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¿CÓMO HA AFECTADO LA CRIMINALIZACIÓN DEL POBRE EN LAS RELACIONES SOCIALES COTIDIANAS?


Enviado por   •  9 de Agosto de 2017  •  Ensayo  •  1.368 Palabras (6 Páginas)  •  510 Visitas

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¿CÓMO HA AFECTADO LA CRIMINALIZACIÓN DEL POBRE EN LAS RELACIONES SOCIALES COTIDIANAS?

Resumen: Este trabajo pretende abordar el aspecto que corresponde al desprestigio social que se atribuye a priori a una persona que muestra los distintivos característicos de pobreza, “el sujeto pobre” que se observa afectado por un estigma social que lo persigue por doquiera que se conduzca en su vida cotidiana, sesgando significativamente las posibles oportunidades de desenvolvimiento y convivencia con otros semejantes dentro de una misma sociedad, en razón de existir una sutil coincidencia entre el punto de carencia -privación, necesidad y vulnerabilidad- que sus mismas circunstancias personales de vida le imponen, con aquellas constituyen los parámetros de un perfil criminal.

Palabras Calves: Pobreza, Pobre, Exclusión Social, Criminalización, Relaciones Sociales.

Introducción: El termino exclusión social no es novedoso por sí mismo, y desde siempre los excluidos han sido quienes se posicionan a la orilla del camino del progreso general, es decir, dentro de un contexto social “…los que quedan afuera y no están en condiciones de entrar…” (Nun, 2001). La historia nos enseña y permite analizar cómo es que los cambios sociales generan un proceso de adaptación y durante el transcurso del cambio algunas personas pueden verse afectados por diversas causas y factores, sin embargo, lo que no nos define la historia es la manera de no incurrir en estos parámetros de afectación, o al menos, reducir la magnitud de dicho impacto. De las ideas de Ayos E. respecto de la exclusión social podemos entender que el fenómeno no reside tan sólo en las disparidades entre los más favorecidos y los más desfavorecidos de la escala social, sino también en las que existen entre quienes tienen un lugar en la sociedad y los que están excluidos de ella.

La implicación de pertenecer a la categoría de excluidos implica al menos uno de los siguientes conceptos a saber: carencia, necesidad, vulnerabilidad, pobreza, miseria, privación, rechazo, marginación, marginalidad, insatisfacción, frustración, discriminación, inadaptación, abandono.

A su vez, estas nociones son percibidas como rasgos negativos dentro de nuestra manera de pensar, pues existe la creencia general de que quienes se identifican con esos conceptos son proclives a mostrar hábitos o conductas rechazadas por nuestra sociedad. Esta manera de prejuzgar la apariencia es la que genera la “criminalización del pobre”.

Desarrollo: Las personas que experimentan condiciones de pobreza son percibidas como peligrosas al ser relacionados con la violencia y el delito. La exclusión que sufren los ha colocado al límite de su propia subsistencia, exponiéndolos cada vez a más situaciones de violencia y delito, que permiten justificar dicha exclusión inclusive frente a los medios de comunicación. Estos constituyen un acto de estigmatización muchas veces injustificado.

En nuestra sociedad actual en cuanto al control de la miseria, la dinámica para combatir la pobreza significa dar carta blanca a las fuerzas represivas del Estado, para que efectúen una persecución cada vez más agresiva sobre los que ha considerado criminales, peligrosos e indeseables, llegando a ser tratados de basura humana que debe ser exterminada (violentando sus derechos humanos).

La política criminal adquiere una tendencia enmarcada en la intolerancia, pues busca combatir, con uso de la fuerza, a los delincuentes callejeros quienes por coincidencia están relacionados con las personas integrantes de las clases sociales más bajas de la población, mayoritariamente constituidas en situación de pobreza.

El pensamiento de Ayos E. nos propone que, existe un nivel de conciencia que las personas pertenecientes a una sociedad comparten entre sí en términos generales como una carga emocional colectiva, que puede dirigirse a favor o en contra de un objeto determinado, y que los predispone a una acción/reacción igualmente compartida en relación con las creencias y afecciones que por mayoría se tienen de ese objeto.

Se ha identificado en las personas constituidas en situación de pobreza como grupos difusos de enemigos internos, percibidos con temor, frente a los cuales pareciera que todo vale, pues el enemigo debe ser combatido, contenido, corregido, neutralizado, eliminado, pero jamás resocializado, pues eso, a decir verdad, resulta demasiado costoso y comprometido, menos si se puede contar con la alternativa mágica de la solución penal.

Ahora bien, aparentemente existe un umbral de tolerancia muy sutil que permite que sea posible que las personas que se ubican en estado de lasitud no se conduzcan de manera negativa y perjudicial para ellos mismos ni para otras personas, no obstante esa sutileza no se ubica en las causas que colocan a la persona en estado de vulnerabilidad ni en las circunstancias que lo mantienen en bajo esa condición.

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