DEL TEATRO A LAS FOBIAS
Enviado por Maria Alejandra Caicedo Godoy • 19 de Noviembre de 2018 • Práctica o problema • 420 Palabras (2 Páginas) • 274 Visitas
DEL TEATRO A LAS FOBIAS
En el texto de Héctor Abad Faciolince “Contra el teatro” para el periódico El Espectador en la sección de opinión de marzo 25 2012, expresa algunas fuertes opiniones acerca de este arte y de quienes lo hacen posible, asunto que produce controversia en sus lectores como en el caso del actor Fabio Rubiano, quien se siente bastante aludido con la opinión de Abad, de modo que no espera para responderle también en la sección de opinión de la revista Arcadia en su texto “El miedo provoca lo temido”.
Abad expresa su fobia por el teatro, comparándola con la fobia que sienten muchas personas hacia los sapos, o también los aviones, indica que se le hace un espectáculo ridículo y más cuando siente pena ajena por los actores, quienes realizan gesticulaciones exageradas en el ejercicio de su profesión, que a pesar de ser un arte muy antiguo promovido por genios, personajes honorables a lo largo de la historia, para él el teatro solo estuvo vivo en ese tiempo, hace siglos, y solo le parece arte en las páginas de un libro. A lo que el Actor Fabio Rubiano explica con detalle la importancia de los actores en la actualidad, que este arte no está muerto y que sus comparaciones con las fobias hacia los sapos y otras que puede tener la sociedad no tienen punto de comparación con este asunto.
Con respecto al tema del teatro es de resaltar que hace parte del desarrollo de las sociedades, por lo tanto no me parece tan grave como lo pinta el señor Abad, por el contrario creo que Rubiano tiene razón y ha hecho buen uso de las herramientas para aclarar el tema al que se refiere el señor Héctor debido a su fobia, que a lo mejor no debería ser tanta. Como bien lo dicen las sabias palabras de Sófocles “Para quien tiene miedo, todo son ruidos” y esto es literalmente lo que le sucede al señor Abad, tal vez podría ser que él no sea capaz de representar un papel en las tablas como lo haría Rubiano y esto se ha convertido en un miedo que le lleva a no poder disfrutar de este hermoso y complejo arte, razón que a la final le hace ver todos los peros y deja de valorar el arduo trabajo de los actores al representar vidas, carácter, situaciones que no son suyos, pasando de una obra a solo “ruidos” exagerados y gesticulaciones que le hacen sentir pena ajena.
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