Cultura que genera la evaluación en las escuelas

Cultura que genera la evaluación en las escuelas.

INTRODUCCIÓN

En el contexto escolar cuando hablamos de evaluación es sumergirnos en un inmenso mar lleno de acepciones sobre esta definición. Pero sin duda alguna interviene de forma fundamental la cultura que es definida como “el conjunto de significados compartidos por un conjunto de personas, a través de sus experiencias y sus intercambios psicosociales.”

La evaluación en el ámbito escolar depende de forma directa del nivel educativo, siempre existe una interpretación distinta, debido a que por lo regular la visualizamos de forma cualitativa para hacerla más práctica y efectiva. Enseguida se mencionarán algunas formas en la que es percibida la evaluación según la cultura que representa.

DESARROLLO

Cultura del sometimiento: En la evaluación siempre existen dos actores que intervienen de forma permanente: el evaluado y el evaluador. En esta consideración el alumno es el único destinatario, quien debe acoplarse a los requisitos que el docente solicita. Por lo tanto, la persona que evalúa tiene l poder de decidir los criterios y las explicaciones que hace.

Cultura de la competitividad: La evaluación es percibida como una zona de competencia, con el único objetivo de derrotar a sus contrincantes. Se genera una zona de batalla tanto por parte de los alumnos como con los docentes.

Cultura del resultado: Esta práctica es muy común, ya que por lo regular solo se visualiza el resultado sin tomar en cuenta el proceso que se recorrió.

Cultura de la seguridad: De manera directa el docente funge un papel muy importante en esta práctica porque es el encargado de establecer las explicaciones necesarias de lo que desea evaluar.

Cultura de la objetividad: La mayor parte de los profesores buscan ser los más justos al momento de evaluar y pretenden medir los aprendizajes de una forma adecuada. Este acto oculta muchos vicios en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Cultura del éxito: En esta dinámica interviene tanto docentes, como alumnos y padres de familia. Un ejemplo claro es cuando los padres exigen a sus hijos aprobar ante un promedio mínimo, los alumnos se sienten satisfechos cuando un docente los aprueba sin problema alguno y se conforman solo con aprobar sin analizar lo que realmente les generó un aprendizaje significativo.

Cultura de lo palmario: Lo que no es tangible en el proceso de evaluación es lo que se denomina en el mundo oculto, es decir pasa desapercibido y por lo tanto ingresa a un segundo plano. Por ejemplo, las emociones, los sentimientos, la satisfacción interior, apenas tiene cabida en el contexto escolar.

Cultura de la inmediatez: Los resultados obtenidos de este proceso evaluativo se manifiestan de forma inmediata. Lo que verdaderamente importa es obtener una calificación aprobada para que este acto sea premiado de forma rápida.

Cultura de la trampa: Como el objetivo principal de los alumnos es aprobar de forma cualitativa, es válido desde su punto de vista copiar, soplar en un examen o inclusive recibir un apoyo extra se hace una práctica habitual. Por otra parte, si se trata de quedar bien los docentes suelen pedir a los alumnos que presentan un mayor rezago que no acudan los días de evaluación.

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