DESIDIA GEOGRÁFICA . Los orígenes de lo Caribe
Enviado por Karl Heinz • 29 de Marzo de 2016 • Informe • 12.789 Palabras (52 Páginas) • 215 Visitas
DESIDIA GEOGRÁFICA
TALLER GRUPAL: Máximo ( ) estudiantes
Concéntrense en la lectura del texto para lograr una buena comprensión y un buen análisis.
NO DEBEN ENTREGAR TRABAJO, SOLO SUSTENTACIÓN, EL EXPOSITOR SERÁ ESCOGIDO.
1. Afirma Avella Esquivel “El Caribe aparece más como una localización que como un contexto, más como algo que contiene una región, que como algo que la forma, la identifica y le da sentido”. A partir de la anterior afirmación responder:
- A qué se refiere el Caribe como localización?
- Por qué entender el Caribe como contexto y no como localización?
- Qué identifica y le otorga sentido al Caribe?
2. Para Francisco Avella y Gustavo Bell Lemus cuáles son los orígenes de la palabra Caribe?
3. A partir el siglo XVIII el Caribe –y por ende el Mar Caribe- van adquiriendo diferentes connotaciones acordes a las dinámicas entre las potencias europeas que se disputaban este territorio. Elaborar la cronología (secuencia de años) del Caribe desde siglo XVIII hasta el siglo XX apoyándose en las fechas y hechos que brinda el texto.
4. Según Bell Lemus ¿en qué momento, por qué y cómo desaparece el Caribe?
5. Presentar evidencias donde se aprecie la “desidia geográfica”. Para ello realizar una revisión de textos, medios masivos de comunicación, discursos, intervenciones, publicidad, entre otros. Esta información se debe organizar y presentar de manera creativa acompañada de una reflexión y propuesta en relación la temática ¿Costa Atlántica? No. Costa Caribe.
6. ¿Qué consecuencias tuvo para la navegación y la delimitación del mar Caribe el invento del reloj de Harrison?
7. ¿Qué territorio geográfico comprende hoy la Española?
DESIDIA GEOGRÁFICA
¿Costa atlántica? No: costa Caribe. 2006. Gustavo Bell Lemus. En: El Caribe en la Nación colombiana. X Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado. Museo Nacional de Colombia, Observatorio del Caribe colombiano, Bogotá.
A mediados de 1995, a raíz de que en los mapas de Colombia que El Tiempo utilizaba para ilustrar sus informaciones se utilizaba el término océano Atlántico para designar el mar Caribe y, en consecuencia, al referirse a la costa norte del país decía Costa Atlántica, le envié una nota al entonces defensor del lector de dicho diario, Leopoldo Villar Borda, llamándole la atención acerca de que, en estricto sentido, Colombia no tenía costas sobre aquel océano, sino sobre el Caribe y que, por lo tanto, el término correcto para referirse a la costa norte de Colombia debía ser “Costa Caribe”.
En su respuesta, Villar Borda, después de consultar los atlas del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, reconocía que efectivamente Colombia no posee costas sobre el océano Atlántico sino sobre el mar Caribe y que ésa, en estricto sentido, es la expresaron correcta. Sin embargo, decía que la tradición de más de cien años hacía que el término fuera válido y legitimo, es decir, simplemente se apelaba a la tradición, a la costumbre, para legitimar el término “Costa Atlántica”.
En este trabajo, que realizo desde hace años, pero que aun concibo como preliminar, busco una explicación al origen de esa tradición, de esa costumbre, con el fin, de plantear una hipótesis, por supuesto, sujeta a controversias a debates.
En 1993, a raíz de la firma de un tratado de delimitación de áreas marítimas con jamaica, durante el gobierno del presidente César Gaviria, para lo cual éste viajé a Kingston, la prensa colombiana registré el hecho con cierto despliegue y trajo a colación la importancia que Jamaica había representado para nuestra historia.
Al final de ese mismo año, en una entrevista a quien iba a ser más adelante vicepresidente de la república, Humberto de la Calle Lombana, él criticaba el sistema de educación colombiana, en particular la secundaria, por el excesivo provincialismo. Y haciendo referencia a la firma de ese tratado y a la manera como la prensa lo había registrado, dijo lo siguiente: “¿Quién sabía hasta hace pocos días que somos vecinos de Jamaica?”.
La verdad es que a comienzos del siglo XIX la pregunta hubiera sido al revés: ¿Quién no sabía que Jamaica era vecino de la Nueva Granada? Porque -y lo vamos a ver más adelante-, si alguien o, más bien, si alguna colonia extranjera jugó un papel definitivo en la independencia de la Nueva Granada, fue Jamaica. Y si de algo sabían los neogranadinos, más allá de la costa norte, era de la existencia precisamente de Jamaica. Por ello, la pregunta hecha a comienzo del siglo XIX y hasta su primera mitad hubiera sido al revés: ¿Quién no sabe que Jamaica estaba frente a las costas colombianas?
Pero ello varió sustancialmente hasta el punto que en 1994, el Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la Oficina de Longitudes y Fronteras, publicó un libro sobre los límites de la República de Colombia en el que decía literalmente: “…linda al norte con el océano Atlántico desde el cabo Tiburón hasta el sitio denominado Castilletes en la costa oriental de la península de la Guajira”. Como lo señale oportunamente, todavía hasta comienzos de la década de los setenta, en los atlas oficiales del Instituto Geográfico Agustín Codazzi aparecía como límite norte de Colombia, el océano Atlántico.
No es gratuito que el Ministerio de Relaciones Exteriores incluyera, entonces, en esta documentación oficial el límite norte de Colombia con el océano Atlántico. No hacía más que recoger lo que decía Leopoldo Villar Borda, en el sentido que esa había sido la tradición colombiana desde mediados del siglo XIX. ¿Qué hay, pues, detrás de esa tradición? ¿A caso siempre fue así? ¿Cuándo y cómo surgió esa tradición? La toponimia colombiana está atravesada por factores políticos, culturales o sociológicos.
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