frente a una minoría poderosa operando al margen de la Ley, la falta de confianza en las entidades del estado y otros indicios como el deterioro de los espacios públicos. Dependiendo del lugar, uno u otro de dichos problemas se manifestó con menor o mayor gravedad.
PALERMO, SICILIA. El caso ejemplar que se cita con frecuencia a nivel mundial es el de Palermo. Esta ciudad, ubicada en la isla sureña de Sicilia, Italia, ha tenido la reputación notoria por ser la cuna de la mafia italiana. Todos los capos y sus familias grandes y poderosas nacieron allá, vivieron allá lujosamente, y manejaron sus operaciones desde la pequeña ciudad histórica. Pero la palabra “mafia” no se escuchó, ni siquiera en las casas privadas entre familiares. En los años noventa, la situación estaba casi fuera del control de las autoridades. La mafia solía luchar por el control de varias actividades ilícitas, muestra de esto era la cantidad de homicidios y muertos encontrados en las calles cada semana. En una ciudad de 500.000 habitantes, se registraron cientos de homicidios cada año, y la mayoría tenía ligas con la mafia, producto de sus guerras. Al fin de los años ochenta, la mafia ganaba US$600 millones cada año sólo por el tráfico de heroína.
El estado italiano reconocía la amenaza de la mafia, pero en Palermo su poder tenía límites gracias al silencio de la gente, de la Iglesia Católica (el Papa tampoco habló de “la mafia”), y de la falta de denuncias e información suministrada por la ciudadanía honesta. Extrañamente, se vio la mafia como parte de la cultura de Palermo desde siempre. Como los demás ciudadanos de Sicilia, la mafia siempre exaltaba los valores de la familia y, de cierta manera, representaba el espíritu independiente de la isla. Con razón, la mafia no tenía miedo de nadie. Y cuando el estado italiano decidió enfrentar la mafia con sus poderes y herramientas legales, a través de varios jueces y procuradores valientes, ellos se convirtieron en los blancos de los sicarios mafiosos y fueron asesinados en público junto con sus esposas y familias.
La violencia pública de la mafia llamó la atención de la ciudadanía y su alcalde, Leoluca Orlando. La gota que colmó el vaso fue el asesinato de dos procuradores muy respetados y amados por la gente, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Poco a poco, la ciudad encontró el coraje para denunciar públicamente a la mafia como un antivalor siciliano, que socavaba las vidas y la potencia de los demás. Fue un esfuerzo sistemático, que necesitaba de la participación de todos los sectores de influencia – los medios de comunicación (los periódicos), la Iglesia, los colegios públicos, la policía y el poder judicial, los líderes comunitarios y empresarios-. Cada sector manejaba sus propios programas para despertar a la ciudadanía y fomentar orgullo de los valores positivos de Palermo y comportamientos positivos que rechazaron y debilitaron a la mafia. Algunos ejemplos incluyen:
La policía y los jueces continuaron persiguiendo a la mafia a través de sus investigaciones.
Muchos empresarios anunciaron que dejarían de pagar “impuestos” a los mafiosos.
Los jóvenes adoptaron monumentos en el centro de la ciudad y los limpiaron y los cuidaron para rescatar su historia no-mafiosa.
Los periódicos publicaron cartas entre jóvenes y los gobernantes para fomentar una discusión de los problemas e identificar soluciones;
Los ciudadanos protestaron contra el asesinato del Fiscal Giovanni Falcone colgando hojas de papel blanco en sus ventanas. Los dolientes de Falcone formaron una cadena humana por las calles desde la Fiscalía hasta la casa de Falcone.
Los ciudadanos marcharon por las calles pregonando “Palermo è nostra, e non di Cosa Nostra” “Palermo es nuestra y no de la Cosa Nostra”
El papa Juan Pablo II visitó Sicilia y en su discurso
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